Hollywood

Hollywood Vs. Hollywood: La vergüenza y el negocio del abuso

La tormenta por las denuncias de abusos sexuales ha puesto en estado de alerta a la meca del cine, que mide cuál será el paso siguiente que debe dar mientras contiene el aliento.

Fotograma de la película «Argo» (2012), dirigida por Ben Affleck
Fotograma de la película «Argo» (2012), dirigida por Ben Afflecklarazon

La tormenta por las denuncias de abusos sexuales ha puesto en estado de alerta a la meca del cine, que mide cuál será el paso siguiente que debe dar mientras contiene el aliento.

Desde que se hicieran públicas las acusaciones de abusos sexuales del laureado productor Harvey Weinstein, Hollywood vive en un continuo terremoto que sacude diariamente sus cimientos. Los testimonios contra él han crecido exponencialmente y el caso Kevin Spacey ha tomado el relevo. Las aguas bajan negras y revueltas en la meca del cine. Jackie Lacey, fiscal del distrito de Los Ángeles, a raíz de los hechos, ha creado un equipo de investigadores para llevar estos casos penales con el objeto de evaluarlos y «que se abra un proceso penal», ha declarado. La fiscal ha elegido a un grupo de veteranos expertos en este tipo de asuntos que trabajarán para asegurarse de que cada caso siga los procedimientos necesarios para su procesamiento penal. Una declaración por parte de la fiscal que se produce tras la acusaciones de acoso y abuso por parte de docenas de personas, en su mayoría mujeres, a hombres poderosos de la industria del cine, pues a los dos nombres anteriores se suman los del director Brett Ratner y Jeremy Piven. La policía está en constante comunicación con sus comisarías de Beverly Hills y de Los Ángeles. En ambas ciudades se han abierto investigaciones contra Weinstein, bajo investigación por varios episodios ocurridos en Londres y Nueva York.

El último en entrar en la lista de abusadores sexuales en Hollywood ha sido el comediante Louis C. K. El actor y director es conocido por su sentido del humor extremo y políticamente incorrecto plagado de referencias al sexo. Cinco mujeres le han acusado de actitudes obscenas frente de ellas sin su consentimiento. En un artículo publicado el pasado jueves en «The Times», cuatro de las cinco féminas se identificaron con nombre y apellidos afirmando que tuvo una conducta incorrecta con ellas hace más de una década. El dúo de comediantes Dana Min Goodman y Julia Wolov explicaron como tras una actuación que ambas hicieron en 2002 en el U.S. Comedy Arts Festival de Aspen (Colorado) él las invitó a su habitación a tomar una copa y una vez allí les preguntó si podía mostrarles su sexo, lo que acabó por hacer sin el consentimiento de ellas. La primera consecuencia ha sido que la película «I Love You, Daddy» ha pospuesto su fecha de estreno. La distribuidora canceló «sine die» su llegada a las salas, que iba a producirse el próximo 17 de noviembre sin ofrecer ninguna explicación, aunque, tras aparecer la noticia de los abusos sexuales en la Prensa, la distribuidora mandó un comunicado explicando que el comportamiento del director es injustificable y que debido a los acontecimientos no consideraban oportuno estrenarla. La cinta trata de un escritor cuya hija de 17 años (interpretada por Chloë Grace Moretz) tiene una relación amorosa con un director de 68, interpretado por John Malkovich. Más problemas que añadir al ambiente ya de por sí bastante caldeado.

La manzana podrida

Los últimos dos meses han producido un efecto dominó nunca visto hasta el momento en la meca del cine. Los escándalos por abusos sexuales no parecen tener fin. El caso de Kevin Spacey es paradigmático, pues tras ser denunciado días atrás y declarar él su homosexualidad como cortina de humo su carrera ha empezado un descenso a los infiernos que lleva velocidad de crucero. El actor está recluido y las noticias sobre su verdadero paradero son más que confusas. En el mundo del cine eran, según se ha revelado, un secreto a voces las acciones censurables de intérprete, un ídolo hoy con pies de barro que ganó dos estatuillas. Todo Hollywood sabía que es homosexual, pero el actor nunca lo reconoció hasta que la acusación de un joven del que asegura abusó cuando tenía apenas 14 años en una fiesta le han puesto contra la pared. Altivo y con una actitud de superioridad, dicen quienes han trabajo con él, «creía tener el mundo en su mano», cuando de un día para otro todo se ha derrumbado como una torre de naipes. Su serie «House of Cards», de Netflix, ha sido cancelada. El ganador de 12 Emmys, dos Oscar y un Tony ha sido literalmente barrido de la alfombra roja y por si no fuera suficiente Ridley Scott le ha borrado de su nueva cinta, «Todo el dinero del mundo» en la que daba vida a J. Paul Getty. El cineasta tomó unilateralmente la decisión de sustituirlo por otro actor, Christopher Plummer, y posteriormente comunicarlo al estudio. Sony acató la decisión. Apenas tiene dos semanas para regrabar las tomas en que aparecía Spacey. La fecha de estreno no se ha movido y llegará a las salas el 22 de diciembre. Reemplazar un actor en un filme sin que este haya fallecido es algo que no había ocurrido nunca antes en Hollywood. «Variety» se congratulaba de la decisión y la aplaudía, al tiempo que insistía en la idea de que son millones de dólares los que están en juego. No olvidemos nunca que, en el fondo, es un negocio. Gigante y multimillonario. Dentro de la industria también hay muchos que se preguntan por qué a Spacey sí y no a otras estrellas cuyos escándalos nacieron y murieron separados por horas de diferencia. «Él ha llegado en el momento menos adecuado, después de un escándalo mayúsculo del productor más poderoso de la industria, cuando la carrera hacia el Oscar ha comenzado, hay en juego cantidades millonarias y negocios que pueden no llegar a buen puerto si no toma una drástica decisión», aseguran sin revelar su nombre desde una de las «majors» angelinas. ¿Han contribuido las redes sociales a ejemplarizar la condena? «Sin duda alguna. Han sido un elemento clave del que hace años no se disponía. La inmediatez te puede fulminar en segundos como así ha sido. Spacey no es que sea veneno para la taquilla es que ya no existe», añade.

