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Setenta y dos horas desesperadas

Setenta y dos horas desesperadas
Setenta y dos horas desesperadaslarazon

Pierre Lemaitre vuelve con «Camille», el título que cierra la tetralogía inaugurada con la magistral «Irène», seguida de «Alex» y «Rosy & John». Han pasado cuatro años desde que el comandante Camille Verhooven vivió el momento más duro de su vida, el caso que implicó a su esposa Irène. Ahora le descubrimos enfrentado de nuevo a un suceso que le afecta directamente: la mujer que ama, Anne, es testigo del atraco a una joyería y recibe una brutal paliza que la lleva al borde de la muerte.

Hay algo extraño en el suceso y Camille lo busca durante tres días marcados con horas y minutos que dan un ritmo aún más frenético a la investigación. Verhooven corre y el lector pierde el aliento tras ese hombre cuya escasa estatura está en proporción indirecta con su asombrosa inteligencia.

Las voces de los narradores se alternan y desde el principio uno de ellos no aparece identificado. El desasosiego y la intriga están servidos. Las escenas se suceden vertiginosamente recuerdan secuencias cinematográficas, los giros de la acción nos sorprenden tanto como el análisis de los detalles que dan veracidad al relato y la trama va creciendo en complejidad y sutileza. Los personajes están dotados de un carisma singular aunque sean secundarios. Pero todo esto podría caracterizar muchas buenas novelas policíacas, lo que hace a Lemaitre-Verhooven genial, es decir, diferente, es su mezcla de inteligencia y ternura, de ironía y nostalgia, alguien a quien nada humano le puede ser ajeno, y que en este final de la serie se permite incluso hablar de la necesidad del sacrificio.

En las tres novelas anteriores están las claves de esta saga construida como una obra redonda de ingeniería protagonizada por uno de los personajes más seductores que nos ha regalado la literatura en los últimos años. Contemos con la generosidad de Lemaitre para encontrarnos con Verhooven a la vuelta de algún libro.