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El martirio por denunciar la sinrazón yihadista

Hamid defiende a su hermano Yachine de otros niños del poblado cuando se forma una trifulca mientras disputan un partido de fútbol.
Hamid defiende a su hermano Yachine de otros niños del poblado cuando se forma una trifulca mientras disputan un partido de fútbol.larazon

La valiente y comprometida «Los caballos de Dios», que se estrena el 3 de julio, retrata la evolución de un joven yihadista y ha colocado a su director en el punto de mira.

El Estado Islámico incitó a realizar atentados yihadistas con motivo de la festividad musulmana del Ramadán, que dio comienzo el 18 de junio. La amenaza se ha cumplido. Al menos, 27 personas fallecieron ayer por el ataque de yihadistas armados con kalashnikov en Susa, Túnez. Los puntos estratégicos elegidos han sido dos hoteles, el Imperial Marhaba, que pertenece a la cadena española RIU, y el Muradi Palm Marinay. No es la primera vez que se producen atentados yihadistas paralelos en el tiempo, ni tampoco es la primera ocasión en que los turistas occidentales en el norte de África son los objetivos. El 16 de mayo de 2003 en Casablanca catorce terroristas, todos procedentes del poblado chabolista de Sidi Moumen, se inmolaron en cinco puntos de la ciudad marroquí: el Hotel Safir, la Alianza israelí, el Consulado belga, un cementerio judío, y el restaurante español Casa de España. Todos núcleos considerados por los yihadistas como parte del mundo occidental que intenta colonizar el musulmán. Fueron 41 víctimas las que se cobró el múltiple ataque, 19 de ellas en la Casa de España. Éstos son los acontecimientos con los que finaliza la película de Nabil Ayouch, «Los caballos de Dios», basada en la novela de Mahi Binebine «Las estrellas de Sidi Moumen». El filme es de 2012, pero no pudo ser proyectado en los cines españoles por la quiebra de la distribuidora. Ahora, tres años más tarde, llegará a las salas el 3 de julio. A pesar de ello, por su compromiso social y su controvertida historia, que cuenta la vida de dos hermanos que, junto a sus amigos, se convierten en yihadistas, logró la Espiga de Oro en la Seminci en el año de su realización. Además, fue el filme que calusuró ayer el Festival Cinema Jove de Valencia.

«Los caballos de Dios»

En el poblado chabolista Sidi Moumen de Casablanca, la vitalidad se escapa en carreras delante de la Policía, en los intentos de supervivencia entre el sol del Atlas y la fina arena del desierto, en la sed, en el hambre, y en la televisión mostrándote que a la mayoría de la gente le sobra lo que a ti te falta, aunque ellos nunca estén conformes. Poco a poco tomas conciencia de lo nulo que eres para un mundo lleno de oportunidades que te intenta desplazar, y para cuando tu propia vida haya perdido todo su valor, más te vale tener fe en la muerte. Entonces, algún interesado en almas desamparadas y vidas en destrucción, comienza a reclutar efectivos para su religión como si se tratara de una guerrilla con una única promesa, el paraíso en el cielo acompañado de un dios.

Éste es el camino que siguen dos hermanos, Hamid y Yachine, desde que tienen 13 y 10 años respectivamente. El objetivo de Ayouch es claro: hacer comprender cuáles son las circunstancias que llevan a un musulmán a abrir fuego en un hotel en Túnez, estallar un avión contra las Torres Gemelas o inmolarse en un tren de Madrid. Porque sabe Ayouch que no hay mejor forma para solucionar un problema que empezar por entenderlo. Y es que viendo «Los caballos de Dios» el espectador entiende que ese destino de mártir religioso es inevitable, en Sidi Moumen no cabe otra posibilidad a la que aferrarse que creer que tu muerte será mejor que tu vida. Por eso, cuando Hamid sale de la cárcel después de dos años en ella, reformado gracias a la religión musulmana, intenta que su hermano y sus amigos sigan sus pasos. Así, todos juntos van de la mano directos al fin de sus vidas. El promotor es un emir llamado Abou Zoubeir, quien les habla de la «conspiración imperialista-sionista» y jura que «Dios ha prometido la victoria a los musulmanes», les enseña a pelear, a escabullirse de la seguridad y a todo lo necesario para cumplir su objetivo, el suicidio colectivo.

Lo más turbio y provocativo se produce cuando los jóvenes encuentran a Abou Zoubeir hablando con unos hombres trajeados, al estilo del oficinista de Nueva York, con gafas de sol y cargados con maletines. Así comienzan las sospechas de Hamid por los intereses que el emir tiene más allá de lo religioso y le hace pensar cuál es el verdadero motivo de su martirio y el de su hermano. Y en este punto también es donde Nabil Ayouch se juega su propia vida, también él dispuesto a ser un mártir, en su caso, cinematográfico.

«Much Loved»

Pero no es «Los caballos de Dios» la única película que ha puesto a Ayouch en el punto de mira de las amenazas, sino «Much Loved», una cinta sobre la vida de cuatro prostitutas de lujo en Marrakech, que se presentó en la última edición del Festival de Cannes. El Gobierno de Marruecos prohibió la difusión del largometraje en Marruecos por recomendación del Centro Cinematográfico Marroquí. Hasta ahí las consecuencias pacíficas; pero las redes sociales sabemos que son un arma de expresión, pero un arma al fin. Y en ellas tanto Nabil Ayouch como la actriz protagonista, Loubna Abidar, han sido objeto de amenazas de muerte provenientes de los países musulmanes. Las acusaciones populares son de índole religiosa, por lo que supone exhibir a hombres de fe musulmana disfrutando de mujeres que no son sus esposas, y de raíz social, por la imagen de Jardín del Edén erótico que se ofrece de una de las ciudades más influyentes de Marruecos. Además, la fiscal general del rey Mohammed VI ha citado a Ayouch y Abidar a declarar ante tribunal el 15 de julio por la denuncia presentada por la Asociación Marroquí de Defensa del Ciudadano, concretamente acusándoles de «pornografía», «atentado contra el pudor» e «incitación de menores al libertinaje».

El director franco-marroquí también ha recibido apoyos de sus compañeros de profesión. La Sociedad francesa de Directores de Cine ha emitido una circular reivindicando la figura del cineasta y la realidad mostrada en la película que han firmado cineastas como Stephane Brize, los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, Arnaud Desplechin, Pascale Ferran, Costa-Gavras, Michel Hazanavicius, Celine Sciamma, Bertrand Tavernier, Jean Labadie, Christophe Rossignon y Rebecca Zlotowski. De la misma manera, el delegado general de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, Edouard Waintrop, se ha situado a favor de la proyección de la cinta con total libertad, mientras que la directora marroquí Laïla Marrakchi, cuyo filme «Marock» (2005) también estuvo sometido a la polémica en su país al tratar el amor entre un chico musulmán y una joven judía, ha expuesto su descontento con la decisión tomada por las instituciones marroquíes al censurar la verdad. Y es que la sinceridad es la base de este largometraje pues Ayouch, asegura haber entrevistado a más de 300 prostitutas antes de haber comenzado a realizarlo.

Si en «Los caballos de Dios» se muestra una división religiosa del mundo, en «Much Loved» sucede lo contrario. Tanto musulmanes de la Península Arábiga cargados de petrodólares como turistas y hombres de negocios occidentales confluyen en los clubes nocturnos de lujo para disfrutar del mismo placer sexual. Ambas realidades son evidentes, la primera reconocida por todos, y la segunda, negada por aquellos que intentan censurarla.