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Los ‘Insert Coin’ (I)

Los ‘Insert Coin’ (I)
Los ‘Insert Coin’ (I)larazon

Si queremos prosperar, que nos respeten, ser alguien en la vida y no pasar por ella como un vegetal o un parásito, debemos observar a los que he denominado los ‘Insert Coin’ de nuestra sociedad, y tomar ejemplo de lo que no debemos hacer para no pasarnos la vida como coloquialmente se dice “haciendo el egipcio” y con la filosofía de que lo mío es mío y lo demás también.

Los Insert Coin actualmente no tienen edad ni clase social, aunque si echamos la vista atrás como os contaré posteriormente, este problema no es solo de nuestra época, sino que siempre ha existido ese personaje que vive de chupar la sangre a los demás sin importarle las consecuencias, aunque hay que reconocer que la Generación Insert Coin como tal, está incrustada en nuestra sociedad actual, de ahí el éxito de programas televisivos como “Supernanny” o “Hermano mayor”, que nos quieren enseñar a hacer lo indecente medio decente.

Ahora nos podemos encontrar con niños pasando por adolescentes, jóvenes y adultos con canas cuyo único objetivo es vivir del prójimo sin dar un palo al agua. Una lacra de personas irresponsables e inmaduras que hacen que nuestra sociedad no avance como es debido. No saben comportarse en sociedad, hablan cuando no tienen que hacerlo, cuando van a las reuniones familiares lo hacen a deshora, cambian el canal de televisión sin preguntar, ponen a sus padres en un compromiso delante de los demás, les dan arrebatos de ira cuando no consiguen lo que quieren, no respetan las normas de convivencia...

¿Quién no conoce a un Insert Coin? Venga, empecen a pensar y a observar dentro de sus familias, sus amigos, sus conocidos, sus vecinos, de sus compañeros del colegio, del instituto, de la universidad, del trabajo... e incluso hijos de famosos. Estoy seguro que alguno se adapta a la descripción. Personalmente llevo observando a uno muchos años y puedo hablar con conocimiento de causa. Con ellos se cumple este principio: “Cuanto menos valen más caros cuestan”.

Tenemos a los Niños Insert Coin, los cuales, desde que empiezan a hablar, también empiezan a pedir con tan buena suerte de que todo se lo conceden y nadie se atreve a decirles que no, y encima les piden opinión sobre lo que más les gusta o si les apetece una cosa u otra, por lo que terminan convirtiéndose en tiranos consentidos que solo funcionan con cosas materiales.

Esos niños crecen y con ellos los caprichos cada vez más caros; llegamos a los Adolescentes Insert Coin. Como nadie les ha dicho nunca a nada que no y no conocen el valor real de las cosas, pues ellos piden y exigen. Para empezar quieren el mejor móvil del mercado -ellos no pueden ir con uno barato, eso es de pobres-, un pc y una tablet para estar todo el día conectados a Instagram y Twitter. La Playstation, la Xbox, la PSP, la ropa de marca... pero no cualquier cosa, ellos quieren el último grito. A esta edad empiezan a fumar, a beber y a tomar sustancias prohibidas, y como no trabajan hay que darles una paga para que se sufraguen los gastos que ello ocasiona. A esto hay que sumar el dinero de libros, colegios, clases particulares... que no aprovechan, porque a ellos no les interesa ni saber ni aprobar; ¿para qué? Si cada vez que abren la boca para que no se enfaden y empiecen a dar patadas a todo o a romper las cosas les dan lo que piden... Sin ningún remordimiento, son capaces de acabar con los sueldos de los padres, con las pensiones de los abuelos, con las huchas de sus hermanos... pero ellos siempre son víctimas, nunca culpables. No les preocupa en absoluto si sus padres se levantan a las siete de la mañana y se tiran todo el día trabajando, mientras que tengan wifi para descargarse música, juegos y películas, comida y ropa limpia, calefacción, aire acondicionado... todo les resbala, se van dejando las luces encendidas, los grifos abiertos... para qué pensar en las facturas, ese no es su problema.

En muchas de mis entrevistas he dicho que está muy bien ser buenos padres, pero también tenemos que ser buenos hijos y hacernos responsables de nuestras propias vidas desde pequeños.

Y de adolescentes pasan a Jóvenes Insert Coin, ya teniendo consolidado todo lo anterior, es decir, la ropa, el móvil, los dispositivos electrónicos, los vicios... Nuestro Insert Coin quiere una moto, ya no puede ir andando, sus amigos viven lejos y además la tienen, y, por supuesto, los padres le tendrán que conceder el deseo, porque otra cosa no, pero a cabezonería no les gana nadie. Son capaces de insistir hasta la extenuación con tal de ver su deseo satisfecho, ellos solo tienen derechos, nunca deberes.

Ahora ha llegado el momento de apuntarse al gimnasio; entonces otra vez hay que echarles monedas para ropa del gimnasio, la mensualidad, los batidos de proteínas... Ya han prometido a sus padres que van a estudiar pero nunca lo hacen, solo se preocupan de poner la mano los fines de semana y entre semana descansar y mirarse al espejo. No contentos con eso también piden dinero para la peluquería, para la depilación, para los rayos UVA, para los tatuajes, para los piercings y, por supuesto, no les puede faltar el perro con los gastos de comida, vacunas, chip, veterinario...

El Insert Coin llega un día que cumple 18 años y ¡ta, ta, ta chán! ¿Qué quiere? Sacarse el carné de conducir y que le compren el coche, ya no quiere la moto, que en invierno hace mucho frío. Entonces le pagan la autoescuela, le compran el coche -porque si no sus padres pasarán frío en la moto-, le pagan la gasolina, las revisiones, las reparaciones ¡y las multas!

Continuará la próxima semana...