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Fundación ARCO

Colombia: violentamente creativa

Colombia: violentamente creativa
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Primero fue la literatura. Ahora es la creación la que estalla y cubre Madrid. De los nombres más consagrados a los novísimos. En ARCO hay arte para rato.

Aunque no es lo usual, este año ARCO ha quedado literalmente eclipsado por Colombia, el país invitado que, a poco que le dejen, se ha convertido prácticamente en anfitrión, ya que su presencia en Madrid es literalmente abrumadora. La feria en este 2015 es del país iberoamericano y no solamente se quedará constreñida a los pabellones de Ifema, sino que caminará con paso firme por la capital y hará suyo el paseo del arte, con presencia en el Museo del Prado, Reina Sofía, Thyssen, Caixaforum, Tabacalera, Centro Conde Duque, Matadero, Casa de América y Centro Daoíz y Velarde, entre otros. Ya lo dijo Carlos Urroz, al frente de la feria desde hace cuatro años: «El fichaje de Colombia ha sido un tirón para el resto de la galerías latinoamericanas». El nuevo «boom», que toma el testigo de aquel otro que tuvo como referente principal a la literatura en Iberoamérica, se muestra ahora en todo su esplendor: en forma de pintura, instalaciones, fotografía, escultura, vídeos.

Plátano pisado

No faltará Fernando Botero (quizá sea alguna de sus obras la más cara de la feria o casi), como tampoco Doris Salcedo (que muestra desde ayer obra en solitario en el Museo Thyssen, una preciosa instalación con camisas perfectamente dobladas atravesadas por una varilla y con presencia también en una colectiva en el Centro de Arte de Alcobendas dentro de «Ejercicios de traslado»), el director de cine Luis Ospina (con proyecciones en el Reina Sofía), Óscar Muñoz (de quien no hay que perderse «Atramentos», la colectiva de fotografía que exhibe desde hoy el Instituto Cervantes («Autorretrato disfrazado de artista»), el nuevo valor emergente Óscar Murillo, quien en apenas tres años ha devenido en un artista cotizadísimo, la muestra irónica de Antonio Caro («Todo está muy caro») en Espacio Trapezio, o la sugerente colectiva «Acorazado patacón», que se abre en el espacio de Tabacalera para demostrar que los extremos tiene mucho que ver (el patacón es la tostada que resulta en Colombia de amasar y pisar el plátano maduro y se toma como alimento de supervivencia, bien dulce o salado).

ARCO 2015 es una feria que habla español y en la que habrá diez galerías del país iberoamericano seleccionadas por el comisario Juan Andrés Gaitán. Ayer acababa de aterrizar en la capital, pero ya era consciente de la que se le avecinaba. De esa decena, ocho proceden de Bogotá, una de Medellín y otra de Cali. Son Casa Riegner, Doce Cero-Cero, El Museo, Instituto de Visión, Jenny Vilà, La Galería, La Oficina, Nueveochenta, Sextante y Valenzuela Klenner. «Me parece increíble, pero ya he visto que está todo Madrid tomado», nos dice Gaitán para abrir el fuego. Es una de las cabezas más visibles del comisariado internacional. Nació en Canadá en 1973 pero al poco tiempo, con tres años, se instaló en Colombia con su familia. En 2014 fue elegido para comisariar la Bienal de Berlín, un feria relativamente joven pero ya con peso. Siempre tiene una maleta en la mano y bastantes ideas bullendo en su cabeza. Sabe que la cara más visible popularmente hablando del arte colombiano no es la que ahora se va a mostrar, pues obras del maestro de las figuras orondas habrá, como siempre, pero muchos de los creadores que van a estar presentes hasta el 1 de marzo, es la primera vez que muestran su obra fuera del país. «Hay empuje, ganas, fuerza. En Colombia ha habido tres o cuatro generaciones de artistas consecutivas y existe una idea establecida de que se puede hablar de una línea político- social en su trabajo. Yo, más que buscar una línea argumental o un tema que sea común y los una, he seleccionado a artistas que están creando, en proceso y que tienen algo que decir, aunque todavía no sean suficientemente conocidos. Arco se convierte, así, en un foro», explica Gaitán. De lo que es consciente es de que «están todos los que son y son todos los que están», como decimos en España (y que imaginamos que en Colombiana se dirá de manera parecida). «No falta nadie. La calidad de lo que se va a mostrar es increíble y hay una situación generalizada de contento», dice.

