Literatura

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Crónica familiar en los años de la impostura

No lo anuncia la editorial, ni aparece en la contraportada del libro, pero Álvaro Pombo novela la vida de su tía, Ana de Pombo, que llegó a ser secretaria de Coco Chanel, en «Un gran mundo», su nueva novela

El autor, que recibió a la Prensa en su domicilio de Madrid, y donde se encajó su sombrero «calvinista»
El autor, que recibió a la Prensa en su domicilio de Madrid, y donde se encajó su sombrero «calvinista»larazon

No lo anuncia la editorial, ni aparece en la contraportada del libro, pero Álvaro Pombo novela la vida de su tía, Ana de Pombo, que llegó a ser secretaria de Coco Chanel, en «Un gran mundo», su nueva novela

La guerra había terminado hace tiempo, aunque todavía se anotaban las cartillas de racionamiento. Sin embargo, la alta burguesía disfrutaba en el franquismo del esplendor de la pose y las brillantes apariencias. «Fue un tiempo de impostura, aunque el menos impostor de todos fuera Franco. Quienes bendijeron la cruzada, la jerarquía eclesiástica, fueron mucho peores», sentencia Álvaro Pombo (Santander, 1939) con sonrisa maliciosa para explicar el ambiente de su última novela, «Un gran mundo», que prometía ser la historia de una aristócrata narcisista y lunática aunque resulta ser una crónica familiar inesperada. Y un relato de la alta sociedad, que «era un mundo fascinante que contenía un veneno. La filosofía política en ese momento no era otra que la del comienzo. Empezaba para todos un tiempo nuevo y en los sectores adinerados se imponía el gastar en bagatelas y vivir el instante».

Así se comporta la protagonista de la novela, Elvira, una mujer «frívola y superficial aunque fascinante, porque nadie podía ser más brillante que ella ni llenar más el espacio a su alrededor. Y ella triunfa en la moda en París, lo que no está al alcance de cualquiera». Nacida en el «cómico y pretencioso mundo de las provincias, en el Santander del alto copete», Elvira está bien situada en el bando ganador y posee un extraordinario talento para engatusar clientas. Sin embargo, Elvira es una pésima escritora, como buena narcisista boba que es, así que la historia de su vida la narrará su sobrina a través de sus recuerdos, mitad benevolentes y mitad malintencionados.

- Gran diseñadora

La gran preocupación de la tía Elvira es buscar «financiación» para sus proyectos, un término utilizado con ironía para designar los sablazos a conocidos. «Sí, es que en realidad el personaje de Elvira es mi propia abuela», señala directamente a Ana Caller, diseñadora, bailarina y escritora que llegó a ser secretaria personal de Coco Chanel y que inauguró una de las primeras tiendas de antigüedades de Madrid (llamada Tebas, y en la ficción, Luxor). Fue un personaje excéntrico y singular, pero también una de las grandes modistas de nuestra historia, cuyas creaciones están en el Museo del Traje. También protagonizó el despegue de la «jet- set» marbellí: «Vivió toda su vida pendiente de la ‘‘financiación’’, porque era muy capaz de vender un sombrero de paja con un lazo, pero no tenía la más mínima idea de administrar el dinero», explica el autor, que también reconoce que la narradora es, en realidad, él mismo: «La verdad es que tenemos la misma edad, pero también hay algo de mí en las voces de los demás sobrinos», aunque es algo que ya podríamos haber imaginado por las abundantes citas de Nietzsche o de Rilke que hilvanan sus pensamientos. Por tanto, es una novela autobiográfica. «Los personajes son reales, y por eso yo tomo partido y juzgo de acuerdo a cómo los veía en aquel tiempo. Mi abuela tenía un estribillo cariñoso dedicado a cada persona y hacía pensar que quería mucho a todo el mundo, aunque a veces no era así. Es porque su talento como vendedora era incomparable», cuenta Pombo. A esto se suma el peso de la sociedad: «Durante el franquismo la vida para esta clase podía ser agradable aunque todo parte de una gran impostura. Pero es que son agradables mientras duran. No podemos vivir del todo en la realidad, los humanos no podemos soportarla porque nos agobia. Necesitamos clichés, ficciones o los principios del movimiento». De alguna manera simbólica, el éxito de la tienda de antigüedades está basado en la venta de reliquias traídas de los pueblos de España, que no valoran su propio patrimonio. «Claro. En muchos lugares no valoraban tener una talla románica o guardaban debajo de una tela en el desván una mesa de madera maciza de una sola pieza. Lo curioso es que vendían con el argumento del mueble castellano que iba a durar para toda la vida».

«Fue un error no ir con Ciudadanos»

Álvaro Pombo se implicó desde el principio con UPyD, el proyecto político de Rosa Díez, que podría haber sido lo que hoy promete Ciudadanos: «Fue un error grave no ir con ellos, porque se podría haber aprovechado una energía y una estructura de partido nacional que teníamos», reconoce Pombo, que es afiliado todavía, pero no participa. «No tengo vocación política. Saqué trescientos y pico mil votos para senador pero no salí elegido. Y eso fue hacerle un bien a la patria, una felicidad para los españoles. Lo digo de corazón, no tengo mano izquierda», dice. ¿No? «No, tengo la franqueza de la gran derecha», bromea.