Arqueología

Catorce personas ya excavan en Caraca

La primera campaña para desenterrar los restos de esta importante ciudad romana, que tiene su origen en la cultura carpetana, se prolongará un mes

Una de las prospecciones que se llevaron a cabo antes de proceder a la excavación
Una de las prospecciones que se llevaron a cabo antes de proceder a la excavaciónlarazon

La primera campaña para desenterrar los restos de esta importante ciudad romana, que tiene su origen en la cultura carpetana, se prolongará un mes.

Tal y como se había anunciado, ayer comenzaron los trabajos arqueológicos en la ciudad romana de Caraca. El yacimiento arqueológico, cuyo descubrimiento se dio a conocer hace varios meses, ha despertado mucha expectación entre los historiadores y las poblaciones vecinas, que miran hacia este lugar como una oportunidad única para relanzar el turismo y atraer visitantes a la zona. Un equipo formado por catorce personas, que se encuentran bajo la dirección de los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández Ortea, comenzaron ayer las mediciones correspondientes para proceder a sacar las ruinas que se conservan enterradas en este cerro y cotejar de esta manera la realidad de lo que se conserva bajo ese labrantío y los datos que se han ido recogido con anterioridad a lo largo de los años. Los trabajos de esta primera fase se prolongarán durante un mes.

Una urbe olvidada

El primer paso que han dado los especialistas antes de proceder al anuncio de este hallazgo fue un exhaustivo examen del terreno, la recogida de materiales en superficie, como cerámica, para proceder a su correspondiente estudio, y, sobre todo, el análisis de las imágenes que se han captado por un georradar 3D que corroboró de una vez por todas las sospechas que se tenían desde 1945, cuando se procedió a la construcción del canal de Estremera, de que bajo aquel campo que había pasado de una generación a otra de campesinos, yacía un enclave romano de enorme importancia. Las primeras catas que se han abierto en esta campaña arqueológica esperan sacar a la luz una parte de los muros de esta urbe olvidada, pero esencial para establecer finalmente el plano de las diferentes vías romanas que atravesaban Guadalajara y conocer mejor cuál fue la importancia y el peso que jugó esta provincia en el pasado.

Los arqueólogos, que ayer pisaron este terreno y clavaron por primera vez sus utensilios para abrir la tierra, esperan con impaciencia recuperar gran parte este enclave urbanístico que, según indican los datos que se han recogido hasta ahora, conserva intacto el típico plano que solían estructurar las urbes romanas. De hecho, parece que bajo la tierra de este campo, coronado por una vieja ermita ya en ruinas, aún se mantienen los principales espacios públicos, como un foro porticado, o el cardo y el decumano, que son las avenidas más importantes, el eje alrededor del que se organizaban la malla de manzanas que se dedicaban a viviendas, además de los posibles restos de un mercado.

La ciudad, que recibe el nombre de Caraca, se encuentra citada en diferentes fuentes clásicas, como Ptolomeo o el itinerario del Anónimo de Rávena, que avanza en el texto que se encontraba entre dos enclaves de enorme importancia, como son Segóbriga y Complutum. Pero parece, según las evidencias que se han reunido hasta ahora, que esta ciudad se levantó sobre otro enclave anterior. Así, un mismo yacimiento arqueológico supondría la puerta para adentrarnos en la Hispania romana, pero, también, para sumergirnos en las culturas que existían antes de la llegada del imperio romano y que habitaban Hispania. La cerámica permite asegurar que este cerro se ocupó a finales de la Edad del Bronce. Desde esa fecha, alrededor del primer milenio antes de Cristo, aquí hubo de manera continuada presencia humana, algo que no extraña debido a las posibilidades que ofrecía la zona, como es la vega del Tajo, para sostener una amplia población, y el próspero negocio que suponía el «Lapis specularis» o espejuelo, una industria que aseguraba importantes ingresos.