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Caótico reparto de la ayuda internacional

La cifra de muertos supera los 4.000, mientras los equipos de rescate, a los que se han sumado los españoles Bomberos Sin Fronteras, intentan acceder a poblados aún sepultados

Un grupo de nepalíes son evacuados por las fuerzas indias
Un grupo de nepalíes son evacuados por las fuerzas indiaslarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@69f48aa5

El caos en el que aún se encuentra sumida Katmandú ha convertido a Nueva Delhi, con su gran aeropuerto internacional y sus modernas comunicaciones, en la cabeza de puente utilizada para concentrar la ayuda humanitaria con destino a Nepal, la pequeña nación del Himalaya arrasada el sábado por un seísmo que ya se ha cobrado más de 4.000 víctimas mortales y 7.000 heridos. Se prevé que el número total de víctimas se incremente significativamente en las próximas horas, cuando los equipos de rescate puedan acceder a las devastadas regiones del oeste de Nepal, donde se teme que numerosas aldeas, de pocos cientos de habitantes, hayan quedado sepultadas por las rocas.

A medida que el embudo logístico en el que se ha covertido el aeropuerto de Katmandú empieza a desbloquearse, la ayuda humanitaria enviada por la comunidad internacional comienza a llegar como sangre arterial para prestar asistencia en una capital arrasada en la que, de la noche al día, han brotado ciudades enteras de precarias tiendas donde los nepalíes se cobijaron en la segunda noche que pasan al raso por temor a que nuevas réplicas derrumben lo poco que queda en pie. Los precarios campamentos sufrieron la noche del domingo la aparición de la lluvia, que se espera que continúe las próximas horas. Miles de personas permanecen en la calle o en alguno de los quince campamentos habilitados por el Gobierno en Katmandú, apenas unas rústicas carpas, por temor a que las estructuras de sus casas cedan. La aparición de la lluvia no sólo dificulta la situación de la población, sino que prácticamente paraliza la llegada de ayuda al aeropuerto de Katmandú. Fuentes oficiales indias confirmaron que el domingo un avión con ayuda de la Fuerza Aérea india no pudo salir por culpa del clima. Un equipo de Bomberos Sin Fronteras compuesto por 12 efectivos y dos perros partió ayer desde Barcelona para sumarse a las tareas de rescate en la capital.

Paralelamente, la réplica de 6,7 grados en la escala de Richter del domingo, una de las más de 40 que se han producido desde el sábado, terminó de tumbar gran parte de las ya golpeadas comunicaciones en el país. En este momento, los servicios de internet y telefonía móvil están caídos en la nación asiática, sólo algunas líneas de telefonía fija están activas. El Gobierno ha solicitado ayuda internacional de todo tipo para poder dar respuesta a las necesidades de la población y afrontar las tareas de rescate. Varios países han enviado asistencia y la comunidad internacional se moviliza para hacer llegar toneladas de ayuda.

El Servicio Geológico de EE UU (USGS) informó de que la réplica tuvo su epicentro a 81 kilómetros al este de la capital nepalí. El movimiento telúrico se sintió en Nueva Delhi y en prácticamente todo el norte de India y en Bangladesh. El Gobierno nepalí ha llamado a la población a mantenerse alerta durante las próximas 48 horas ante la posibilidad de que los nuevos temblores terminen de derrumbar edificios afectados.

El terremoto ha evidenciado las carencias de personal y medios de los servicios de atención sanitaria de Nepal, que se han visto desbordados por el gran número de heridos dejados por el terremoto. El país, con una población de 28 millones de personas, sólo tiene 2,1 médicos y 50 camas de hospital por cada 10.000 habitantes, según la Organización Mundial de la Salud. Hasta el momento, muchos de los heridos graves en Katmandú han sido trasladado al Bir Hospital, que abrió en febrero con 200 camas. Sin embargo, los médicos se han visto desbordados y aseguran que necesitan mil camas más para atender a los heridos, que llegan en ambulancias y taxis. «El terremoto ha dejado en evidencia que el mejor hospital de Nepal no da abasto en el momento en el que ha tenido que atender a muchas personas en apuros», confesó a Efe Sarvendra Moongla, un cirujano jefe del centro.

Los niños con múltiples lesiones esperan a ser atendidos sobre el polvoriento suelo del hospital, mientras otros cientos de pacientes con fracturas de extremidades y cubiertos de sangre esperan su turno en las tiendas de campaña improvisada fuera del hospital, mientras sus familiares buscan agua potable y alimentos.

Miembros del Ejército indio ya están en las calles de la capital ayudando en las tareas de rescate y media docena de helicópteros de este país sobrevuelan la zona El primer ministro de Nepal, Sushil Koirala, pidió a sus compatriotas unidad ante el «gran desastre» del terremoto a su regreso de Yakarta, donde estaba de viaje.