Según Elisabeth Camino, experta en relaciones públicas y presidente de El Camino PR, la carrera del actor está acabada y no existe ninguna estrategia legal o de relaciones públicas para poder enderezarla. «Todo ha cambiado en los últimos meses y los acontecimientos se está sucediendo demasiado deprisa», explica Camino. «Hace quince años algo así no hubiera tenido las misma consecuencias ni similar repercusión, pues un buen equipo de abogados y una sólida firma de relaciones públicas habrían conseguido calmar los ánimos y que las consecuencias no fueran las de hoy. Ahora mismo este tipo de acusaciones sexuales hacen prácticamente imposible que no haya inmediatamente unas consecuencias justas y ejemplarizantes». ¿Ya no mira Hollywood para otro lado? De momento, los expertos en relaciones públicas coinciden en que no. De momento. Todo esto está afectando a una industria que hasta ahora había sabido zafarse de todo tipo de escándalos. Toda práctica se justificaba si los filmes funcionaban en la taquilla y los premios llegaban en forma de Globos de Oro primero y de Oscar después. Quién sabe si el hecho de poder perder una estatuilla que se daba casi por segura para Ridley Scott (como mejor director) no le ha hecho tomar la decisión de eliminar del metraje a Spacey (actor cuyo nombre empezaba a sonar bastante fuerte como acreedor de otra figura dorada). «Es mejor eliminar la manzana podrida para que no se pudran las que hay en el resto del cesto. Y él lo es, está podrido y manchado. Es un apestado ahora mismo en la industria», aseguran desde un estudio independiente. ¿Y Weinstein? ¿Quién le puede sustituir? De momento la pregunta no tiene respuesta pues su grado de poder era omnímodo, todo lo controlaba. «Acumular tanto poder es un arma de doble filo que se puede volver en tu contra. Su hueco, por el momento queda vacío», asegura Camino.

Directores, productores, asistentes, representantes, actores y actrices. Todos, aseguran en el ambiente cinematográfico, eran conscientes de estos abusos y nadie «movía un dedo ni levantaba la voz: las víctimas por miedo a las repercusiones, y el resto seguramente por cobardía o por insolidaridad, al fin y al cabo si no te afecta directamente era mejor dar la callada por respuesta. Es ahora cuando el melón se ha abierto y no hay manera de cerrarlo, ahora todos hablan, todos se rasgan las vestiduras, pero los ejecutivos de Hollywood cuya prioridad hasta ahora ha sido que sus filmes recauden los más posible y ganen la mayor cantidad de premios posible están seriamente preocupados», añade. Desde una de las productoras de cine lo explican de una manera bastante gráfica: «Un ataque generalizado de ansiedad cubre la ciudad del oropel. Hay mucho nerviosismo. La gente no sabe por dónde puede continuar esto o que derroteros va a tomar. Es un momento francamente complicado que puede trastocar definitivamente a la industria tal y como hasta ahora la conocíamos. Los publicistas reciben cheques con importantes sumas de dinero para ocultar historias de sus clientes o evitar que tengan desastrosas consecuencias si asuntos turbios llegan a ver la luz», explica Sasha Stone, fundador de la website Awards Daily.

Para Michele Burke, ganadora de dos Oscar por mejor maquillaje, lo que está sucediendo no tiene precedentes: «Me parece de una enorme valentía que quienes han sufrido abusos lo cuenten», aunque lo compara en cierta medida con siglos pasados cuando se arrojaba a los posibles culpables al fuego de la hoguera sin un juicio justo. Pero la realidad es que si en Hollywood creas problemas o hablas más de la cuenta estás acabado.