Cine

Sitges

¡Increible añorar thrillers!

Escena de «Black Hollow Cage»
Escena de «Black Hollow Cage»larazon

Este comienzo es debido a un par de películas que no tienen nada de fantástico ni nada casi de películas. Empezamos con un filme español titulado en inglés, «Black Hollow Cage» de Sadrac González-Perellón, es su primera película y hay que rogar porque no haga una segunda. Su director estuvo doce minutos presentándola en el auditorio del Meliá Sitges, y claro, una persona tan pesada tenía que hacer una película muy pesada. Una mujer con un brazo artificial muy psicodélico y un perro con un altavoz por donde habla la madre de la protagonista. Si hablará el perro si que sería una cosa fantástica, resumiendo, no merece de la atención de ver ni siquiera un trailer de ella.

«Brimstone», de Martin Koolhoven, es un «western» flojito donde hay un predicador interpretado por un insufrible Guy Pearce al que matan un par de veces pero por lo que vemos le debieron de matar muy poquito. Nada que ver con un thriller, con el genero fantástico y ni siquiera con una película.

«Marlina The Murderer in Four Acts», de Mouly Surya, es una torpeza de película, época más o menos actual donde la violencia no se ve, debe ser en off o no se sabe cuando, hay cierto morbo porque viaja la señorita protagonista con una cabeza de uno al que decapitó, pasan cosas y sigue sin ser un thriller, una película fantástica aunque si un aburrimiento con un aliciente bobo: los capítulos encima son para contar el filme de una manera desordenada respecto al tempo y escenario cinematográfico.

«My Friend Dahmer», de Marc Meyers, teóricamente es la historia de un personaje real llamado Jeffrey Dahmer conocido como «El carnicero de Milwaukee», y todos sus crímenes los pone al final de la película en un letrero este torpe director porque lo que nos cuenta es cuando era jovencito e iba a un colegio previo a la universidad. Como tal es un filme inspirado en una época joven de un asesino en serie y claro, es una pesadez de largometraje que hace también añorar a un thriller o a una película fantástica ya que estamos en Sitges, 50 años de certamen aunque en realidad solo son 49.