Berlín

Arte en un búnker

Berlín presenta el Museo de Désiré Feuerle, que reúne una de las más notables representaciones de arte chino y contemporáneo en manos privadas

Una oscuridad que impregna el vestíbulo de acceso a una galería que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como búnker de telecomunicaciones
Una oscuridad que impregna el vestíbulo de acceso a una galería que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como búnker de telecomunicacioneslarazon

Berlín presenta el Museo de Désiré Feuerle, que reúne una de las más notables representaciones de arte chino y contemporáneo en manos privadas

Decía el poeta palestino Mahumud Darwish que el arte no puede cambiar el mundo, pero puede encender velas en la oscuridad. Y así, desde la más férrea falta de luz se accede a la Colección Feuerle, el nuevo museo privado de Berlín dedicado al singular conjunto artístico de Désiré Feuerle. Así lo quiso este prominente coleccionista de arte, que desea que el visitante pueda desprenderse de sus distracciones y, de este modo y de una forma casi desconcertante, sumergirse en una colección que yuxtapone artistas contemporáneos internacionales con piezas de mobiliario imperial chino y arte antiguo del sudeste asiático. Una oscuridad que impregna el vestíbulo de acceso a una galería que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como búnker de telecomunicaciones. En el exterior, un escueto rótulo en letras rojas mancha la imponente fortaleza que resistió a la lluvia de bombas y que, tras meses de búsqueda, fue elegida por Feuerle para instalar su colección.

- Mantener la atmósfera

Pocos dirían que esas todavía grises y lastimadas paredes han sido reformadas por el arquitecto británico John Pawson que, sin embargo, decidió mantener la imponente atmósfera de la edificación. El museo propicia la conversación entre diferentes periodos y culturas, ofreciendo una percepción alternativa de la antigüedad y creando una nueva perspectiva de las obras que conduce a los visitantes a una experiencia sinestética desde una oscuridad que el coleccionista ha llamado «The sound Room» y que solo se rompe, una vez la puerta se cierra a las espaldas, por una composición a piano del músico John Cage. Preludio musical como pórtico a un museo que se presenta de forma violenta pero magistral a un público que sólo, en el momento en el que sale del oscuro pasillo, entiende no únicamente la magnificencia del edificio sino la exquisitez de una colección compuesta por piedra, bronce y esculturas de madera Khmer de los siglos VII al XIII, muebles de laca y piedra de la China Imperial y mobiliario escolar chino de madera y piedra de la Dinastía Han a la Dinastía Qing, del 200 a.C. al siglo XVIII. No hay letreros. Ni audioguías. Ni paneles informativos. Ni son necesarios. La grandeza del inesperado e inmenso espacio a oscuras, salpicado por pequeños haces de luz y espejo, crea la simbiosis perfecta entre arte, lugar y visitante. «El espacio es muy importante –asegura Désiré Feuerle–. La densidad de las paredes del búnker está en contraste con estas sutiles obras. Todo es cuestión de ver y sentir el arte». Feuerle compró la primera pieza para su colección de arte asiático en uno de sus viajes a China cuando sólo tenía 16 años. Con ella fue consolidando su pasión por Asia y por ende una colección que, como dice, representa su personal visión del mundo. Ahora, y tras años de itinerancia por todo el mundo, descansan en un solo espacio en la capital alemana. «Berlín es una ciudad muy abierta donde uno puede hacer cosas extraordinarias y siempre hay espacio suficiente para ello, lo cual no se da en cualquier lugar del mundo», aseguró el coleccionista. Un vistazo a través de esta impresionante primera sala de exposición yuxtapone esculturas de piedra con fotografías eróticas en blanco y negro de Nobuyoshi Araki e increíbles juegos de sombras y reflejos que se sustentan con las robustas columnas del búnker.

- Ceremonias de incienso

Todo en una armoniosa contraposición con los trabajos de artistas contemporáneos, como la española Cristina Iglesias, Anish Kapoor, Zeng Fanzhi y James Lee Byars, que se sitúan en el piso superior, donde los mueble imperiales de laca toman protagonismo junto a otras imágenes de Araki que otorgan de un cierto fetichismo a la sala. Asimismo, Feuerle también trajo al museo su fascinación por las ceremonias de incienso asiáticas. Una tradición que muestra el alto nivel de sofisticación que la cultura china llegó a alcanzar y que se remonta a más de 2.000 años. Para ello, Pawson planeó una sala que estará lista en el primer trimestre del próximo año y que se dividirá mediante espejos, lo que permite al visitante centrarse en la paz de la sala ceremonial sin perder el contacto con el espacio exterior.

La superficie total del museo es de 6.480 metros cuadrados e incluye dos salas de exposiciones en la planta baja, así como una zona que se puede dividir en el espacio principal, lo que permite albergar exposiciones temporales. The Feuerle Collection abrirá oficialmente sus puertas al público el sábado. Durante las visitas guiadas, en grupos de un máximo de 14 personas, los visitantes podrán observar las esculturas y, si quieren más información, consultar a los guías. blico el sábado.

El pozo, el agua y la reflexión

La escultora española Cristina Iglesias firma una de las obras de la Colección Feuerle. «Pozo V» es el título de la imponente obra escultórica de casi dos metros de longitud con la que se da la bienvenida a los visitantes de la planta superior y en la que combina el acero con las corrientes de agua. En la pieza, más que tratar de imitar a un pozo, realiza una incursión que, a través del movimiento del agua, invite a la reflexión. Asimismo, y junto a obras más contemporáneas junto a la del chino Zeng Fanzhi o el fotógrafo británico Adam Fuss, el museo expone una obra del escultor británico Anish Kapoor. Désiré Feuerle fue incluido en el «Artnet News Index» de los 100 mejores coleccionistas del mundo en 2016.