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«La UE ha demostrado que no es una unión»

El escritor italiano Claudio Magris presenta nuevo libro y se estrena como pregonero de la fiesta de Sant Jordi

«La UE ha demostrado que no es una unión»
«La UE ha demostrado que no es una unión»larazon

El escritor italiano Claudio Magris presenta nuevo libro y se estrena como pregonero de la fiesta de Sant Jordi

Es una de las voces más interesantes y apasionantes de la literatura italiana contemporánea está en Barcelona por doble motivo. Por un lado, Claudio Magris fue ayer el encargado de dar el pistoletazo de salida de la fiesta de Sant Jordi en un acto que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Barcelona. Por otra parte, el escrito llega con nuevo libro bajo el brazo, «No ha lugar a proceder», publicado por Anagrama, donde toma como punto de partida una historia real, la obsesión de Diego de Henríquez por construir un museo dedicado a la guerra en Trieste, la ciudad de Magris, una manera de reivindicar la paz.

«La vida es original»

El autor explicó ayer, en declaraciones a este diario, que «no solamente me inspiré en un personaje real para esta novela. Como decía Svevo la vida es original. La literatura elimina parte de estas realidades porque resultan demasiado inverosímiles. Lo que me fascinaba del personaje es su manía hacia la guerra, las armas y las plantas carnívoras que después he completado dando rienda suelta a mi fantasía. Me fascinaba el deseo de paz unido a la guerra, más allá del tema del coleccionismo, que no deja de ser fetichismo, una manía que puede llegar a ser mortal. En el siglo XVI hubo un intelectual italiano que dijo que un maníaco es alguien que no hace el amor, alguien que no vive la vida».

En «No ha lugar a proceder» también surgen algunos de los fantasmas del pasado que siguen persiguiendo a los italianos. Uno de ellos se encuentra en la periferia de Trieste: la Risiera di San Sabba, el único campo de concentración que hubo en el país de Magris. «Era una fábrica donde se limpiaba el arroz. Entre 1943 y 1945, en este sitio las SS crearon un campo de prisioneros desde el que se enviaba a los presos a Auschwitz o eran asesinados allí y quemados en el único horno crematorio que había en Italia al final de la guerra. Los huesos y las cenizas acababan en el mar, que se encontraba a un kilómetro del campo de concentración. En la posguerra, los ingleses impusieron el silencio, encalaron las paredes de la cárcel y durante mucho tiempo no se habló del tema, aunque sí se hacía mención de otras torturas de los nazis. Yo viví en un ambiente antifascista y me enteré tarde de todas estas historias», dijo Magris.

Para el escritor, puestos a buscar culpables de todo esto, no son solamente quienes participaron en estos sucesos sino también «los que permanecieron en la zona gris, no se mancharon las manos de sangre pero no tenían ningún problema en estrecharlas a quienes se mancharon las manos de sangre».

La novela tampoco rehuye el debate entre memoria e historia, cómo nos pueden llegar hasta nosotros acontecimientos y la manipulación que, en ocasiones, recibimos. «Esa relación es también la de la verdad y la de la falsificación. Me interesa mucho la sinceridad en la mentira. Es muy fascinante. Hay muchos libros que son pura propaganda, que mienten a sabiendas. Pero también hay quienes han mentido con sinceridad, gente que estaba convencida de lo que decía. Es la inocencia del mal», comentó.

A este respecto, la reciente publicación en Italia de su correspondencia con el poeta Biagio Marin, iniciado cuando Magris tenía 17 años y el interlocutor 60. En esas misivas se dice que de manera ignorante se peca, pero de manera ignorante también se condena.

Desde Trieste, su tierra literaria y vital, la ciudad en la que compartieron amistad Italo Svevo y James Joyce, Magris ha reivindicado Europa. Es por eso que no le gusta el camino que está tomando el viejo continente, sobre todo en una crisis como la de los refugiados sirios. «Es un momento muy delicado para la Unión Europea que está demostrando que no es una unión. Es una situación absurda, insensata, por ejemplo como hemos visto con el cierre de fronteras en Austria. El problema que se plantea es terrible porque esto no es una cosa simple de decir que hablamos de racismo o de una actitudes que hay que eliminar. No. Me sabe muy mal porque me considero un patriota europeo que aspira a la superación de los estados, con sus leyes locales. Estamos en un ámbito de querencias. Esto no es un tema italiano o español. Es muy triste y me provoca impotencia».

«No ha lugar a proceder»

Claudo Magris

ANAGRAMA 388 páginas,

20,90 euros