Madrid

Cai Guo-Qiang: El final explosivo de Zugaza en El Prado

El director del museo dejará su puesto este viernes, pero antes ha querido mostrar al público el nuevo proyecto de este artista chino, un puente entre el arte contemporáneo y el clásico que Miguel Zugaza ha defendido al frente de la institución

«Sunflower (Study)» (2010), obra del artista chino realizada con pólvora sobre papel
«Sunflower (Study)» (2010), obra del artista chino realizada con pólvora sobre papellarazon

El director del museo dejará su puesto este viernes, pero antes ha querido mostrar al público el nuevo proyecto de este artista chino, un puente entre el arte contemporáneo y el clásico que Miguel Zugaza ha defendido al frente de la institución

Miguel Zugaza, todavía director del Museo del Prado, entraba en el Salón de Reinos de Madrid sonriendo y saludando a los medios presentes con gestos de emoción. La presentación del proyecto contemporáneo de Cai Guo-Qiang, uno de los artistas chinos más solicitados del mundo (con permiso de Ai Weiwei), es el último acto en el que participará al frente de la pinacoteca madrileña antes de dejar el testigo a Miguel Falomir, actual conservador de la institución, que también se encontraba presente en el acto muy atento al protocolo institucional que pronto tendrá que seguir como sucesor. «Tengo un sustituto fantástico» –señalaba el director saliente a la prensa–. Era mi opción». Con esta presentación se pone fin a tres meses de despedida que comenzaron el día 30 de noviembre del pasado año, cuando, para sorpresa de la mayoría, Zugaza anunció su intención de abandonar el cargo por «razones personales» pero dejando clara la «buena forma» de la institución y los proyectos en marcha, como la rehabilitación de este salón que ayer se mostró a la luz pública.

Junto al que se va y al que viene –este miércoles se reunirá el Real Patronato del Museo para certificar el nombramiento de Falomir, y el viernes llegará la decisión al Consejo de Ministros– se encontraba José Pedro Pérez–Llorca, presidente del Real Patronato del Museo del Prado, que comentaba antes del inicio del acto que se encontraba «bien, contento y con arrestos» para continuar al mando. Él utilizó el primer turno de palabra para dar las gracias a José Manuel Entrecanales, presidente ejecutivo de Acciona, la empresa que patrocina el proyecto. Pérez–Llorca quiso tener también unas palabras de agradecimiento a la labor de Zugaza estos últimos años, destacando que les une «una amistad y un afecto a prueba de bombas». Las explosiones, sin embargo, se las dejan a Guo-Qiang, al que el presidente del patronato ha definido como «un maestro de las artes de la pólvora, como buen chino». Incluso se atrevió a hablar el lenguaje oriental (con marcado acento gaditano) para dedicarle unas palabras de ánimo: «Esperamos que, en el año del Gallo de fuego, el genio ilumine este Salón de Reinos», dijo en chino. Por otro lado, para Pérez–Llorca la despedida de Zugaza «se ha dramatizado en exceso», y aseguró que el cambio en la dirección se ha realizado «según lo previsible».

- Nueva vida para el salón

El espacio donde ayer se celebró la presentación del proyecto, el Salón de Reinos, tiene una relevancia especial, pues se transformará durante el mes de septiembre en el taller del artista, tal y como hicieron otros grandes maestros españoles como Velázquez. El creador buscará la inspiración invocando a los pintores más conocidos de nuestro país para elaborar la exposición «Cai Guo-Qiang en el Prado. El espíritu de la pintura», que se podrá visitar desde el 25 de octubre hasta el 4 de marzo de 2018 en el edificio Jerónimos. Las obras expuestas serán, por lo tanto, un misterio hasta dentro de un semestre.

