Feria de San Isidro

«Buscapán», el toro bueno de la mansada grande

Miguel Abellán saludó con protestas en el segundo y Luque dio una vuelta al ruedo

Miguel Abellán en un derechazo a un toro de El Puerto de San Lorenzo
Miguel Abellán en un derechazo a un toro de El Puerto de San Lorenzolarazon

- Las Ventas (Madrid). Decimonovena de feria. Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo, hondos y serios de presentación. El 1º, noblón pero con pocas revoluciones; el 2º, de buen juego, se entrega con transmisión en el viaje; el 3º, rajado,sosote y de embestida muy lenta; el 4º, complicado y por dentro; el 5º, movilidad con complicaciones; el 6º, devuelto y sobrero de Pereda, manejable, repite aunque le falta humillar en el viaje. Tres cuartos largos de entrada.

- Antonio Ferrera, de nazareno y oro, pinchazo, estocada caída, descabello (silencio); y pinchazo, estocada corta, (silencio).

- Miguel Abellán, de verde hoja y oro, estocada contraria (saludos); y estocada, descabello (silencio).

- Daniel Luque, de verde botella y oro, nueve pinchazos, aviso, uno hondo, descabello (silencio); y aviso, buena estocada (vuelta al ruedo).

En décimas de segundo supimos qué pasaba con la moneda que recién tiraba al aire Antonio Ferrera. Cuarto toro de la tarde, segundo de su lote, el torero en el centro del redondel, y el toro, aquella locomotora veloz y trepidante en el tercio. ¡Cómo sabía Ferrera lo que venía después! Citó al toro, igual ni eso, y apretó el animal el velocímetro con la obsesión de ganar esa carrera y en estos casos suele haber hueco para un solo vencedor. Era el segundo par de banderillas. Corrió fuerte también Ferrera, desde el principio, y aun con esas, a todo motor, fue impresionante cómo clavó en la misma cara del toro en un encuentro atronador. No había ahí ni un miajita de mentira. Ni espacio para haberla. El siguiente fue en el tercio, al quiebro, con poco tino pero la exposición transparente. Recortó después el toro, muy asqueroso en la muleta, por dentro. La mansada de El Puerto de San Lorenzo se iba poniendo desagradable según avanzábamos, de mitad de corrida para adelante. Se justificó Ferrera con este y había intentado el toreo desmayado y clásico con un primero, muy noble, incluso con cierta clase pero con un cero en transmisión.

El segundo vino a salvar los muebles al ganadero salmantino. Fue el único toro de la divisa titular que reunió unas cuantas virtudes de las diferenciadoras: la de embestir muy por abajo, vivo y con transmisión. “Buscapan” de nombre. Le tocó en suerte a Miguel Abellán y firmó una faena larga, firme podemos decir, pero la sintonía con el toro no alcanzó cotas mayores que las del paso del tiempo y la suma de pases. Y así uno y otro sufrieron ese contagio sin que pasara nada.

Se hartó a pinchar Luque a un tercero que antes se había cansado de mansear sin disimulo, como si estuviera premiado el descaro. Lo hizo de salida, yéndose a la puerta de toriles, antes, durante y después y allí acabó, aunque Luque en los comienzos de faena ya le marcó el camino. Insistió en el trasteo a pesar de que el toro iba al paso, muy despacio, yéndose y con escasísimo brío. Se le echó la hora encima para entrar a matar. Segundos tardó en desplomarse el sexto, sobrero de la ganadería de José Luis Pereda, al encontrarle la muerte fulminante en una gran estocada. Ponía fin a una faena a un toro altón que repitió en el engaño, con la cara alta pero iba para volver otra vez. Daniel Luque en mitad de faena dejó una tanda muy robusta. Después llegaron los enganchones, bajó ese nivel que recobró con una estocada de nota. Como no hubo oreja, dio una vuelta al ruedo. A pesar de ello, lo mejor de Luque lo habíamos visto antes, con la capa, en los remates, más despacio que la cámara lenta, pero en la realidad.

A Miguel Abellán le tocó vérselas en la segunda parte de la corrida, cuando la mansedumbre se puso mucho más irreverente, con un quinto que tenía movilidad, complicada y por dentro. Oficio y años en esto para acabar. Ponía punto final también a su San Isidro.

Morante torea su único compromiso de San Isidro

Toros de Alcurrucén para Morante de la Puebla, El Juli y Sebastián Castella, la ganadería extremeña tiene hoy su segunda aparición en el coso madrileño. Lidiará Morante de la Puebla su único festejo en Madrid esta temporada, esperando obtener mejor resultado que el año pasado. El Juli tendrá su primera venteña intentando revalidar la oreja del curso anterior. Sebastián Castella es el único matador que ya ha toreado en esta feria logrando un trofeo.