Literatura

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El precio de la libertad en Turquía

La ópera prima de Deniz Gamze Ergüven, «Mustang», cuenta la vida de cinco hermanas oprimidas por su familia. La actriz Günes Sensoy cuenta los entresijos del nuevo fenómeno feminista.

Una de las cualidades de la película es su gran precisión estética
Una de las cualidades de la película es su gran precisión estéticalarazon

La ópera prima de Deniz Gamze Ergüven, «Mustang», cuenta la vida de cinco hermanas oprimidas por su familia. La actriz Günes Sensoy cuenta los entresijos del nuevo fenómeno feminista.

Tiene sólo 14 años, pero Günes Sensoy ya se ha convertido, según le dicen sus compatriotas turcos, en «un modelo a seguir». Ella y las otras cuatro adolescentes que protagonizan «Mustang», largometraje de coproducción internacional (Francia, Turquía y Alemania), que fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, aunque no obtuvo el galardón, que sí logró en los Goya en la categoría de mejor película europea.

Aclamada en festivales (su estreno absoluto fue en la Quincena de realizadores» de Cannes, obteniendo el Premio Europa Cinemas Label) y otras entregas de galardones internacionales, la ópera prima de la directora Deniz Gamze Ergüven, transcurre en una zona rural de Turquía influida por la cultura islámica, es decir, la región oriental del país más cercana al kurdistán y a las fronteras con Irán, Iraq y Siria. Allí, cinco hermanas de entre 11 y 16 años –de las cuales Günes Sensoy interpreta a Lale, la menor–, viven con su tío y su abuela, que les imponen un régimen de internamiento en la casa que las niñas intentan burlar sigilosamente. A medida que sus escapadas clandestinas son descubiertas por el tío y la abuela, estos van cercando la libertad de las hermanas con rejas en las ventanas o subiendo los muros entre otras artimañas.

Pero la prisión a las que están sometidas no es sólo física, sino también cultural. Las jóvenes son ofrecidas en matrimonio de mayor a menor, rompiendo la unión fraternal que había entre ellas y reduciendo el grupo hasta que la ruptura y la presión bajo la que se encuentran es tan grande que las alcanza la desgracia, un punto de giro que impulsará la escapatoria de las jóvenes hacia la ciudad de la libertad, Estambul. Para Sensoy es «irónico» que para las hermanas Estambul «se haya convertido en algo idealizado porque allí también ocurren cosas feas», aspectos negativos que, dice, «si conseguimos cambiar será una mejora para el país y quizá nos parezcamos más a la Unión Europea».

Mujer independiente

«Mustang» es un término que hace referencia a una raza de caballos salvajes originales de Norteamérica difíciles de domar, ya que su hábitat natural es la libertad. Una preciosa metáfora paralela al mensaje de autonomía del género femenino y batalla por los derechos de la mujer que predica la película. No obstante, la cinta no es una denuncia, no hay puños en alto ni quejidos, simplemente, explica Sensoy, «muestra lo terrible que es la realidad para que podamos ayudar a cambiar el pensamiento de la gente y que actuemos todos juntos para evitar lo que ocurre». Habla de la represión a la que está sometida la mujer como moneda de cambio en matrimonios concertados, con dotes económicas de por medio, también se refiere al aumento de la violencia de género en Turquía y, en definitiva, la vida ascética que tienen que soportar si desean formar parte de la sociedad. Sensoy comenta que «ya conocía estos problemas pero al actuar en una película intentas sentirte como alguien que los vive en sus carnes, y eso me hizo más consciente de ellos». Si no le habían escondido la realidad de la mujer en su país es porque su familia está formada por «personas de mente abierta», y añade que «gracias a esto yo respeto todas las opiniones mientras no afecten de manera destructiva a los demás».