Todas las técnicas y los más variados soportes se dan cita a la hora de crear en Colombia, aunque Gaitán quiere destacar «la importancia que ha tenido el dibujo, amén de cómo ha influido la situación tanto política como social que vive el país y que muchos artistas han reflejado. Hay también otra parte que trabaja con obra que tiene que ver más con la mujer», señala. De todos los «hijos», veinte en total (dos por cada galería), que ha seleccionado personalmente para viajar a Madrid, como buen padre no quiere quedarse con uno en concreto, pero si le insistimos, nos da un nombre, el de Edwin Sánchez, que trabaja en la bogoteña Valenzuela Klenner y que llegará a Madrid junto con Liliana Angulo.

Le decimos que su obra «Símbolo patrio» es toda una declaración de intenciones, y lo corrobora. Y nos ofrece una más, la acción «Clases de cuchillos, manual de un crimen en tres pequeños actos», que nace a raíz de un apuñalamiento: «Él es uno de esos nombres que no hay que perder de vista, un joven que ha desarrollado su obra alrededor de la violencia urbana. Es la gente que ha crecido al calor de las urbes en las que la violencia ha sido un caldo de cultivo, jóvenes sin trabajo, que no encuentran su norte. Siempre ha apuntado de una manera directa y ha señalado con el dedo y eso lo convierte, en ocasiones, en chocante, llama la atención porque nombra y no se amilana. Es la violencia no tratada como un fenómenos histórico, sino como se vive en Bogotá. Sus obras se introducen literalmente en la realidad y es lo que las hace más interesantes», apostilla.

A pesar de querer alejar la creación colombiana del estereotipo de violencia, «sigue estando ahí como un referente histórico que atañe a periodos pasados y que está implícita en las obras de Luis Sánchez o Carolina Caycedo. Son generaciones enteras que han crecido con ella y que no se pueden desprender de ese peso».

El poder de la acción

La acción está bastante presente en el nuevo arte colombiano. El Centro de Arte Dos de Mayo, por ejemplo, ofrecerá el 5 de marzo «Pero... ¿esto es arte?», una perfomance a cargo de Milena Bonilla y Luisa Ungar que se celebrará a las 18:30, aunque no será la única muestra que acoja, pues también se podrá ver «Naturaleza Nominal» a partir del día 28, con obras de Adriana Salazar, Milena Bonilla, Alberto Baraya y Carlos Bonil. Otra acción será la que se pueda ver en Caixaforum a cargo de María José Arjona, «Construcción de un tiempo», los día 27 y 28, una acción con un trasfondo poético en la que se recoge, traslada y deposita arena con las manos (de un lugar lleno a otro lugar vacío; con el transcurrir de la acción, el primer lugar se va vaciando mientras que el segundo se va llenando de arena.) Y en el suelo se va formando la línea, línea de los granos de arena que escaparon en el recorrido, conformando «un tiempo perdido, ese que se nos escapa de las manos sin que nos demos cuenta», según reza en la página de la feria. Las galerías españolas también han apostado por los creadores colombianos y así estarán presentes en Fernando Pradilla, Galería Bernal Espacio, con José Suárez Londoño (que también expone en La Casa Encendida), Espacio Habitar la Línea, que reúne a media docena de creadores, Elba Benítez, Magda Belloti, Max Estrella y Albert Gallery.