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La romería de Lorca

La Fundación Juan March recupera el ballet que el poeta realizó con Gustavo Pittaluga y Cipriano Rivas Cherif 85 años después de su presentación

Una escena de la nueva versión de «La romería de los cornudos»
Una escena de la nueva versión de «La romería de los cornudos»larazon

La Fundación Juan March recupera el ballet que el poeta realizó con Gustavo Pittaluga y Cipriano Rivas Cherif 85 años después de su presentación.

n 1927, el año en el que se consolidaba el nacimiento de uno de los grupos literarios más importantes de nuestras letras, Federico García Lorca trataba de montar en la Residencia de Estudiantes de Madrid un ballet escrito con Cipriano Rivas Cherif, además de contar con decorados de Alberto Sánchez. Finalmente la obra, titulada «La romería de los cornudos», tuvo una primera audición en el Teatro de Cámara de Madrid en 1930, aunque no sería hasta tres años más tarde que la obra conocería su verdadero estreno. Fue de la mano de la Compañía de Bailes Españoles, liderada por la legendaria Argentinita en el Teatro Calderón de Madrid, recuperando el telón de Alberto. Lorca se había inspirado en la romería que tiene lugar cada 5 de octubre en Moclín, un pueblo granadino. Desde luego, la conocía bien y ella es inspiradora de «Yerma», una de las más conocidas tragedias del poeta asesinado en 1936.

La Fundación Juan March ha desempolvado aquella pieza tan poco conocida por el gran público. La producción quiere transmitir «lo que se está viviendo ahora» pero siendo fiel al folclore y a la cultura popular de la original. Cuenta con un conjunto de cinco bailarines del Ballet Nacional Español que, dirigidos por el coreógrafo Antonio Najarro, ofrecerán una reposición con protagonismo de la danza española los próximos 10, 13 y 14 de enero.

En la versión impresa de la obra, aparecida en 1930 por Unión Musical Española, se apuntan las líneas generales del argumento, asegurando que «el Cristo de Moclín tiene la virtud de conceder la fertilidad a las mujeres estériles, que, año tras año, acuden por ferias a merecerla, tirando del ronzal de los burros sobre cuyas albardas van, monte arriba, caballeros, sus maridos. Alcanzada la altura de la Ermita, se adentran en el bosque dejando a sus hombres al calor de la hoguera ritual, y del vino. La primera en volver con una corona trenzada de flor de verbena de que adornar la imagen milagrosa, tendrá un hijo. Tal es la tradición».

Las bases de la danza

«Esta propuesta es una de las razones por las que la danza española sigue vigente», expresó ayer Najarro. Matizó que en esta ocasión el trasfondo argumental es transmitido a través de la personalidad de cada bailarín, algo que dista de la original, concebida para una gran compañía y con orquesta. Por ello, «uno de los mayores retos» para el director ha sido adaptarla a un espacio más pequeño. «He partido de cero con la composición coreográfica debido a la diferencia del formato. Es una cuestión de transmitir los pasos pero tener libertad para hacerlo a través de la actualidad y de las bases de la danza española», añadió.

«En esta versión, toda la expresión corporal se apoya en la dramaturgia aunque de una manera muy personal. Los bailarines son cada vez mejores actores y transmiten los sentimientos de manera muy real», opina. En cuanto a la música, en esta representación se ha redondeado la partitura original de Pittaluga con una nueva composición del guitarrista José Luis Montón, que aunará tangos flamencos, bulerías y ritmos que apoyan el sentido folclórico de la partitura original. Asimismo, se han integrado canciones que fueron escritas por el propio García Lorca, que serán interpretadas por la cantaora María Mezcle, quien irá «narrando a los espectadores» lo que va ocurriendo en escena.

Por su parte, el director musical de la Fundación, Miguel Ángel Marín, explicó que decidieron enrolarse en esta producción debido a su objetivo de renovación de la danza española y a la «ambición intelectual» que representa «La romería de los cornudos». Por último, expresó que la reposición ha supuesto un aliciente para la fundación pero también ha sido «un grato reto» al tener que representar una historia de la que no existía «tradición». «Queremos ser fieles a la época y tratar de recrear lo que fue la romería en su momento. Esperamos que suponga una recuperación», concluyó.