Valencia

Crean un vino de naranjas valencianas

Crean un vino de naranjas valencianas
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El vino ha dejado de ser en exclusiva un producto elaborado con uvas exprimidas, ya que ahora las naranjas y las mandarinas clementinas valencianas le han robado el protagonismo a la hora de elaborar innovadores caldos como el "Tarongino", el primer vino de naranja del mercado. Con la experiencia de cinco generaciones dedicadas a la naranja, los tres hermanos de Naranjas Ché, con campos en la localidad valenciana de Sagunto, exportaban naranjas de cultivo ecológico por Internet, pero querían crear un producto nuevo con este cítrico tan autóctono.

"Pensamos en humus o mermeladas, pero todo estaba muy visto o los costes eran muy altos", según cuenta a EFE el director de la compañía, Guillermo Antelo.

Entonces descubrieron que en Sudamérica se aromatiza el vino blanco con frutas como mango o maracuyá, pero ellos querían "darle un valor añadido"y pensaron: "Si se puede hacer vino del mosto, ¿por qué no sacar vino de los cítricos?". A pesar de la importancia de la naranja en Valencia, "nunca a nadie se le había ocurrido convertirla en vino", por lo que estos hermanos decidieron embarcarse en la aventura de la mano de un enólogo que sabía "mucho de vinos pera nada sobre naranjas", según Antelo.

Firmaron un convenio con la Universidad Politécnica de Valencia y se enfrascaron en pruebas que, según el director, al principio eran "imbebibles", pues "había que afinar todos los parámetros de azúcar, temperatura de fermentación o época de recolección, muy diferentes en la naranja a los de la uva". La primera versión del vino de naranja llegó en el verano de 2013, tras un año de investigaciones en las que a base de "ensayo y error"consiguieron encontrar la fórmula secreta del "Tarongino".

"La gente piensa que es un vino blanco al que se le añade zumo de naranja o que es una bebida destilada como el licor; pero no, Tarongino es vino de naranja, un zumo fermentado con ayuda de levaduras", explica Antelo. A las uvas les han salido competidores como la naranja y la mandarina, dispuestas a darles al vino nuevos colores y sabores peculiares.

Según apunta Antelo, "el vino de mandarina es más seco y menos dulce, está entre vino blanco y sidra, pero con un toque de fresca acidez".

El vino de naranja "tiene un sabor más dulce e intenso pues es macerado con la corteza"y el de sanguina, conocida como naranja de sangre, "tiene un tono más rosado y un sabor que recuerda a las frutas del bosque, pues esta variedad de naranja comparte con ella numerosos componentes".

"Tarongino"no es un vino dulce o una mistela, es más ácido y es un producto muy suave, con 7 grados de alcohol, "más que una cerveza y menos que el vino", pues la naranja tiene menos azúcar que la uva. Incluso los paladares más sibaritas pueden caer en el engaño y confundirlo con un vino blanco afrutado, como comprobaron sus creadores con los alumnos del máster de catadores de la Denominación de Origen Valencia, donde hicieron una cata a ciegas con vino de mandarina.

Este proyecto familiar, que fue autofinanciado con 300.000 euros, ya se ha dado a conocer con éxito en múltiples ferias nacionales e incluso ha iniciado su exportación. Destaca su especial acogida entre el público más joven, que lo bebe como acompañante de aperitivos o ensaladas, pero también lo reserva para los postres, pues su sabor afrutado hace una buena combinación con los platos dulces, según la empresa. Pero los creadores de "Tarongino"no paran de innovar y seguirán ampliando sus variedades, ya que como revela Antelo, ya están experimentando con vino de pomelo, que tendrá un sabor más amargo y que será comercializado en breve.