Literatura

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La familia perfecta, bajo sospecha

Hanff Korelitz escribe una novela psicológica de suspense: «Tú ya lo sabías»

La familia perfecta, bajo sospecha
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L a buena noticia es que la novela negra ha saturado el mercado y los lectores más críticos comienzan a estar cansados de la repetición del mismo esquema de la novela escandinava y ese detective problemático instaurado por Wallander y seguido por Petros Jaritos y el comisario Ricciardi. La mala es la amenaza de la novela de intriga psicológica, especialidad histórica de numerosas escritoras anglosajonas, en su revisión posmoderna.

El género, que mezcla la tradición gótica con la novela romántica, viene marcado por una intriga de suspense, golpes de efecto y giros temáticos imprevistos, cuyos renovadores en el pasado siglo fueron Daphne du Maurier y Alfred Hitchcock, el director de cine que llevó a la pantalla tres de sus más relevantes novelas y estableció las reglas del suspense que lo hicieron hegemónico en el cine «mainstream». La intriga psicológica está sufriendo el mismo proceso que la novela policiaca posmoderna: dejarse llevar por el costumbrismo. Como puede apreciarse en «Tú ya lo sabías», de la escritora norteamericana Jean Hanff Korelitz.

El núcleo central sigue siendo el mismo: la estructura familiar, el amor romántico, un terrible secreto escondido y una tardía revelación que contradice los ideales del planteamiento inicial y desvela, con los sucesivos descubrimientos, la ignorancia en la que ha vivido la protagonista. Porque la heroína suele ser una mujer, como en «Cumbres borrascosas», «Rebeca» o «Perdida», y los temas esenciales son el descenso a los infiernos del alma humana y el horror que produce enfrentarse a la realidad.

Matrimonio perfecto

Todos estos elementos están muy bien reflejados en «Tú ya lo sabías». Una psicóloga de éxito, con un matrimonio perfecto y una vida social envidiable en el Upper East Side de Manhattan se ve, inopinadamente, obligada a pasar por el mismo proceso de los matrimonios en crisis que asesora. El argumento es canónico. El suspense va en aumento y los giros sorprendentes avivan las expectativas de la intriga. Pero la autora tiene pretensiones literarias y ejemplarizantes, dos de los problemas de «Tú ya lo sabías».

Jean Hanff Korelitz no duda en trufar el libro de una apabullante información costumbrista de la vida social «trendy» que rodea a la ingenua protagonista. Un caudal informativo de sobra conocido por las típicas novelas neoyorquinas protagonizadas por «liberales» y cínicos como los de «Se acabó el pastel» de Nora Ephron, Tom Wolfe o las películas de Woody Allen, pero que aquí son una rémora que lastran la intriga. Hay una voluntad exhaustiva de retratar a una clase social típicamente neoyorquina, de clase media alta, y mostrar su topografía social y vital, su forma de pensar, gustos y manías, hasta componer un compendio de costumbrismo urbano, restringido al perímetro de Manhattan. Tanta verborrea llega a resultar agotadora e impide el normal desarrollo de la intriga que se pierde en la descripción cansina de esas mujeres neoyorquinas «Duras, judías, cabronas y feministas».

Cuánto mejor hubiera sido podar el relato, potenciar la intriga y olvidarse de la crítica a la gran ciudad y la vuelta campestre a lo básico. Una buena escritora, con un buena intriga de suspense, no merece el bostezo del lector ante tal despliegue de virtuosismo inane.