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Sevilla en el siglo XVI: la metrópoli de Europa en «La Peste»

Sevilla en el siglo XVI: la metrópoli de Europa en «La Peste»
Sevilla en el siglo XVI: la metrópoli de Europa en «La Peste»larazon

Se dice que en el XVI, vivió su «siglo de plata» porque aquel metal era el que circulaba con más frecuencia en el puerto, epicentro de la ciudad, dada la cantidad de tráfico marino que generaba el comercio con las Indias, lo que le dio a la ciudad una vitalidad comercial que no tenía parangón en aquella época. Esa situación se podrá ver en “La Peste”, la serie original de Movistar+, que se lanza el próximo mes de enero. El diseño de la capital hispalense era un ejemplo del mestizaje cultural y social. Se mantuvo la tradición de los edificios con influencias moriscas y judías, ya que seguían formando parte de su población, aunque en una situación marginal. Sin embargo, la influencia del Renacimiento venido de Italia trajo nuevos proyectos más monumentales, así como vías más anchas y soleadas. Parte de los monumentos que hacen de Sevilla un destino turístico de primer orden fueron construidos en esos años. Entre ellos figuran La Catedral, la Lonja, posteriormente convertida en el Archivo de Indias, la Giralda y la Casa de la Moneda, entre otros. Los cristianos también aportaron nuevos criterios arquitectónicos como la proliferación de plazas delante de los templos y palacios. No hay que olvidar la muralla. Con una extensión de seis kilómetros, marcaba los límites de la ciudad. Como la mayoría fue creado para la defensa y, durante la peste, una pandemia, que al parecer trajeron en sus ropas unos gitanos desde Cádiz, que se cebó entre las clases populares y causó la muerte de entre 60.000 y 70.000 personas,también como cordón sanitario.

El gran problema, aunque los dirigentes de la ciudad lo ignoraron durante décadas, fue la salubridad. Abundaba la basura en las calles, ya que la población estaba acostumbrada a tirar los desperdicios a la vía pública. Tampoco eran escasos los materiales de construcción, el estiércol y el polvo. No se podía andar ni a pie ni a caballo. En el portal “alma mater hispalense” se habla de que en 1597 se condenaba a diez días de cárcel y una multa de 20 maravedíes al esclavo o criada que arrojasen aguas sucias y enjabonaduras por las ventanas de las calles. Todo esto se podrá ver en “La Peste”, la nueva serie original de Movistar+ que estará disponible al completo a partir del 12 de enero en la plataforma. El puerto de Sevilla era un lugar estratégico. A 100 kilómetros del mar, estaba resguardado de los ataques del exterior y del contrabando, lo que significaba el enclave más adecuado para los convoyes de barcos que iban y venían de las Indias.

En 1591, la ciudad tenía casi 116.000 habitantes. Convivían, no sin dificultades, los nobles sevillanos, entre los que destacaban los Medinasidonia, Arcos, Medinaceli y los marqueses de Tarifa. Entre las clases populares, los más emergentes eran los comerciantes que vieron una oportunidad gracias a las relaciones con las Indias. Los funcionarios, médicos y cirujanos tenían también una posición de privilegio. Los artesanos provenían de las clases modestas y se integraban en distintos gremios. Por supuesto, parte del poder se articulaba en torno a la Iglesia y los clérigos. En las capas más bajas de la sociedad estaban los moriscos, los judíos conversos, los esclavos -provenientes de Guinea y Etiopía-, los gitanos y los pícaros y mendigos. Ésa es la Sevilla que recrea con mimo y esmero Alberto Rodríguez en la serie de seis episodios “La Peste”, de Movistar+, y en ella se desenvuelve uno de los protagonistas de esta ficción con trazas de “thriller”: Mateo, condenado por la Inquisición y que solo conseguirá el perdón del Santo Oficio si descubre quién está asesinando a miembros destacados de la sociedad sevillana. A través de 130 localizaciones en exteriores en Andalucía y Extremadura para las que se contrataron a un equipo técnico y artístico de más de 200 profesionales, el director ha rodado en lugares tan emblemáticos y relevantes como las Atarazanas, el Alcázar de Servilla, la Casa Pilatos, Itálica y palacios y conventos. La estética de la serie tiene como punto de partida la escuela de pintura sevillana y sus claroscuros.