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El sentido de una lucha inútil

El sentido de una lucha inútil
El sentido de una lucha inútillarazon

Podemos estar de enhorabuena ante el hecho de contar con una nueva inclasificable novela, un logrado artefacto que se resiste a ser encuadrado en una convencional narrativa o una conocida temática. Es el caso de «Camino a Trinidad», de José Andrés Rojo, quien traza en este libro un relato de aventuras conspirativas, entrañables camaraderías y fracasadas expectativas. El narrador, de cierta reminiscencia biográfico-autorial, vuelve a la Bolivia natal que abandonó con trece años para instalarse en España; corre 1977 bajo la dictadura de Hugo Banzer, y el ahora activista opuesto a ese régimen pla-nea un intentona insurgente que se verá abortada y saldada con la muerte de dos comprometidos compañeros suyos, el suicida Leó-nidas Román y Nicolás, desaparecido tiempo después. Pasados treinta años, el protagonista trata de desentrañar esas dramáticas circunstancias, recordando el viaje que con este último amigo realizó por un afluente del Amazonas hacia la localidad de Trinidad co-mo parte de ese complot revolucionario. Es este un viaje iniciático, con el que nuestro héroe madurará al tiempo que lee «Así hablaba Zaratustra», de Nietzsche. Las aseveraciones de este profeta calarán en el joven idealista que, pasadas tres décadas, busca todavía el sentido de una fracasada lucha inútil. La historia alienta una meditación entre his-tórica y filosófica sobre los conflictos fronterizos –guerra al canto– que agitan nuestro presente, concretados aquí en los contenciosos políticos entre Perú, Chile y Bolivia a finales del siglo XX. Y no falta la lúcida meditación sobre las esperanzas frustradas y los amores contrariados, comenzando por la enloquecida relación entre el aludido filósofo y la mítica Lou Andrea Salomé; ejemplo, por otra parte, de la radical voluntad de vivir desprejuicidamente, al límite de revolucionarias fronteras personales. Memoria civil, testimonio íntimo, épica insurgente, luminosos fracasos, desquiciados heroísmos entre agitados vaivenes históricos, y sentimentales ilusiones perdidas conforman un rompecabezas que el lector debe recomponer con cómplice atención. Pero el esfuerzo vale la pena porque se ve recompensado con una excelente escritura, la ponderada consideración del utópico idealismo y una original estructura novelística.