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Siga a Parra

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Siga a Parralarazon

«Pervivirá». Eso dijo a comienzos de 2000 Roberto Bolaño con respecto a la poesía de Nicanor Parra, inmenso poeta chileno, premio Cervantes 2011, y de quien Lumen acaba de rescatar este «El último apaga la luz», un libro que reúne en una cuidada selección poemas de «Poemas y antipoemas» (su primer libro, incluido en su totalidad en este volumen) hasta algunos de los últimos, dispersos y hasta ahora inéditos, como «Quédate con tu Borges» o «El rap de la Sagrada Familia» y pasando, por supuesto, por «Sermones y prédicas del Cristo de Elqui» y «Hojas de Parra», incluido, también, en su totalidad.

Poeta pero, más que nada, antipoeta, Parra fue componiendo, desde sus inicios, una obra muy personal. Comenzó en 1954 con la publicación, precisamente, de «Poemas y antipoemas», toda una declaración de principios de un hombre que se define «como todos», pero cuya relación con el lenguaje, como se desprende de la lectura de su obra, está sostenida por la lucidez con que expresa, de manera lúdica, el sentido de la vida pero también su tragedia.

«Digo las cosas tales como son/o lo sabemos todo de antemano/o no sabremos nunca absolutamente nada/Lo único que nos está permitido/es aprender a hablar correctamente», dice Parra en un momento de este libro, donde propone una poesía que no sea hecha por ratones de biblioteca ni por poetas «de gafas oscuras y sombrero alón», sino por poetas que exalten el colorido interminable del habla desde lo más desnudo de la palabra y que, en su secreto recorrido por el poema, sean capaceces de decir las cosas como son. «El que sea valiente», dijo Bolaño, que afirmaba debérselo todo a él,«que siga a Parra». Y el último que, por favor, apague la luz.