Crítica de cine

Valls, un idiota por rescatar

«Los del túnel» parodia la figura del héroe en el cine de catástrofes y narra con mucho humor la vuelta a la «normalidad» de un grupo de supervivientes.

Valls, un idiota por rescatar
Valls, un idiota por rescatarlarazon

«Los del túnel» parodia la figura del héroe en el cine de catástrofes y narra con mucho humor la vuelta a la «normalidad» de un grupo de supervivientes.

Hollywood nos ha enseñado que, un minuto después de que el héroe salve a la chica y todos (o casi todos, que alguien debe quedarse por el camino) salgan ilesos del desastre, la bobina hace «clic» y las luces del cine se encienden: la vida se acaba. Si usted quiere saber qué sucede después, cómo sigue la película, y, si además, quiere echarse unas risas a costa de ello, «Los del túnel» pueden echarle una mano. Y es que Pepón Montero y Juan Maidagán (director y guionista) empiezan por la tortilla para ir a dar con el huevo: un grupo de supervivientes de un túnel que se viene abajo emergen a la luz y, a partir de entonces, irán reconstruyendo lo sucedido a medida que intentan arreglar cuentas con su vida. Sólo uno quedará fuera de juego: Toni, el idiota.

De Jesús a Toni

Arturo Valls interpreta a este tipo antaño dicharachero (tanto como cargante), acostumbrado a ser el alma de la fiesta, que no logra encajar ahora con los otros supervivientes del túnel. El presentador de televisión quería dar el paso al cine desde hace tiempo pero, confiesa, «existen muchos prejuicios y, en España, a diferencia del mundo anglosajón, cuesta separar el personaje televisivo del actor». Por eso, decidió «provocar» una película, hasta el punto de que el valenciano produce, además de protagonizar, «Los del túnel», con la colaboración de Atresmedia y Estela Films. A Pepón Montero lo tenía en nómina desde los tiempos de la exitosa «Camera Café». No poco de aquel humor se filtra por esta cinta. Y el propio personaje de Toni remite a aquel encargado de ventas que interpretaba Valls. «La única premisa que les di a los guionistas es que Toni fuera una especie de Jesús Quesada más maduro, con más gintonics y cochinillos, y que además estuviera en crisis. Me gustaba mucho cuando este tipo cachondo, que siempre está arriba, el típico ‘‘cuñao’’, se agobiaba», explica.

En «Los del túnel» todo irá a mal para Toni precisamente cuando para los demás supervivientes la vida empieza a ajustarse a un «carpe diem» amable y el clásico «de todo se sale». Él es la «cara B» del éxito frente a la adversidad, el antihéroe, un idiota extraviado de la senda de «¡Viven!»: «La sociedad nos empuja todo el tiempo a ser felices, al ‘‘siéntete tú mismo’’. Hay mucho postureo: en las redes sociales o esa gente que va a ver una película de Haneke para encajar... Por eso esa nobleza de Toni me gusta, asumir quién eres, hasta dónde llegas, es más sano», señala Valls. A pesar de que «Los del túnel» es una comedia, el presentador ha tenido que dotar de tintes ligeramente dramáticos a su personaje: «He usado un método Stanislavski que consistía en acordarme del Valencia, mi equipo de fútbol, y así me venía la lagrimilla».

Eminentemente coral (Raúl Cimas, Natalia de Molina y Manolo Solo, entre otros, integran el reparto), la cinta deconstruye los valores del cine de catástrofes para mostrar quiénes somos realmente ante la adversidad. «Pero no se trata sólo de una parodia al uso –matiza Valls–, sino que es una excusa que utilizamos para hablar del ser humano, de cómo somos, de las taras y defectos que tenemos». En resumen, acercarnos a la persona (a menudo francamente mejorable) que queda fuera del foco de las cámaras tras un rescate de película. A la historia detrás del titular.