Nueva York

¿Quieres ser mi amo?

¿Quieres ser mi amo?
¿Quieres ser mi amo?larazon

Director: Pierre Coffin y Kyle Balda. Guión: Brian Lynch. Voces originales: Sandra Bullock, Jon Hamm, Michael Keaton. Estados Unidos, 2014. Duración: 91 minutos. Animación.

Digamos que «Los Minions», o la precuela nacida al calor de las dos películas protagonizadas por aquel villano calvo tan buenazo llamado Gru (que en la presente cinta realiza un breve pero muy necesario cameo), significa el triunfo de los secundarios, como si a Blancanieves le hubiesen crecido los enanos y ellos protagonizaran su propia película explicando la procedencia de la prole. O tal que Calamardo, ya que está aquí al lado Bob Esponja, se independizara para confesar por fin a los espectadores quién le fastidió tanto durante la infancia para acabar siendo un rotundo y feo amargado. Sí, alguien muy listo de los estudios descubrió el filón amarillo, el color que tanta suerte le ha dado a la animación, la gracia innata y enternecedora de estos pequeños y encantadores personajes, su humor entre absurdo y blanco, y aquí están, en la cima, elevados a la categoría de estrellas absolutas, no hay quien les tosa en el filme, ni siquiera un par de carismáticos villanos. La historia de esta superproducción tan divertida y liviana posee unos primeros comparses estimulantes. Estamos en el principio de los tiempos y descubrimos a los antepasados más remotos de los Minions, unos organismos unicelulares que tras ir evolucionando, deciden en un momento determinado estar siempre al servicio de los amos más despreciables, ellos, tan bondadosos. Cuestión de superviviencia y de no sentirnos solos, quizá. Pero los malos duran poco, ya saben que todos acaban muriendo antes que los buenos (ojalá fuera así), y los encantadores bichitos van perdiendo a sus líderes, del imponente T. Rex al mismísimo Napoleón, de ahí que se sientan abandonados y padezcan una profunda depresión, ni ganas ni fuerzas de cantar tienen. Ellos añoran trabajar de esbirros, obedecer, acatar órdenes; en el fondo, resulta bastante extraño el mensaje. Pero será por malignos en el mundo... Dirigido por Kyle Balda y Pierre Coffin, ambos deben reconocer, sin embargo, que lo tenían en esta ocasión muy fácil: aunque predecible, existen pocas posibilidades de fallar el tiro con estos adorables Minions frente al reparto, seres poseedores de una gran vis cómica y que adoran de igual manera los niños, los de enmedio y quienes ya peinan canas. Aunque, sobre todo, lo posee el trío formado por Kevin, Stuart y Bob, quienes abandonan la tribu donde los congéneres languidecen de nostalgia para lanzarse por el mundo buscando a un nuevo jefe espiritual. Y entonces, en un viraje feminista de guión, se toparán con Scarlet Overkill, una señorita vestida de rojo chillón capaz de que otros pérfido parezcan junto a ella unos pedazos de pan. Pero, antes, en otro retruécano argumental, los Minions abandonan la Antártida para aterrizar en el Nueva York de los años sesenta, una idea que provoca hilarantes situaciones y «gags» muy divertidos sobre aquella maravillosa década. Y, luego, Londres, que hay que evitar la aniquilación... Un buen rato, una excelente banda sonora y los Minions. Ojalá, aunque ellos quieran, porque así son de raritos, no abusen demasiado pronto de sus gracias con una factoría basada sólo en el carisma de estos tipos entrañables.