Arte, Cultura y Espectáculos

El arte italiano, más europeo que nunca

El nombramiento por parte de Renzi de siete expertos extranjeros al frente de los museos más importantes del país levanta la polémica sobre la gestión más o menos local del patrimonio

El "David" de Miguel Ángel, la escultura cumbre del Renacimiento en Italia
El "David" de Miguel Ángel, la escultura cumbre del Renacimiento en Italialarazon

Hablar de Italia comporta, antes o después, hablar de belleza y por tanto de arte. De la propia idiosincrasia de este país se deduce que sin belleza –y sin pasión por la misma– no hubiera sido posible la magia de la Unidad de Italia hace algo más de 150 años. Pero, como es obvio, el arte en la Península Italiana lleva siglos siendo profeta en su tierra. Y las noticias acerca de su gestión siempre estarán en primera plana.

El ministro de cultura del gobierno de Matteo Renzi, Dario Franceschini, ha nombrado esta semana a los nuevos máximos responsables de las 20 pinacotecas más importantes del país: la Galería Borghese (Roma), la Galería de los Uffizi (Florencia), la Galería Nacional de Arte Contemporánea (Roma), el Museo de Capodimonte (Nápoles), la Galería de la Academia de Venecia, la Pinacoteca de Brera (Milán), la Reggia de Caserta, la Galería de la Academia de Florencia, la Galería Estense (Módena), la Galería Nacional de Arte Antigua (Roma), la Galería Nacional de las Marcas (Urbino), la Galería Nacional de la Umbría (Perugia), el Museo Nacional del Bargello (Florencia), el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, el Museo Arqueológico Nacional de Reggio Calabria, el Museo Arqueológico Nacional de Taranto, el Parque Arqueológico de Peastum (Salerno), el Palacio Ducal de Mantova, el Palacio Real de Génova y el Polo Real de Turín.

Suele haber dos grandes lugares comunes entre los italianos. Curiosamente, pueden darse a la vez, incluso en una misma persona. Por un lado –lejos de cualquier nacionalismo–, hay un respeto y admiración por todo aquello que es italiano: la vida cotidiana, la comida, el buen vivir, la tradición, la música, el cine, el arte en general. Como si el mensaje subliminal fuera: «Si es de siempre, es bueno. Ante la duda, mejor que sea italiano». Pero luego está el lado B. Paradójicamente, los mismos nativos que aprecian el «Italian Way Of Life» como algo intrínsecamente genuino, al hablar de organización o coordinación de cualquier evento, son los primeros que tiran piedras sobre su propio tejado. A priori, algo organizado por italianos parece una garantía de mala gestión: «Normal que las cosas vayan así, hacemos siempre las cosas a la italiana», es la mordaz autocrítica que se oye a menudo entre muchos transalpinos, por muy amantes que sean de su propio país. Y para culminar, la guinda consolatoria, probablemente la más acertada de todas: «Tutto il mondo è paese», así pues, «en todos los países ocurrirá lo mismo».

Esto resulta útil a la hora de analizar determinados debates en el seno de la sociedad italiana. Y el nombramiento de los nuevos directores de los museos más célebres del país es sólo un ejemplo más de ello. Estos días, el debate ha surgido a raíz de la presencia de 7 expertos procedentes de la Unión Europea entre los elegidos: 3 alemanes, 2 austriacos, un francés y un canadiense. «¿Tiene sentido que, como en otros países, no haya personal extranjero en la dirección de una pinacoteca italiana?», es la cuestión planteada por los más internacionalistas. Los más tradicionales se preguntan, sin embargo: «¿Por qué, precisamente en Italia, una de las cunas del arte, no tiene que haber un italiano al frente?». El ministro de cultura Dario Franceschini ha lanzado inevitablemente el debate entre sus ciudadanos: «¿Nos infravaloramos o, efectivamente, los europeos son mejores?».

¿Meritocracia?

Uno de los principales detractores de los nuevos nombramientos es el famoso y polémico experto y crítico de arte Vittorio Sgarbi: «La decisión de convocar un concurso para la dirección de estos museos no es acertada». Acerca del «enamoramiento» por los extranjeros, añade: «¿Por qué siete, y no uno o diez? ¿Hubiera tenido sentido acaso un concurso, hace siglos, entre Miguel Ángel y Rafael?». Según él, incluso la discriminación positiva entre los nuevos dirigentes (10 hombres y 10 mujeres) «no tiene sentido», apelando probablemente a la presencia de más mujeres si se diera la ocasión. «Es una derrota. Este oficio se ha inventado en Italia», opina el ya hoy ex director de la Galería de la Academia de Florencia. El conocido ensayista y crítico de arte Achille Bonito Oliva, considera la decisión del ministro un paso hacia adelante: «Aunque sea por una vez, podemos decir que en Italia ha ganado la meritocracia».

En total son 14 historiadores del arte, 4 arqueólogos, un museólogo y un gestor cultural. Las edades oscilan entre los 34 y los 63 años, con una media de 50. En cualquier caso, más allá de las polémicas, lo cierto es que los 20 nuevos dirigentes culturales tienen un perfil muy alto y, en líneas generales, poseen una sólida experiencia. Otra cuestión es si el gobierno de Matteo Renzi haya acertado o no en compartir el arte italiano en Europa. Desde dentro.