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La impresión de ver un bisonte

Litografía 1846. George Catlin
Litografía 1846. George Catlinlarazon

No era más que 1540 cuando los españoles llegaron al mismo corazón de Norteamérica, al escenario de tantas películas que transcurren varios siglos después. Piensen que Toro Sentado y Búffalo Bill viven en torno a 1850 pero las expediciones sucesivas del Virreinato español (hay incontables, vean en esta colección la de Domínguez Escalante) ya tratan con las tribus indias más míticas: hopis, navajos, apaches, wichitas, pawnees, navajos y cheyenes. Imaginen la impresión de ver una manada de miles de bisontes en la llanura. Así lo cuenta Vázquez de coronado: “Atrévome a escribirlas porque son hoy vivos muchos hombres que harán verdadera mi escritura”, dice. “Y habla de los “toros”, pues bisonte ni se concebía como palabra, “que son ceñidos el pelo muy merino, como de ovejas muy finas, y de la cinta para adelante el pelo muy fino, de facción de león raspante y una gran córcova, mayor que de camello”.