Crítica de libros

A sangre fría

A sangre fría
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Esta novela coincide con la conmemoración del cuarto centenario de la matanza de balleneros vascos en tierras islandesas y con la revocación de una polémica ley del país nórdico que permitía el asesinato de vascos en esas tierras debido a un conflicto entre éstos y los lugareños, acaecido en 1615. Sobre esa base histórica, la guionista y novelista –dirigió la película «Sin retorno», con la que logró varios premios internacionales– Julia Montejo construye un relato situado en dos espacios temporales: el primero, en el siglo XVII, donde conocemos el periplo que vivieron los pescadores para poder regresar a Guipúzcoa. Entre su tripulación viaja Amalur, una mujer vestida de hombre que escapa de su pueblo con el afán de alcanzar la libertad. La tragedia se cierne sobre el grupo de balleneros cuando el gobernador de Islandia ordena la matanza sin juzgarlos. Cuatrocientos años después, Amaia relatará esta historia a Asier, un escritor en horas bajas, ávido de una buena trama que llevar al papel. Tiene Montejo un «oído absoluto» para las buenas historias y lo demuestra con un relato plástico, casi masticable, como buena realizadora. Da cuerda, pero nunca empuja al lector al precipicio de los hechos para no abortar idea alguna. Maneja la duración, el tempo y el ritmo... Aunque los acordes tampoco se le dan nada mal. Sin digresiones, ni timonazos, asistimos al pausado minutaje de una narrativa con mucho calcio.