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Rabia negra

Rabia negra
Rabia negralarazon

Éste es un libro de rabia. Un grito de ira dirigido contra su país, contra esas categorías raciales que dividen y confinan, contra ese engañoso «sueño» americano al que no todo el mundo puede acceder de la misma manera. Es un libro de rabia «negra» contra aquellos que no saben lo que es vestir piel oscura. Miedo de que su cuerpo sea maltratado, explotado o asesinado. Se dice en la sinopsis lo que encontraremos en estas 200 páginas: la carta de un padre a su hijo. Una reflexión sobre la realidad social de la Norteamérica que se hace eco de la discriminación, la desigualdad y el activismo necesario para combatirlas.

El libro se apoya en una epístola en la que el autor –un referente en el debate sobre la discriminación racial– trata de explicar a su hijo su lugar en el mundo, y donde se enfrenta a la historia de su nación, a la idea de «raza» creada en EE UU, que perjudica a todos, sobre todo a hombres y mujeres negros. «El racismo es una experiencia visceral que hace saltar los sesos, bloquea tráqueas, parte huesos y rompe dientes», dice a quienes quieran leer que hay otros mundos, quizá más allá del firmamento, donde los niños no deberían temer por el color de su piel. Coates, cuyo padre fundó y dirigió la editorial Black Classic Press, especializada en títulos de autores afroamericanos y que fue Pantera Negra, nos lleva a recorrer su vida, desde los duros barrios de Baltimore de su juventud, la Universidad de Howard, hasta New York. El autor aborrece el optimismo inherente en los cantos espirituales, ese manto de barras y estrellas que ilumina la lucha por los derechos civiles y alienta las canciones de soul que sustentan el discurso de Obama. El mismo que llegó a la Casa Blanca con un lema –«Yes, we can»– que tiene que ver con la retórica del reverendo King, cuando «tuvo un sueño» junto a la estatua de Lincoln. Ataca a todos y está contra todo: al optimismo emersoniano del americano medio e, incluso, crematísticamente, a lo que le costaría a su comunidad ponerse a la altura de sus compatriotas blancos: dos centenares de años.

Dije un libro de rabia: no. Es desalentador; escrito con el páncreas. Nacido de la impotencia mojada en tinta. Sólo tiene un pero: la separación racial está entroncada con la lucha de clases. Muchos negros son pobres por ser negros, sí...pero, en el fondo, subyace la pura desigualdad. ¿Quién es el culpable: la xenofobia o el sistema?