Zugaza subió al escenario para pronunciar uno de sus últimos discursos como director ante la atenta mirada de la audiencia. Siempre con una sonrisa, el director declaró sentirse «emocionado por tres motivos: por firmar el nuevo convenio con Acciona, incentivar la relación entre el Prado y el arte contemporáneo e inspirar una nueva alternativa para el Salón de Reinos». Durante su parlamento recordó la primera vez que conoció al artista chino con motivo de la aclamada exposición sobre El Greco celebrada entre las paredes de la pinacoteca en 2014. Resulta que Cai Guo-Qiang es un gran admirador del renacentista, tanto que emprendió con su hija un «viaje iniciático» desde Creta hasta Toledo para seguir la pista de su obra y empaparse de su espíritu. «Esta sala guarda mucha relación con la pólvora, ya que fue, hasta 2005, sede del Museo del Ejército –recordó Zugaza–. Ojalá la pólvora de Guo-Qiang haga renacer este edificio como un ave fénix». Con esta afirmación, dejó claro que se cumple uno de sus últimos sueños como director. El nuevo uso del Salón de Reinos era uno de los objetivos que se marcó al frente de la institución y que da por cumplido, al igual que la incorporación del arte contemporáneo al menos en las exposiciones temporales del museo, como las ya realizadas de Francesco Jodice y la que ayer presentaron, entre otras.

La relación de Guo-Qiang con el arte español viene desde que era un adolescente, como él mismo explicó: «La primera vez que fui al Prado lo vi como un campo interminable de pinturas, un campo en el que ahora puedo cultivar, estoy muy agradecido», comentó. La exposición del artista culminará con la creación en directo de la última obra de la muestra, «El espíritu de la pintura», una gran pieza de aproximadamente 18 metros de ancho que llenará de luz, explosiones y color la capital. Conocido por su destreza con la pólvora, el creador destacó que es la primera vez que colabora con un museo que no es de arte contemporáneo: «Este hecho me va a permitir volver a mis raíces como artista. Desde pequeño tenía el sueño de ser pintor, y eso es justamente lo que voy a hacer en esta colaboración». La muestra representa para El Prado un gesto más para tender un puente entre el arte contemporáneo y el clásico, objetivo del director del museo que Falomir tendrá que continuar.

Justo antes de cerrar el acto para pasar al turno de preguntas de los medios asistentes, Miguel Zugaza aprovechó la ocasión para agradecer «la labor de la prensa durante todos estos años, siempre nos habéis tratado de manera excepcional». Durante esta última parte, el artista fue interrogado acerca del «Guernica» de Picasso, una de las obras que el director saliente de la institución quiso traer al Prado. Guo-Qiang respondió, ajeno a la polémica, que es una de las que más han influido en su trayectoria y que quiso utilizarla en uno de los espectáculos piroténicos de los Juegos Olímipicos de Beijing en 2008: «La pólvora ha provocado catástrofes y guerras como la que aparece en ese cuadro, pero también puede crear belleza en este mundo».

Preguntado acerca de si había visitado en alguna ocasión las Fallas, ya que la que utilizará el artista procede de Valencia, respondió: «Sí, hace muchos años», momento en el que Zugaza añadió rápidamente: «Quien sí ha estado es Falomir, que le va a tocar encargarse de esta falla dentro de poco». Era el último guiño de complicidad hacia el próximo gerente de la institución, que lidiará con la responsabilidad de dirigir el gran estandarte del arte español. Una despedida explosiva y de traca (valenciana) para cerrar 15 fructíferos años. El lunes se convertirá en el nuevo director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, todo un reto.

Perfil / Cai Guo-Qiang

El maestro del fuego

Cai Guo Qiang (Quanzhou, China, 1957; en la imagen, junto a Zugaza) se enamoró del arte cuando vió a su padre hacer paisajes profundos y hermosos en pequeñas cajas de cerillas. Su inquietud por el uso de la pólvora le ha llevado a elaborar grandes «performances» en todo el mundo. Adquirió renombre internacional al crear el gran espectáculo pirotécnico de la gala inaugural de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. Actualmente reside en Nueva York, una de las ciudades en las que más ha trabajado. En España es un viejo conocido gracias a la retrospectiva de su obra en el Guggenheim de Bilbao.