Hollywood

«The assassin»: artes no tan marciales

El planteamiento estético de «The Assassin» es el gran valor de la cinta de Hou Hsiao-Hsien
El planteamiento estético de «The Assassin» es el gran valor de la cinta de Hou Hsiao-Hsienlarazon

La cinta de Hou Hsiao-Hsien, que tiene encandilada a la crítica internacional, no pretende ser una filme de género «wuxia» al uso ni aspira a gustar a todos los públicos.

Olviden lo que hayan escuchado, leído o intuido sobre «The Assassin» porque, seguramente, la cinta de Hou Hsiao-Hsien no tenga nada que ver con la primera impresión recibida: ni es «wuxia» (artes marciales), ni hay asesinatos a mansalva ni probablemente importe mucho lo que cuenta. Es más, sépanlo desde ya, al director taiwanés no se le da una higa lo que usted piense: «No me importa mucho el espectador. Si enfoco una película según lo que opine el público, no puedo hacer nada de nada. De hecho, no creo que todo el mundo vaya a entender la película. Ni tampoco entre los críticos de los festivales. Cuando me dedico a la creación artística sólo quiero hacer un producto artístico». Y eso es lo que se respira en «The Assassin» por encima de la peripecia, la acción o los diálogos: la voluntad de narrar de otra manera, partiendo directamente de la imagen, tratando incluso de que el guión sea una anécdota.

Otra forma de filmar

Explica Hou Hsiao-Hsien su punto de vista: «Ahora la mayoría de la gente está acostumbrada a la narrativa de Hollywood. Ellos narran todos los detalles, los motivos, las razones y las consecuencias; en cambio, aquí, en mi película, importan mucho las imágenes, se ensalzan. Yo no cuento todo, sólo doy imágenes y que el espactador imagine o lo entienda a su manera. Ni siquiera es una cuestión cultural si se entiende o no la película porque ni los chinos la entienden. Ahora hay mucha influencia del cine de Hollywood allí». No obstante, «The Assassin» no es pura abstracción. Hay una historia que contar, que vendría a ser, inicialmente, ésta: en la China del siglo IX, durante la dinastía Tang, la joven Nie Yinniang regresa a casa, en la provincia militar de Weibo. Vuelve tras años de exilio, durante los cuales ha sido educado por una monja que le ha inculcado valores justicieros y la inicia en los rudimentos de las artes marciales. Por encargo de su preceptora, Nie Yinniang tendrá que enfrentarse al dilema de matar a su primo, gobernador de Weibo, de quien, además, estuvo (está) enamorada. A caballo de esta historia, «The assassin» se recrea en primorosos paisajes tanto exteriores como interiores, en la escenografía del poder y la conspiración, ofreciendo contados y fulgurantes combates de aquello que llamamos artes marciales y que aquí poco tiene que ver con la pirotecnia de directores que han entrado en el género como Zang Yimou o Ang Lee («Tigre y dragón»).

Adaptación de un cuento de época, «The Assassin» es una cinta claramente autoral que ha seducido a la crítica internacional. Hou Hsiao-Hsien fue galardonado como mejor director en el pasado Festival de Cannes y los elogios a la belleza formal del filme –muchos se acordarán de Kurosawa o de Mizoguchi– no han cesado desde entonces. El taiwanés no le da mayor importancia. Él sólo quería contar esta historia. Y hacerlo a su manera: «Todo surgió de una intuición. Esta cinta narra la historia de una asesina, y para la sociedad actual es interesante, pero el mensaje sería que no está permitido matar. Desde pequeño ya me interesaban los relatos cortos de la dinastía Tang porque en ellos hay muchos personajes fantásticos y figuras extrañas y en el contexto histórico de esa época existían bastantes rebeliones políticas, con numerosas regiones independientes que se peleaban entre sí».

El tipismo de Japón

La meticulosidad del realizador llevó al equipo de producción hasta Japón: «Es dificil recuperar las escenas típicas de la dinastía Tang. Por ejemplo, fue muy complicado encontrar las viviendas tradicionales de la época. Ese tipo de casas de madera sólo existen en Japón ya, y tuvimos que ir a allí, a un templo contruido por un monje de la dinastía Tang. Su construcción es especial, sin clavos ni hierros, está hecho sólo de madera. Cuando fuimos estaban recuperando algunas partes del templo, porque había maderas podridas».

En dichos templos y en las fortalezas se desarrolla la parte «diplomática» de una película que para nada aspira a una lectura política: «Se trata de seres humanos, sería muy sencillo hacer una película política». Frente a los espacios institucionales, es en el campo, en los bosques, donde se celebran las contadas escenas de lucha: «De hecho, yo no definiría este filme como de artes marciales, sino como un género literario de la dinastia Tang», señala Hou Hsiao-Hsien, quien añade: «A mí no me gusta la sangre y ahora hay muchas películas de sangre».

La apuesta de «The Assassin» es claramente formal, pictórica casi. Lo fundamental no es lo que se narra (en el fondo, apenas más que una gran elipsis) sino cómo se narra. Explica el director que el cine taiwanés le debe mucho al neorrealismo italiano y la «nouvelle vague» francesa. Y en su filme el sello de arte y ensayo está siempre presente. Por ello, no cree que «The Assassin» pueda causar sensación entre los académicos de Hollywood. Después de arrasar en el circuito de festivales, la película ha sido seleccionada por Taiwán para representar al país en los Oscar. «No creo que tenga mucho que ver con Hollywood. La mía es otra manera de narrar», insiste.

De todos modos, esta misma semana «The Assassin» se reveló como la gran triunfadora de los Premios Caballo de Oro, considerados los Oscar de las películas en chino. La cinta se alzó con el galardón a mejor película, y el propio Hou Hsiao-Hsien ganó el premio a mejor director. «Ahora que he empezado a hacer películas de artes marciales, quizás continúe», señaló el realizador al recoger el galardón. Y, aunque él mismo se contradiga al afirmar que «The assassin» pertenece al género de la «wuxia», en cualquier caso sus fans esperan que el director de «El maestro de marionetas» o «La ciudad de la tristeza» siga poniendo en el mapa el cine de esta pequeña isla asiática. Aunque sea a ritmo de artesano: hasta ocho años ha tardado en culminar este «The assassin».