Exposición

El Reina Sofía recupera el bastidor original del «Guernica» de Picasso

El MoMA entrega al museo el armazón que sostuvo el cuadro desde 1937, cuando Picasso pintó su obra, hasta la restauración en 1964, cuando se sustituyó.

El Reina Sofía recupera el bastidor original del «Guernica» de Picasso
El Reina Sofía recupera el bastidor original del «Guernica» de Picassolarazon

El MoMA entrega al museo el armazón que sostuvo el cuadro desde 1937, cuando Picasso pintó su obra, hasta la restauración en 1964, cuando se sustituyó.

En 1981, el «Guernica» llegaba a Madrid. El Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde, en conformidad con el artista, había permanecido la pintura desde 1940, cumplía así con la voluntad de Picasso, que pidió de manera expresa que su obra se entregara a España cuando el país recuperara la normalidad democrática. Nadie recordó entonces que el bastidor original de este icono del siglo XX había sido sustituido en 1964, durante uno de los procesos de restauración de la pieza, que ya entonces presentaba un preocupante estado de deterioro. En esos años se reforzó el lienzo con una capa de resinas y se añadieron unas bandas nuevas de tela. Estas medidas ayudaban a conservar el cuadro, pero aumentaban considerablemente su peso y, por tanto, se procedió a reemplazar el bastidor original –muy castigado, con la madera debilitada, gastada y astillada por la itinerancia a la que había sido sometida esta emblemática composición, como anunciaba en 1957 un informe redactado por Jean Volkmer, conservador del MoMA–, por el que tiene ahora, que es con el que llegó a nuestro país, y que, como dice a este diario Jorge García Gómez-Tejedor, jefe del departamento de Conservación y Restauración del Museo Reina Sofía, «está más reforzado, cuenta con una oportuna tornillería, tiene más crucetas y es bastante más sólido».


Una estructura olvidada

El «Guernica» vino a España, pero el bastidor original de la tela se quedó en el MoMA, olvidado durante 52 años en los almacenes. Allí sobrevivió a varias remodelaciones de la institución, como un tesoro perdido, hasta que Anny Aviram, conservadora de esta institución, reparó en este conjunto de madera y se preguntó qué era. Sus medidas fueron la primera pista. Pocas piezas del museo concordaban con ese tamaño específico. Una etiqueta con la palabra «mural» y el nombre «Picasso» terminaban con el misterio. Había redescubierto uno de los materiales más valiosos para entender el «Guernica».

Ahora, por fin, el Museo Reina Sofía, que prepara para abril una muestra sobre esta obra, que coincide con el 80 aniversario de la primera vez que se expuso el «Guernica», ha recibido, procedente del MoMA, el armazón de madera que encargó Picasso y que sostuvo el lienzo mientras pintaba su obra maestra. La realización del bastidor original se encargó a la casa catalana Castelucho-Diana –una curiosidad es que las medidas del estudio se tomaron mal y, por eso, el cuadro se tuvo que inclinar en la estancia, como se aprecia en las fotografías de Dora Maar, que documentó el proceso de creación del «Guernica»–. Para meterlo en el taller de Picasso, situado en el número 7 de la rue des Grands Augustins de París, el bastidor se tuvo que desarmar y ensamblar en su interior. «Una de sus singularidades es que los travesaños horizontales no son enteros, sino desmontables. Los verticales, eso sí, no se desmontan», explica García Gómez-Tejedor.

Para él, la importancia de recuperar este esqueleto, que se hizo a partir de la madera de una conífera, es la información que puede aportar al estudio de esta obra de Picasso. «Hay que pensar que este cuadro viajó por todo el mundo. Los traslados implicaban que el lienzo se enrollara y el bastidor se desarmara constantemente. Así fue durante años. El bastidor conserva la huella de este proceso». El Museo Reina Sofía, que ya cuenta con gran parte de este conjunto –todavía espera una última entrega–, realizará en las próximas semanas un riguroso estudio del armazón. La madera, que ha sido sometida a un proceso de limpieza por parte del MoMA antes de su entrega y que ya se ha constatado que está libre de carcoma, es una radiografía exacta de los padecimientos por los que ha pasado el lienzo. Quien, no obstante, piense en montar de nuevo la tela sobre este bastidor, comete, sin embargo, un grave error, como aclara Gómez-Tejedor: «Ya en 1957 se conocía que esta estructura estaba muy débil. Cuando se comienza a manejar la idea de reemplazar el bastidor por otro nuevo es por una causa que está muy clara: ya no consigue sostener la tela adecuadamente, ya no hace bien su trabajo. Con él no se obtiene una buena tensión. Por eso se procede a retirarlo. Ya presentaba en esas décadas carencias, por eso no tiene ningún sentido plantearse la posibilidad en montar la tela sobre él. Pero, en cambio, posee una gran importancia histórica por estar relacionado con este cuadro. Contiene todas las alteraciones y la información relacionada con los traslados que la pieza tuvo que afron-tar durante años».


El cuadro que fue «mural»

En ocasiones, los bastidores contienen valiosa información sobre una obra, como, por ejemplo, anotaciones del propio artista. En el bastidor del «Guernica» podemos encontrar los innumerables agujeros que ha dejado el proceso de montaje y desmontaje. Una labor que había que repetir cada vez que se prestaba el lienzo para una muestra (el cuadro, literalmente, se crucificaba en la madera). Pero también se puede ver una etiqueta que corresponde al museo de San Francisco donde se exhibió. Ahí aparece el nombre del autor, «Picasso», y su descripción como «mural».