Crítica de cine

«Dulcinea»: De cuyo nombre no quiero acordarme

«Dulcinea»: De cuyo nombre no quiero acordarme
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Director: David Hebrero. Guión: D. Hebrero y Steven Tulumello. Intérpretes: S. Tulumello, Sara Sanz, Germán Torres, Thalma de Freitas. EE UU, 2019. Duración: 98 minutos. Comedia

Afincado en Los Ángeles desde hace años, el debut del español David Hebrero resulta, desde sus primeros minutos (que suene flamenco con las imágenes animadas del Quijote parece idea de un cineasta «yankee» que no tiene ni ídem), chocante y novedoso, por decirlo de alguna manera. Tras volver durante un periodo de tiempo fuera, Connor, un joven obsesionado con nuestro país y el ingenioso hidalgo, vuelve a casa y se encuentra con que ha muerto su madre y que ya no tiene novia porque le ha estado engañando. Desesperado y con el suicidio rondándole la cabeza, su psicóloga (qué personaje tan poco creíble, tan surrealista y disparatado) le entrega un anillo con el que puede viajar a cualquier parte del mundo que desee con una sola condición: no visitar el mismo sitio dos veces. Así que tras una tourné por EE UU y otras capitales europeas, Connor recala en Madrid para conocer la tierra de Cervantes. Ya sin máscaras raras, el filme ratifica entonces su condición de convencional comedia romántica aunque el director la haya aderezado con elementos estrafalarios que, sin embargo, no acaban de funcionar mientras vemos El Prado, la Plaza Mayor, una taberna muy castiza e imaginamos que, al menos, un Connor enamorado alucinó con el incomparable bocadillo de calamares. Ni comparación con las palomitas.

Lomejor

Su banda sonora, pero que suene flamenco con las imágenes animadas de «El Quijote», no sé...

Lo peor

El personaje de la psicóloga, no conozco a ninguno que eche mano de métodos tan peculiares