Literatura

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La vida son aforismos

El magistrado del Tribunal Constitucional y ex rector Pedro González-Trevijano presenta «El purgatorio de las ideas», su nuevo libro.

«No tengo ninguna pretensión literaria», asegura el juez del Tribunal Constitucional
«No tengo ninguna pretensión literaria», asegura el juez del Tribunal Constitucionallarazon

El magistrado del Tribunal Constitucional y ex rector Pedro González-Trevijano presenta «El purgatorio de las ideas», su nuevo libro.

Aunque confiesa no ser un especialista ni lector asiduo de aforismos, Pedro González-Trevijano, magistrado del Tribunal Constitucional y ex rector de la universidad Rey Juan Carlos, cuenta en su biblioteca con un nutrido grupo de autores de ellos: «Gracián, La Rochefoucauld, Montaigne... y un libro de cabecera, las «Meditaciones» de Marco Aurelio, «que no es exactamente de aforismos porque está muy transido de un ánimo moralizante», afirma el autor de «El purgatorio de las ideas» (Galaxia Gutenberg), un libro de aforismos que publica ahora. «No tengo ninguna pretensión literaria con ello. Yo no escribo literatura, no soy literato; cuando la editorial me propuso publicarlos tuve cierto rubor porque de alguna forma uno se desnuda y pone negro sobre blanco su pensamiento sobre la vida». ¿En qué radica la fuerza de un aforismo? «Posiblemente en la síntesis que concentra un pensamiento en pocas palabras, lo que le otorga una fortaleza distinta a construcciones semánticas más largas. Además –prosigue González-Trevijano-, tienen un elemento iconoclasta y, lo que uno no se atreve a escribir en una forma literaria más sesuda se anima a formularlo así donde el contraste de veracidad no es tan importante.

Sobre la vida y la muerte

En este libro, el origen de los aforismos es distinto, unos son la mera expresión de un sentimiento, otros su racionalización, otros son el resultado de la reflexión sobre los grandes problemas de la vida y otros que encierran el látigo de la provocación. Un «totum revolutum» donde conviven reflexión y experiencia, pero también ocurrencia e instinto», afirma.

La experiencia ha sido «un divertimiento lejano a cualquier pretensión de certidumbres o maximalismos. No es una reflexión que pueda ni deba ser social, ni tampoco hay un ánimo provocador en sus máximas, sino razonablemente comedido». En cuanto a su organización, no los ha agrupado por temáticas. «No está organizado por materias premeditadamente porque puede hacerse aburridísimo y pesado. Su encanto es tratar el mayor número de palos posibles cambiando de tema. Así es más ágil de leer».

La duda, la vanidad, la esperanza, hombre-mujer, saber olvidar, la bondad, la maldad, la envidia... Ningún aspecto humano ha quedado por tratar. «Aunque hay dos temas recurrentes de fondo: el sentido de la vida y la razón de la muerte», apostilla. «Creo que son las dos grandes cuestiones filosóficas de la vida: qué sentido tiene vivir y cuál es la razón de la muerte. No son temas que me obsesionen, pero son las dos grandes cuestiones de la filosofía del hombre. Cualquiera en algún momento se plantea qué hago aquí, qué sentido doy a mi vida y, cuando desaparezca, ¿hay algo que justifique mi presencia aquí? La vanidad es el pecado por excelencia de los hombres. Nos afanamos por tener y al final todo queda en nada». Aun así, «no pretendí hacer un libro moralizante –afirma–, porque no me gustan y porque creo que valen para muy poco, aunque al final, le sale un trasfondo moral que se va decantando inconscientemente por su propia naturaleza. Mi objetivo no era hacer una especie de breviario moralizante, aunque fuese laico. Pensé explícitamente rehuir de ello, pero cuando terminé vi que, a pesar de todo, me ha salido cierto «fumus» moral».

¿Y por qué el purgatorio? «El título es literario. Yo no tengo una concepción trágica de la vida. El hombre es imperfecto y quizá habría que preguntarse si el purgatorio no es el estado natural del hombre. Las ideas que recojo están de alguna forma ahí porque muchas no tienen un marchamo de veracidad. Están en el purgatorio a ver si son capaces de redimirse y pasar a una vida mejor».