Ramón Sarmiento

Batalla de vocabulario

La Razón
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La victoria sobre el adversario no se alcanza en una guerra. Se dirime en el campo de batalla de la memoria y cultura colectivas. Esto es, en la batalla del vocabulario. La lengua es un arma letal para ello, escribió el griego Parménides de Elea. Pues el ser humano vive inmerso en un mundo de metáforas, como también señalaron George Lakoff y Mark Johnson (1980) en su libro Metáforas de la vida cotidiana. Y lo saben muy bien los que a última hora han irrumpido en la escena política. Arrumban los vocablos y sustituyen las metáforas. Por ejemplo, la palabra neoliberalismo significa literalmente nuevo y libertad. Han logrado instalarla en el imaginario colectivo como sinónimo de algo falso y traducible por neoesclavismo. Y las metáforas que en el discurso parlamentario se presentan como una batalla: lucha contra el paro, lucha contra el terrorismo, lucha contra del déficit, lucha contra la corrupción, ahora ya no sirven. Son traducidas como lacras imputables a la casta. Como si la corrupción fuera producto del régimen del 78 y no como algo connatural a la naturaleza humana desde el inicio.

Este politiqueo me recuerda un pasaje del Quijote en donde el cabrero pregunta al barbero: «–Señor, ¿quién es este hombre, que tal talle tiene y de tal manera habla?». «–¿Quién ha de ser, respondió el barbero, sino el famoso don Quijote de la Mancha, desfacedor de agravios, enderezador de entuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas?». Como entonces, a lo que asistimos ahora no se sabe bien si es burla o descripción «de tener vacíos los aposentos de la cabeza». Preocupante. Pues, cuando hayamos perdido la batalla del vocabulario, será como «1984» de George Orwell. Habremos perdido el control total sobre nosotros mismos. Y el Ministerio de la Verdad, que en la neolengua de «1984» se le llamaba el Minver, será diferente, hasta un extremo asombroso, de cualquier otro objeto que se presente a la vista. Las palabras de siempre habrán sido borradas por las nuevas: «la guerra será la paz; la libertad será entendida como la esclavitud; y a la ignorancia se le llamará la fuerza».