Cine

Cine

Viviendo de glorias pasadas en la Seminci

La cineasta india Deepa Mehta durante la presentación de su película "Anatomy of Violence"
La cineasta india Deepa Mehta durante la presentación de su película "Anatomy of Violence"larazon

Otras tres películas a concurso, pero los casos de Deepa Mehta, autora de “Anatomy of Violence”, cineasta que acude por sexta vez (salvo error u omisión), y del cineasta serbio Goran Paskaljevic, con su película “Tierra de dioses”, quien ya ha ganado tres veces la Espiga de Oro (un record) y que el año presidió el jurado oficial, habituales ambos por lo tanto de este festival, son ejemplos de aquel dicho de “crea fama y échate a dormir”.

Empezamos con la tercera, sin duda una de las peores cintas de la Historia del cine, incluso contabilizando años desde la llegada de los hermanos Lumière. Se trata de la belga “El rey de los belgas”, de Peter Brossens y Jessica Woodworth. La historia nos acerca a las actividades del rey de Bélgica, quien comienza por visitar Turquía acompañado de sus asesores y del cameraman inglés que va registrando sus patinazos. El monarca se entera de que la región valona ha proclamado la independencia y trata de regresar lo antes posible, pero una tormenta solar impide

vuelos y dificulta el transporte. Se supone que estamos ante una idea cómica, pero la película no tiene la menor gracia. Un disparate, es decir, un disparate compararla con cualquier hilarante disparate (hermanos Marx, humor inglés, etc.).

“Anatomy of Violence”, de Deepa Mehta, pretende acercarnos a ciertas realidades y a ciertos casos de violación, centrándose en los abusos sexuales a una joven por parte de seis descerebrados en un autobús. Los errores de esta directora son de bulto al describir al sexteto de indeseables, pues llega a afirmar que estos también fueron víctimas de abusos en su infancia. Contada con una mareante cámara que no para de dar vueltas, nos cuenta al comienzo mediante rótulos todo lo que vamos a ver, y al final otro contándonos lo que van a hacer con los violadores: la conclusión es que bastaban los rótulos y sobraba todo lo que hay en medio.

La nueva de Goran Paskaljevic, “Tierra de dioses” es un filme blando. Cuenta el regreso a un pueblo del Himalaya del protagonista, quien había nacido y pasado su infancia y adolescencia allí. Es curioso que sea la segunda película, teniendo en cuenta la argentina “El ciudadano uilustre”, que nos habla de lo mal visto que está el citado regreso a ojos de los vecinos. Una película donde el autor recoge las técnicas del cine “moderno”, es decir, la entrega a los primeros planos angustiosos de gran monotonía y la poca entidad del argumento. Para mayor angustia,

el protagonista está quedándose ciego y la mujer por la que se marchó se ha vuelto loca, aunque, claro está, todo metido con calzador. Mejor considerar una página en blanco en la filmografía de su autor.