Cine

Videos

Con un meteorito nos topamos

«Ice Age» regresa a las pantallas por quinta vez. La Tierra seguirá en el punto de mira de un destino contra el que deberán luchar los personajes de siempre, a los que se le sumarán nuevos nombres

Con un meteorito nos topamos
Con un meteorito nos topamoslarazon

«Ice Age» regresa a las pantallas por quinta vez. La Tierra seguirá en el punto de mira de un destino contra el que deberán luchar los personajes de siempre, a los que se le sumarán nuevos nombres

La gallina de los huevos de oro en Hollywood es crear una idea, convertirla en película y si con un poco de suerte funciona hacer infinitas secuelas. «Ice Age» es un claro ejemplo de esta dinámica, una franquicia que es una verdadera máquina de hacer dinero. Desde que en el 2002 se estrenara la primera entrega, producida por Blue Sky Studios, una división de 20th Century Fox, sus personajes animados Scrat, Manny y Sid, entre otros, han hecho recaudar internacionalmente millones de dólares. Los filmes han funcionado, a diferencia de otras películas de animación, muy bien fuera de las fronteras norteamericanas. De hecho, el mercado extranjero ha sido el gran objetivo para Blue Sky Studios. La primera cinta, dirigida por Chris Wedge, uno de los fundadores de la compañía con sede en Connecticut, recaudó 206 millones de dólares en comparación con los 176 a nivel doméstico. La segunda entrega, «Ice Age: el deshielo» (2006), duplicó la cantidad en el país norteamericano 195 millones a nivel nacional y 460 en el resto del mundo. «Ice Age: el origen de los dinosaurios» (2009) triplicó lo recaudado a nivel nacional, 196 millones frente a 687. La cuarta entrega, «Ice Age: la formación de los continentes» (2012), dio un pequeño bajón en EE UU con 161 millones, pero en el resto del mundo alcanzó los 715. La saga se sitúa en el número catorce de las franquicias americanas con más éxito. Hasta el momento, sus cuatro primeras entregas han recaudado un total 2,8 millones de dólares, lo que les ha servido además para financiar otras suyas como «Río» o «Horton Hears a Who».

Con estas cifras es difícil la tentación de abstenerse y crear material nuevo. Resulta mucho más rentable continuar explotando la gallina de los huevos de oro que estrujarse el cerebro pensando en nuevos «héroes». La premisa del filme puede parecer simplona pero la franquicia continúa siendo una de las más exitosas del siglo. Los resultados mandan, como en casi todo, y a pesar de que las críticas se hayan desligado de su éxito e ido siendo cada vez más frías picado, las cifras de la taquilla dicen lo contrario. Esta última entrega, «Ice Age: el gran cataclismo», tiene, según la prestigiosa web norteamericana Rotten Tomatoes, tan sólo un 14% de interés, un porcentaje muy bajo para todo lo que mueve fuera de la pantalla. Y es que su fortaleza está en que los largometrajes de animación deben que ser muy malo para no funcionar en taquilla, porque tienen un público asegurado al no haber demasiada oferta en relación a otros géneros. Además, los personajes, prácticamente los mismos de siempre, son una parte importante del «merchandising».

Franquicia interminable

Lo que hace todavía más jugosa a la saga es su coste: las cuatro primeras se han producido por debajo de los cien millones de dólares, algo bastante poco común en el mundo de la animación en EE UU, donde películas como «Frozen» o, más reciente, «Buscando a Dory» costaron 150 y 200 millones, respectivamente.

En algún momento, Blue Sky tendrá que poner fin a esta familia disfuncional de mamíferos prehistóricos, quizá fosilizándolos pero, de momento, siguen vivos y coleando.

Para ello, la compañía de Fox ha intentando refrescar la franquicia, y con este objetivo sus protagonistas exploran nuevos mundos. Scrat, personaje favorito de la mayoría del público pero relegado siempre a un pequeño cameo, tiene en esta entrega un papel más relevante –quién sabe si se convertirá en el protagonista de un supuesto nuevo largometraje–. Descubre una nave en la que se embarca con su inseparable bellota provocando por error el lanzamiento de un asteroide a la Tierra. Según Lori Forte, productora de todas las entregas, esta idea les pareció que tenía gancho, porque era diferente y decidieron desarrollarla, mezclándola eso sí, con lo que ella misma denomina «valores familiares», al fin y al cabo los personajes de «Ice Age» son una familia de criaturas inadaptadas que se enfrentan a continuas calamidades.

El look del filme también ha cambiado por exigencias de la productora. En esta ocasión se ha pasado de los tonos azules que es lo que predominaba en anteriores entregas y se han decantado por colores como los rosas y púrpuras.

