Crítica de libros

Cuando falla una «Khimera»

Cuando falla una «Khimera»
Cuando falla una «Khimera»larazon

La Guerra de Devastación Global ha acabado con gran parte de la Tierra. Tras la firma del tratado de paz, comienza la llamada Década Triste, durante la que se inicia una nueva realidad social y geopolítica basada en la negación de la democracia y el capitalismo por una corriente transhumanista «que propugna la absoluta libertad del ser humano para traspasar los límites que impone la propia naturaleza». Es lógico pensar que la nueva novela de César Pérez Gellida toca un tema de candente actualidad: el rechazo de una parte de la sociedad totalitaria de la democracia con un planteamiento de novela futurista en la que, como en las más famosas distopías, el mundo está dominado por las grandes corporaciones empresariales, encargadas del nuevo orden en un mundo sin fronteras y en el que los hombres se miden por su productividad.

Como en las peores pesadillas clásicas, como «Un mundo feliz» o «Fahrenheit 451», la explosión demográfica, la estratificación en círculos o cinturones que marcan la fractura social, se vive vigilado por La Lupa, control informático de la plutocrática de la Asamblea. Queda libre de ese Gran Hermano tecnológico y Khimera, una organización clandestina de agentes polivalentes y superdotados artificialmente que durante la guerra puso en jaque a las grandes potencias y que ahora se opone a su macabro plan genocida. «Khimera» es la búsqueda del último «bogatyr» (caballero) para que capitanee su liberación o para eliminarlo. Sin embargo, seguir el tráfago novelístico produce tal desazón que sin este previo resumen sería prácticamente imposible sortear «Khimera». El problema no reside tanto en la aparente complejidad del relato como en su confusión. Tres son los problemas que lo aquejan: la falta de definición de los numerosos personajes, la ausencia de claridad del espacio geoliterario en el que se desarrolla la narración y, ya en el orden narrativo, la confusión de los elementos que componen el relato. Sin planos literarios ni personajes identificables, el relato es un revoltijo descorazonador.

Secuencias de intriga

Es un escritor torrencial, capaz de conseguir magníficas secuencias de intriga y acción con una deriva hacia el melodrama que mejor encauzado daría lugar a un Stieg Larsson español. Tiene en su contra la pasión, la desmesura por enhebrar historias contundentes pero dispersas. Con más control conseguiría ser un gran novelista de «best-sellers», ese que se atisba en su trilogía policíaca «Versos, canciones y trocitos de carne» y en «Khimera». Lo mejor es su capacidad para crear mundos literarios potentes y la intensidad para la intriga de acción, lastrados por el fatigoso deambular por subtramas que más que descentrar la acción la hacen infranqueable. A muchos best-sellers les falta síntesis, a Gellida, sindéresis.