Literatura

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Víctor del Árbol, el Nadal con más suspense

El escritor barcelonés se alzó con el galardón con su quinta novela, «La víspera de casi todo», un intenso «thriller» de personajes mayúsculos en el centro de una gran encrucijada

El escritor barcelonés Víctor del Árbol, ganador del 72 Premio Nadal de novela con su novela "La víspera de casi todo", y el periodista Lluís Foix, ganador del 48 Premio Josep Pla
El escritor barcelonés Víctor del Árbol, ganador del 72 Premio Nadal de novela con su novela "La víspera de casi todo", y el periodista Lluís Foix, ganador del 48 Premio Josep Plalarazon

El escritor barcelonés se alzó con el galardón con su quinta novela, «La víspera de casi todo», un intenso «thriller» de personajes mayúsculos en el centro de una gran encrucijada

Es uno de los autores españoles contemporáneos que en estos momentos más están interesando fuera de nuestras fronteras, tanto por la intensidad de su prosa, como por el realismo de sus historias y la eficacia y el suspense de sus argumentos. Desde ayer, además, forma parte de la lista de nombres premiados con el Nadal, con lo que su prestigio acaba de dar un nuevo salto hacia adelante. El galardón, que se entregó anoche en Barcelona en la tradicional velada literaria que organiza Ediciones Destino, dotado con 18.000 euros, es el decano de las letras españolas y la lista de sus ganadores, apabullante.

Presentada como «Cruce de olvidos» y bajo el seudónimo de Aurelia Ballesteros, la novela ganadora es «La víspera de casi todo». En ellas, Del Árbol hace realidad una de las premisas de su novelística: «Admiro a la gente que lucha por sus sueños». De nuevo, la vieja pelea entre la realidad y el deseo hará mover un «thriller» que promete dejar a los lectores sin respiración.

- La marca del escritor

En esta ocasión, esa vieja lucha la lleva Paola, una mujer de clase alta que intenta rehacer su vida, deshaciéndose de los fantasmas de su pasado. Para ello, el autor nos introduce casi a la fuerza en una trama de grandes e intensos personajes, una de las marcas del estilo del escritor, para quien éstos son el único motor para que una historia sea interesante. En la novela, Paola, en su querer ir hacia delante, llegará a lo que considera como un lugar recóndito y alejado de sus demonios internos. El lugar elegido es la Costa da Morte, donde dará con personajes igualmente atrapados por un pasado turbulento. Tensión, miedo, aspiraciones, traiciones, vidas sin nada que perder, medidas desesperadas, hambre, deseo, todo lo que hace al hombre un ser humano está aquí sublimado para tocar la fibra del lector.

En las páginas de «La víspera de casi todo», no hay nada gratuito y todos los personajes tienen un mismo valor. En este caso desembocan hacia un pasado que los ha marcado de una manera contundente. Pero para poder avanzar, hay que desprenderse de ciertas losas o uno acaba por hundirse en sus propios fantasmas. Otra característica de la narrativa de este escritor es la de tratar de huir de una etiqueta en el momento de definir su novela. En esta ocasión, pese a que todos los elementos apuntan a una narrativa negra, Del Árbol ha querido crear un mestizaje de géneros. Por ello, si bien nos encontramos ante un «thriller», el escritor no duda en dibujar un entramado en el que incorpora todo tipo de giros con los que logra mantener en vilo al lector. Como thriller, funciona como un reloj, pero como retrato psicológico, todavía alcanza cotas más altas. El resultado es una novela que, más allá del género, puede atraer a todo tipo de lectores. Tampoco olvida «La víspera de casi todo» hacer realidad una de las premisas que distinguen su prosa. En Francia, Víctor del Árbol es llamado por la crítica como «autor del dolor». En su nueva propuesta literaria también analiza este límite de la personalidad humana, a partir de su protagonista Paola. Desde luego, no hay melodrama ni pastiche sentimental, sino un intento de profundizar en las contradicciones del ser humano, capaz de las cotas más altas y de las bajezas más nauseabundas. El nuevo Premio Nadal es también una reivindicación de una manera de entender la literatura que en los últimos años ha logrado numerosos adeptos. Víctor del Árbol ya demostró su buen pulso literario en su obra de 2011, con «La tristeza del samurái», en la actualidad traducida a una decena de idiomas (Holanda, Polonia, Rumania, Macedonia, Israel, Italia, Francia, Estados Unidos, Brasil, China continental) y todo un superventas en Francia,donde fue recompensada con Le Prix du polar Européen 2012 a la mejor novela negra europea que otorga la prestigiosa publicación francesa «Le Point» en el festival de Novela Negra de Lyon, además de lograr le Prix QuercyNoir, el Premio Tormo Negro 2013 y Le gran Prix de littèrature policière en 2015.

- Ex funcionario

Su primera novela descubrió a un autor ambicioso, capaz de desarbolar todas las estrategias de la novela de género para ir un paso más allá y descubrir que, aquél que dice que todas las historias ya han sido contadas se equivoca. No sólo no es cierto, sino que además todas las historias necesitan volverse a contar una y otra vez, sobre todo para contarlas mejor y hacerlas más relevantes al lector contemporáneo. La novela de Víctor del Árbol, barcelonés del 68, con una movida historia personal, de funcionario de la Generalitat a aclamado escritor, se impuso a las 341 novelas que se presentaron al premio que lleva el nombre de Eugenio Nadal, el que fuera secretario de la revista «Destino». En esta ocasión, la mayoría de los originales procedían de España, siendo Madrid (28) y Barcelona (15) las provincias con más participantes. Sin embargo, tampoco faltaron los textos procedentes de otros países, como Alemania, Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica y Estados Unidos, entre otros. El jurado en esta edición estuvo formado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Clara Sánchez y Emili Rosales. Todos quedaron embelesados por la fuerza narrativa del texto. Ahora, el jurado real, el de los lectores, dará el veredicto final, pero a buen seguro nadie se sentirá decepcionado.

El primer galardón del año con el recuerdo de José Manuel Lara muy presente

La tradición literaria de comenzar el año con el Premio Nadal tuvo ayer una ausencia muy sentida, la de José Manuel Lara. Cuando poco falta para que se celebre el primer aniversario del fallecimiento del presidente del Grupo Planeta, todavía muchos notaban la ausencia del genial editor. En octubre, durante el Premio Planeta, su figura vivió un primer gran homenaje, y en esta ocasión también hubo espacio para recordar su figura. El antiguo Ritz volvió a ser el escenario de la gran gala literaria, en la que no faltó casi nadie del mundo del libro entre escritores, editores, agentes, periodistas y un larguísimo etcétera. Por supuesto, también hubo una gran representación de la sociedad civil catalana, así como de sus instancias institucionales, empezando por el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, todavía recuperándose de su primera y ajetreada noche de Reyes. Ni siquiera la coincidencia con el Barça-Espanyol de Copa del Rey restó protagonismo a una fiesta que ya es algo más que una tradición, en el premio decano de las letras españolas. Entre los deseos de año nuevo, la esperanza de que la tendencia al alza del consumo cultural ayude a crecer al libro y el complicado puzzle político en el que todos estamos metidos, las conversaciones se hicieron amenas a la espera de que se fallase el galardón, que todos aplaudieron.