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Crítica de libros

Judío en casa y un hombre más en la calle

Judío en casa y un hombre más en la calle
Judío en casa y un hombre más en la callelarazon

Israel Yehoshua Singer ya había escrito una gran saga familiar, «Los hermanos Ashkenazi» cuando publicó «La familia Karnowsky» en 1943. La historia de tres generaciones de una familia judía que se alejan cada vez más del lugar de sus orígenes. El patriarca, David, hombre de negocios y estudioso de las escrituras, abandona la estrechez de miras de su pequeño pueblo polaco y a principios del siglo XX emigra a Berlín, centro cultural y social de la época. Su hijo Georg se convierte en un reputado médico que tras luchar en la Primera Guerra Mundial y convertirse en un importante galeno, se ve obligado, debido al auge del nazismo, a marcharse a los Estados Unidos con su mujer y su hijo Yegor. David susurra al oído de su hijo recién nacido: «Sé judío en tu hogar y un hombre más en la calle» y a modo de reafirmación lo repite en hebreo y en alemán. Y su hijo, como la mayoría de judíos alemanes, lo hizo así, el problema fue que en la calle los demás no lo veían como un alemán más, sino como un judío.

El rechazo a la sangre

Alrededor del hecho de ser judío y de las diferentes formas de vivir este hecho se articula una historia que va de las formas más ortodoxas del judaísmo, a la mezcla de sangres y el rechazo de la propia identidad, sin olvidar la fuerte inquina de los judíos del Este hacia los judíos centroeuropeos. Todo ello enmarcado en la primera mitad del siglo XX, cuando Alemania caminaba deprisa para dejar atrás «el mundo de ayer». En dicho mundo el lector descubre de la mano de Singer grandes e inolvidables personajes además de los protagonistas, que añaden intensidad a la historia, como el divertido comerciante Salomón Burak o el doctor Landau, médico de los pobres y su fascinante hija Elsa, que llega a ser parlamentaria del Reichstag. Un gran libro que revela una escritura magistral desde la primera página.