Festival de Málaga

Una buena jugada para cerrar las películas a concurso

El director Eduardo Casanova (c) posa con el elenco de actores de su película «Pieles», en el Muelle malagueño
El director Eduardo Casanova (c) posa con el elenco de actores de su película «Pieles», en el Muelle malagueñolarazon

Al Festival de Málaga ya sólo le queda el filme de clausura y las decisiones del jurado,

Tras las tres últimas películas a concurso, sólo queda ya el filme de clausura y las decisiones del jurado, esto se acaba. Comenzamos por la producción chilena «La memoria de mi padre», de Rodrigo Bacigalupe, director además de guionista y montador, con dos actores francamente admirables: Jaime McManus y Tomás Vidiella. Una bella cinta con momentos muy tristes y una música perfecta que remarca ese sentimiento. La historia narra la relación entre un padre con alzheimer y un hijo de cierta edad que sacrifica su carrera para cuidar de él. Película muy recomendable por lo bien dibujados que están los personajes.

Por su parte, la española «Peles», de Eduardo Casanova y producida por Álex de la Iglesia, es bastante decepcionante. ¿Cómo es posible que una de menos de ochenta minutos pueda parecer interminable? Parece un cortometraje alargado que aborda la vida de seres con obvias taras físicas -unos no tienen ojos, otros rostro o piernas-, absolutamente surrealistas.

La última película, «El jugador de ajedrez», de Luis Oliveros, es una producción española de la que hay que comenzar diciendo que resulta muy entretenida. El nazismo da juego a multitud de títulos de todo tipo. Aquí tenemos a un campeón de ajedrez denunciado falsamente como espía y obligado a jugar contra un oficial nazi con muchos problemas psicológicos. Bien contada, con ritmo y actores adecuados que consiguen que el certamen culmine de muy buena forma.