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Cayetano Martínez de Irujo: «La Casa de Alba aún no es rentable»

Cayetano Martínez de Irujo lanza la marca de productos «gourmet» que deseaba Doña Cayetana

Cayetano Martínez de Irujo, en el palacio de Liria
Cayetano Martínez de Irujo, en el palacio de Lirialarazon

Uno de los salones del Palacio de Liria, donde pudimos observar una mínima parte de la impresionante pinacoteca y la colección artística que albergan sus paredes, fue el escenario de la presentación de los nuevos productos «gourmet» de la marca Casa de Alba, una aventura empresarial que comenzó Cayetano Martínez de Irujo con el objetivo de hacer rentables las 25.000 hectáreas familiares. Fue su madre quien tomó la decisión de designarle para la compleja labor de gestionarla.

Entre muchas «delicatessen», la carne es de color rojo intenso, posee una buena infiltración y es muy jugosa. Productos todos de primerísima calidad, elaborados con las materias primas procedentes de las tierras de Salamanca –carne y miel–, Córdoba –aceite– y Sevilla –cebada, trigo, miel y naranjas–.

El Conde de Salvatierra protagonizó una intervención emotiva, ya que en todo momento tuvo presente a su madre, la Duquesa de Alba: «Es un honor tener todavía la posibilidad de estar en esta casa, en la que he pasado toda mi vida. Y ahora que se ha ido mi madre, me iré yo también. Mi madre se ha ido hace poco y ha sido triste, pero ha vivido intensamente. Ella me animó a crear esta marca y no cabe duda de que tenemos su recuerdo, su legado, su popularidad y su grandeza. Tenemos su recuerdo más vivo que nunca», dijo con la voz casi entrecortada durante una rueda de prensa a la que no faltó su novia Melani Costa. Minutos después, ya relajado tras la degustación de los riquísimos productos, reconoció: «He sentido a mi madre con nosotros». Y es que su deseo era que esta aventura empresarial se llevara a cabo.

Sobre el porqué de la selección de estos productos y no otros, afirmó que «todos tienen un vínculo histórico de producción dentro de nuestras fincas. Siempre hemos poseído colmenas, avena, cebada, carne, aceite y cerdos». Para dirigir la empresa, al también duque de Arjona le resulta importante contar con los «partners» idóneos, porque «es fundamental trabajar y crecer con personas con las que te sientes bien», añade. Reconoce que ha optado por buscarlos «porque nosotros no podíamos hacer la inversión de producir. Al revés, la marca Casa de Alba es un brazo para intentar generar dinero, para modernizar la casa y aprovechar sus posibilidades de desarrollo, que tampoco son muchas, porque nunca puedes perder la esencia, las raíces». La línea «gourmet» es una de las iniciativas tomadas para rentabilizar el inmenso patrimonio artístico y cultural de la familia, unida a la exposición «El Legado de la Casa de Alba». Sin embargo, para crear el sello, no encontró dificultad alguna: «Conocíais a mi madre bastante bien. Era una persona que, de repente, todas las sugerencias que le propuse en los últimos cinco años, que para una mujer de su edad podían suponer un ‘‘shock’’ de modernización, las entendió enseguida». Se trata de una aventura cocinada a fuego lento, ya que fue en 2013 cuando la lanzó. El producto estrella es el aceite de oliva virgen extra, de la variedad picual, procedente de la Hacienda Buenavista, en la villa de El Carpio (Córdoba), 600 hectáreas de olivos de entre 300 y 400 años de antigüedad propiedad de la familia desde 1612. A la vez, y tras un ambicioso proyecto de modernización de las instalaciones de las fincas de Salamanca, se incorporó la carne de vacuno mayor. Su padre, Luis Martínez de Irujo, fue pionero en traer a nuestro país la raza charolesa. Y ahora es él quien retoma con ilusión la ambición de su progenitor de hacer productivo el campo: «Es un orgullo. He vuelto a rehabilitar y a reconducir las empresas agrícolas y parecía que tenía su voz guiándome desde arriba. Muchas cosas se perdieron cuando él se fue», confiesa Cayetano.

Sencillos y humildes

Le preguntamos si al ser la marca que es y quien está detrás, los críticos gastronómicos saborean y estudian con lupa cada alimento: «Yo creo que no, ya que han visto que somos sencillos, normales y humildes. Por eso nos tratan como a los demás». Sin embargo, ¿son productos fáciles de vender? «Somos conocidos de por sí, y eso es una ventaja. Además, empezamos a tiempo para aprovechar la enorme popularidad de mi madre. Que se creara la marca le hacía mucha ilusión y más hacerlo cuando todavía estaba con nosotros. Es algo que nos ha ayudado y la seguimos necesitando aunque ya no esté para posicionarnos. Hasta ahora hemos ido muy poco a poco para crear la base. El objetivo es dar el salto a la distribución y a la comercialización a un amplio nivel». Ella le nombró gestor y sus hermanos son los benefactores, y sólo, dice, le dio un consejo: que no hiciera caso a nadie: «Me dijo: haz lo que sientas, porque lo vas a hacer bien». Como empresario y emprendedor, se define como un mero aprendiz: «Soy decidido, pero no temerario. También humilde y me gusta aprender. En esta aventura, lo estoy haciendo, por eso me cuesta dar los pasos. Hoy en día, como emprendedor te recibe todo el mundo, pero nadie te ayuda. Él lo hace para hacer rentable la marca Casa de Alba, que todavía, asegura, no lo es. Tiene entre manos otros proyectos, lanzar más manjares –derivados de las naranjas, de las aceitunas, turrones, chocolates...– como los recién presentados, aunque hoy, repite, «está centrado en consolidar la comercialización en España, así como en la internacionalización». En Madrid los encontrará en El Corte Inglés, Vips, Aldeasa, Repsol, Mantequerías Bravo y Sybaris, así como en los principales centros «gourmet».

Cayetano Fitz-James dice ser comilón, y relata que «por eso me tengo que cuidar, pero no me cuesta. Soy bastante disciplinado. Me encanta la cocina y en Liria, tenía mi barra. Con las cocineras me gustaba ver qué había en los fogones y tomarme una tapa con ellas». Junto a su madre, le gustaba disfrutar de unos buenos huevos fritos con arroz: «A los dos nos encantaban. Siempre que venía a mi finca a comer, se los preparábamos». Prefiere las recetas tradicionales frente a la gastronomía de vanguardia. Es decir, mejor Landó, donde acostumbra reservar mesa, que DiverXO.

Cerveza, jamón y galletas

- La emblemática familia se atreve a elaborar una cerveza artesanal, rubia, suave y equilibrada, para cuya elaboración se ha asociado con cervezas Mica. Con ella podremos incluir a los Alba en nuestra m

- Para los ibéricos, como este jamón, se han unido a la familia empresarial de Julián Martín, de Guijuelo. Unos productos de primera calidad que llevan años gestándose de forma cuidadosa.

esa.

- Para las galletas de mantequilla se han aliado con Santa Teresa Gourmet. Las probamos de naranja, limón, canela y bañadas de chocolate, entre otros sabores.