Reino Unido

Cameron abre la batalla por la sucesión en Reino Unido

George Osborne, Boris Johnson y Theresa May
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A seis semanas de las elecciones, el «premier» británico sugiere que no concurrirá a un tercer mandato en 2020.

David Cameron ha conseguido todo el protagonismo en la recta final de las elecciones generales al anunciar que no se presentará a un tercer mandato. La noticia acaparó ayer todos los titulares y cogió por sorpresa a los mismísimos asesores de campaña. Y es que, en ningún momento, la confesión estaba planificada. Es más, los expertos coinciden en que no juega en beneficio del «premier». Primero porque, tal y como expresaron sus enemigos políticos, resulta «soberbio» adelantarse a ese escenario cuando todavía no ha conseguido un segundo mandato y las encuestas le sitúan empatado con la oposición laborista. Segundo, porque inicia ahora una carrera por el liderazgo que desviará la atención de los objetivos marcados por el Partido Conservador para la cita electoral del próximo 7 de mayo.

Lo cierto es que al primer ministro le pillaron fuera de juego. La BBC realizaba un reportaje y le entrevistó en un ambiente distendido en la cocina de su casa de Oxfordshire en compañía de su mujer Samantha. Mientras cortaba zanahorias, el periodista le preguntó por cómo veía su futuro. «Dos legislaturas son maravillosas, pero tres podrían ser demasiadas. Definitivamente llega un momento en el que sería bueno tener otro líder. Y en el partido hay un montón de talento. Estoy rodeado de gente muy buena».

Durante la conversación, el «premier» también asegura que los líderes políticos no deben verse a sí mismos como «indispensables» y agrega: «Los países, al igual que las grandes organizaciones, se benefician de un liderazgo fuerte y consistente, pero llega un momento en el que tiene que haber una agenda nueva. Voy a estar durante un segundo mandato completo, pero creo que después, será el momento para un nuevo liderazgo».

En el reportaje, en el que se intenta hacer un perfil más humano, se puede ver al «premier» animando al equipo de fútbol de su hijo y de compras en la carnicería local. También hay un momento en el que rinde homenaje a su mujer y la culpa de mantenerle «sano» en Downing Street. Por su parte, Samantha asegura que espera que tanto ella como los niños «le ayuden a mantener las cosas en perspectiva y tener los pies sobre la tierra en las escasas ocho semanas que quedan para las urnas».

En definitiva, que la cadena pública trataba de mostrar la cara más amable del candidato, al igual que se hizo con el líder de la oposición, Ed Miliband. Pero nadie esperaba que la entrevista generara luego tanto ruido.

Tony Blair anunció en 2004 que no buscaría quedarse en el número 10 para un cuarto mandato. En su caso, la intervención fue meticulosamente preparada. Aunque luego se demostró que había sido un error, ya que le quitó parte de autoridad y abrió el camino pactado para la llegada de Gordon Brown. No obstante, las declaraciones del aún líder «tory» tienen lugar después de que circulasen ciertos rumores sobre la posibilidad de que, en caso de ganar los comicios, dimitiera tras convocar el referéndum que ha prometido sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Por lo tanto, algunos analistas consideran que más que un «lapsus», sus comentarios venían a despejar cualquier tipo de dudas.

En cualquier caso, el líder del euroescéptico UKIP, Nigel Farage, señaló ayer que la lucha por la dirección del Partido Conservador reavivará ahora la guerra civil que siempre ha habido en la formación. Mientras el ala más radical es partidaria de abandonar la Unión, la más moderada –en la que se encuentra Cameron– aboga por negociar previamente un acuerdo con Bruselas.

En un intento infructuoso por restar importancia a toda la polémica, un portavoz de Downing Street señaló que Cameron no tenía nada descartado. «No es parte de ningún plan. Seamos serios, estaba cortando zanahorias en ese momento», matizó. «El ‘premier’ definitivamente no ha descartado postularse. Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él», añadió. Con todo, durante su entrevista, el primer ministro no deja lugar a dudas y habla incluso de los tres nombres llamados a sustituirle: Theresa May, George Osborne y Boris Johnson. La ministra del Interior siempre ha estado muy bien posicionada. Muchos la ven como la nueva Margaret Thatcher, pero uno de sus asesores señaló ayer que ahora estaba centrada en luchar contra el extremismo yihadista sin entrar en más detalles.

Por su parte, el responsable del Tesoro siempre ha sido la mano derecha del primer ministro. Su buen hacer para conseguir la recuperación económica le ha valido todo tipo de elogios, pero le falta carácter y con el Partido Laborista quedó comprobado que convertir en «premier» al hombre que había estado centrado en la Economía es una estrategia que no funciona. Por último, está Borish Johnson, el excéntrico alcalde de Londres, uno de los personajes más populares del panorama nacional. Su verborrea no deja a nadie indiferente y aunque siempre se ha dicho que sus deseos eran acabar en el número 10, dentro de la formación tiene bastantes enemigos que le ven más como un bufón que como un candidato serio a tener en cuenta. En cualquier caso, Johnson también eludió ayer hablar del tema.

Douglas Alexander, jefe de estrategia de los laboristas, señaló que los conservadores siempre se habían centrado más en sí mismos que en los votantes. «Es típicamente arrogante de David Cameron presumir de un tercer mandato «tory» en 2020 antes de que al pueblo le hayan dado la oportunidad de expresar su opinión para estas elecciones. En Reino Unido, es el pueblo quien decide quién debe estar en el poder, no el primer ministro». Por su parte, un portavoz del Partido Liberal Demócrata, socio en la coalición actual, aseguró: «Es increíblemente presuntuoso por parte de David Cameron preocuparse de un tercer mandato, semanas antes de las elecciones generales. Él debe pasar un poco más de tiempo justificando sus peligrosos recortes en vez de agonizar sobre su propio legado a largo plazo».