Arte, Cultura y Espectáculos

El reparto artístico más esperado

Aún no está cerrada la fecha en la que se trasladarán las obras del Prado al Reina Sofía y viceversa, aunque todo apunta a que podría ser antes de año.

El reparto artístico más esperado
El reparto artístico más esperadolarazon

Aún no está cerrada la fecha en la que se trasladarán las obras del Prado al Reina Sofía y viceversa, aunque todo apunta a que podría ser antes de año.

Desde 1995, fecha en que se aprueba el real Decreto 410/1995 de 17 de marzo, el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía han estado trabajando en al reordenación de sus colecciones. El primero, en el patronato celebrado a finales de octubre, trató este tema en profundidad. Ahora le tocaba dar el tema por concluido al centro que dirige Manuel Borja-Villel. Por eso la de ayer por la tarde no era una reunión al uso, sino un patronato importante, pues, además de la aprobación de la reordenación de las colecciones, se oficializaba la donación de 39 obras de Óscar Domínguez por parte de Claude Ruiz-Picasso, hijo del artista malagueño, de las que 34 se pueden ver ya desde hoy en la sala 205. Se trata de grabados estampados como «decalcomanías», técnica que fue la gran aportación del artista al surrealismo. Muchas de las obras de este conjunto nunca habían sido expuestas. Se aprobaba también el depósito de «El abrazo», de Juan Genovés, que colgará del Congreso de los Diputados, así como el depósito por cinco años de «La Salle Blanche», de Marcel Broodthaers. Se aprobó, asimismo, la donación del Archivo AFAL (Agrupación Fotográfica Almeriense), con un importante fondo documental y la aceptación de la donación de material bibliográfico procedente del Ateneo Español de México, que incluye, por ejemplo, textos de Juan Negrín y de Indalecio Prieto.

No era, pues, una reunión cualquiera. Desde 2014, al tema de las reordenaciones se le había dado un claro impulso por parte de ambas instituciones museísticas, con un listado definitivo, una depuración de obras, etc. De acuerdo con la citada norma es la fecha de nacimiento de Picasso la que establece la asignación de obras para uno u otro museo. Así, por primera vez cada uno contará con un inventario formalizado de este periodo. Así se hace constar en el artículo 2: «Se asignan al Museo del Prado las obras de artistas nacidos antes del año 1881». Por contra, se asignan al Museo Reina Sofía las de artistas nacidos a partir de 1881. Una vez realizadas ambas reuniones queda un nuevo paso por dar, que es el informe, preceptivo y previo a la formalización definitiva, que debe emitir la comisión mixta creada a tal efecto, que se reunirá previsiblemente en diciembre y que aprobará el reparto último. Esta comisión estará presidida por el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y en él estarán los dos presidentes de los patronatos del Reina Sofía y el Prado, José Pedro Pérez-Llorca y Guillermo de la Dehesa, así como los directores de ambos museos, Manuel Borja-Villel y Miguel Zugaza, respectivamente.

El simbolismo de Claude

No ha habido tiras ni aflojas, sino un reparto teniendo en cuenta que ha sido Picasso el que ha determinado quién se queda con qué, de ahí el simbolismo que tuvo ayer la presencia de su hijo Claude (miembro del patronato) en la reunión del Museo Reina Sofía, pues el artista malagueño constituye el eje sobre el que el centro vertebra su discurso expositivo.

Vayamos por partes. Del Museo del Prado al Reina Sofía saldrán 31 obras, mientras que abandonarán la colección del museo de arte contemporáneo 824 (entre pintura, con más de 400 obras, escultura, con más de 80 piezas, artes decorativas, dibujos y estampas, que rondarán casi las sesenta) de las que 371 descansan en otras instituciones, es decir, físicamente no están en el centro de la plaza de Sánchez Bustillo. Serán 236 las obras que se transportarán físicamente a la pinacoteca del Paseo del Prado, «como se hace cuando se celebra una exposición», aseguran desde el museo. Saldrán obras de, entre otros, Álvarez de Sotomayor, Luis de Madrazo y Kuntz así como de Mariano Benlliure, junto con obra gráfica e incluso una colección de artes decorativas formadas por una selección numismática. De ese montante total de 824, están ilocalizadas 57, es decir, «no es que estén ni perdidas ni desaparecidas porque nunca han estado físicamente. Costan en los listados del Reina Sofía según los años en que fueron adquiridas. Estamos hablando de obras que proceden del antiguo Museo de Arte Moderno e incluso de años anteriores. Tengamos en cuenta que hubo una guerra y que a algunas ya se les perdió en ese momento la pista», aseguran desde el mismo centro de arte.

Un apartado interesante lo conforman las 160 obras que se darán de baja en el Reina Sofía pero que no abandonarán el museo porque se trata de depósitos realizados por el Prado, que es el propietario de las mismas. Hablamos de artistas cuya fecha de nacimiento es anterior a la de Picasso, como es el caso de Joaquín Torres García (nacido en Montevideo en 1874), Mateo Inurria (nacido en Córdoba, Argentina, en 1867) y de Vassili Kandinsky (nacido en 1866 en Moscú), de quien se quedará en depósito una colección de dibujos. Las obras que se trasladan y que cambian de «domicilio» están, por lo general, no expuestas en sala y muchas de ellas están recogidas en los almacenes, pues el volumen de piezas de ambos centros de arte es ingente. A este reparto se añade una excepción, que consta en el anexo del Real Decreto de 1995 y que la conforman 31 artistas que, aunque deberían cambiar de casa atendiendo a su fecha de nacimiento (antes de 1881) no lo harán por diferentes motivos, como Anglada Camarasa, Gustavo Bacarisas, Ramón Casas, Julio González, Manuel Hugué, Isidro Nonell, Darío de Regoyos, Julio Romero de Torres, Joaquín Sunyer e Ignacio de Zuloaga, entre otros nombres. Habrá, además dos obras que son depósitos del MNARS, que se ceden al Prado.