La película también introduce nuevos personajes, como la comadreja Neil DeBuck. Éste, según el director del montaje, Michael Thurmeier, está inspirado en el famoso astrofísico Neil DeGrasse. «Cuando decidimos que queríamos que colaborase en el filme estábamos un poco intimidados. Es el astrofísico más importante del panorama internacional. Decidimos lanzarnos a la piscina», comenta. Cuando DeGrasse accedió a prestarle la voz al personaje no sólo se limitó a esto, su participación en el filme también fue de gran ayuda para que los directores tuvieran una base científica en la que apoyarse. «No parábamos de hacerle preguntas cada vez que venía a grabar y siempre estuvo dispuesto a aclararnos todas la dudas que nos iban surgiendo» declara Thurmeier. Para el director, lo principal de hacer esta nueva entrega era pasárselo bien en el proceso, hacer algo divertido, que tanto padres como niños pudieran pasar un rato agradable echándose unas risas delante de la pantalla grande.

El pequeño triunfador

No cabe duda que uno de los mayores ganchos de la saga es el personaje de Scrat, una ardilla prehistórica inspirada en el Wile E. Coyote de «Looney Tunes», donde en lugar de perseguir al Correcaminos hace lo propio con una bellota. «A la gente le encanta Scrat porque es un personaje curioso y con un aspecto muy gracioso. Su naturaleza es la de no rendirse nunca ante las adversidades y eso parece ser muy inspirador para la gente», cuenta Thurmeier.

Blue Sky Studios fue creado en 1987 por un grupo de ex trabajadores de MAGI, empresa de efectos especiales, que hicieron, entre otras películas «Tron» (1982). Fox Studios adquirió la empresa en 1997. Al principio se basaba únicamente en efectos, se dedicaron a trabajar en anuncios y películas, hasta que en 2002 decidieron hacer su primer filme de animación, «Ice Age», justo en un momento donde Fox estaba planteando venderla. Chris Wedge, uno de los fundadores, fue el encargado de dirigirla junto al brasileño Carlos Saldanha, uno de los niños bonitos de la empresa con nueve acumulados como director y siete como productor.

Entre los próximos proyectos de Blue Sky figuran «Anubis», basada en la novela de género fantástico de Bruce Zick, y «Ferdinand», un libro para niños de Munro Leaf y con ilustraciones de Robert Lawson donde cuenta la historia de un toro que prefiere oler flores a entrar en un ruedo y responder a las provocaciones del torero. El libro fue censurado en una época en España y quemado durante la época en la que el nazismo dominaba Alemania, ya que este animal era visto como una proclamación del pacifismo.

Y tras los mamuts, nuestras mascotas

Otra de las apuestas del verano por el cine de animación es la esperadísima «Mascotas», que llega a los cines de nuestro país el 5 de agosto. Esta cinta constituye la quinta colaboración entre Illumination Entertainment y Universal Pictures y ha sido dirigida por Chris Renaud, quien nos trajo la taquillera «Gru: Mi villano preferido». «Mascotas» muestra lo que hacen nuestros fieles compañeros cuando les dejamos solos en casa, una trama que puede recordar a «Toy Story». La película promete hacer competencia a «Ice Age» ya que en Estados Unidos está batiendo récords: ha recaudado 104,4 millones de dólares en su primer fin de semana, superando la marca registrada por «Del revés» del verano anterior.

Y todo por una bellota

No es de extrañar que personajes que hacen pequeños cameos en ciertas películas tengan la suerte de gustar tanto al público y, además, de convertirse en unos de los protagonistas. Este es el caso de Scrat, una ardilla prehistórica de dientes de sable que ha ido viendo cómo su peso ha ido aumentando de cinta en cinta. Si en la primera entrega se le vio unas pocas veces, además de contar con su propio corto, en esta última se convierte en uno de los personajes recurrentes. Esta vez no es diferente y como en las cuatro primeras siempre se convierte en el causante de las numerosas escenas que causan el pánico entre los protagonistas y resto de criaturas. Cada una de estas situaciones vienen provocadas por su avaricia por las bellotas, que le llevará a hacer todo lo posible por no perderla causando una erupción, dejar un valle completamente seco, hundir una isla y en esta última, hacer que un meteorito caiga en la tierra. Es en uno de los personajes más queridos por el público debido a su divertida apariencia y constante torpeza que le lleva a perder su querida bellota a lo largo de todos los largometrajes. De esta manera, los productores han escuchado a su audiencia y han decidido darle un papel más trascendente a Scrat, que en esta nueva aventura conseguirá de nuevo robarle alguna carcajada al espectador y hacerle pasar unos momentos muy cómicos.