Por esto no tolera la ideología machista que domina la mentalidad de su país, presidido por Recep Tayyip Erdogan, un político conservador islamista que en el Día Internacional de la Mujer celebrado el pasado martes declaró que «la mujer es ante todo una madre». Sensoy, recuerdo, a sus 14 años, le responde con las siguientes palabras: «Las mujeres deben ser más independientes, ciudadanas libres, no sólo tienen que ser una madre o una esposa». Sin embargo, su opinión chirría en los sectores más radicales de la sociedad turca, la cual describe como «heterogénea». Además, admite que justo por eso «habrá gente que ame la película, y otros la odiarán. Ya hay opiniones bastante controvertidas».

De momento, ni las actrices ni la directora Deniz Gazme Ergüven han sufrido ataques por transmitir un mensaje feminista. Sobre la relación que tienen entre ellas confiesa que «hemos construido una especie de gran familia». Y en concreto, dice que las cinco hermanas «seguimos en contacto y hablamos con frecuencia y hemos desarrollado entre nosotras un vínculo muy especial porque nos tuvimos que ayudar mutuamente; ten en cuenta que sólo una de nosotras ya tenía experiencia en la interpretación». Uno de los métodos que usó la directora para que estas novatas actrices se pusieran en la piel de las chicas que encarnaban fue «proponernos situaciones imaginarias y nos preguntaba cómo reaccionaríamos ante ellas. Se trataba de identificarse con los personajes y comprender sus sentimientos». Aunque admite que no fue una tarea bastante difícil porque «Deniz quería que interpretáramos a chicas fuertes y con capacidad de decisión, y nosotras ya nos parecemos un poco a eso de por sí».

Semejanzas inevitables

Cinco bellísimas hermanas, muy unidas entre sí, pelean por su libertad ante la opresión familiar. Así a bote pronto, ante esta descripción a un cinéfilo se le vendrían a la cabeza las cinco hermanas Lisbon de la película de Sofía Coppola «Las vírgenes suicidas» (1999). De hecho, es el filme con el que más ha sido comparada «Mustang». Pero Sensoy no cree que «tengan una relación directa» porque «la nuestra es menos deprimente, pues tiene un elemento de esperanza que a mí personalmente me gusta más, mientras que en la de Coppola las hermanas terminan suicidándose». Además, en «Las vírgenes suicidas» se representa el caso particular de una familia conservadora en Estados Unidos, y lo que vemos en «Mustang» es extensible a la mayoría de la sociedad turca.

Por otra parte, la fotografía casi antigua y desgastada, así como el entorno rural en el que se ambienta la cinta, y el hecho de que el protagonismo recaiga en chicas jóvenes, ya rememora a otra película con la que en su día también fue comparada con la de Coppola, el largometraje de 1975 de Peter Weir «Picnic en Hanging Rock». Pero quizá de lo que más ha mamado la directora, Deniz Gamze Ergüven, es de la libertad de cámara y de la iluminación y sonidos realistas de la Nouvelle Vague (y es que creció en Francia, de donde procede el movimiento), lo que provoca que por momentos «Mustang» guarde cierta cercanía con el género documental en lo que su aspecto físico se refiere.

Günes Sensoy no quiere saber mucho de la industria del cine porque le gustaría estudiar psicología, pero admite que no va a desaprovechar la oportunidad de dedicarse a la interpretación, eso sí, con bastante calma: «Estoy en contacto con una agencia de Los Ángeles y hay algunos proyectos, de hecho he realizado unas cuantas pruebas. Se trata de ver cómo sale y elegir el trabajo correcto».

Así, Sensoy comienza a escribir su historia como actriz después de que en su primera película haya interpretado a Lale, que, por otra parte, es la narradora de la historia de ella y sus hermanas mediante intervenciones de su voz en off (un recurso que tanto le gusta a Scorsese y que otros cineastas repudian). Lale conduce la trama como un verdadero mustang salvaje, un «caballo cuatralbo/ caballo de espuma», que sólo quiere salir «a galopar/ a galopar», que diría Alberti.