Crítica de libros

Un clásico habla de temperamento

Un clásico habla de temperamento
Un clásico habla de temperamentolarazon

Exaltado por Borges, Chesterton fue algo más que un clásico de nuestro tiempo. Figura descollante de la literatura inglesa entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, ejerció como periodista, novelista, ensayista y un hombre preocupado por el devenir de su época, lo cual le llevó a ser católico, socialista, utópico y, a la vez, conservador, posturas que abrazó a lo largo de su vida y que se trasluce en su obra, que abarca desde el relato policial o de intriga hasta el ensayo histórico, con libros como «El hombre que fue jueves» o «El candor del padre Brown», donde examina al ser humano como una mezcla irreconciliable entre la lógica y la pasión que no hacen sino subrayar su innata capacidad para el suspense y su dominio de la palabra.

Dicha mirada es la que también se vislumbra en la biografía de estos seres guiados por el temperamento y entregados a una pasión artística o religiosa. Hombres y mujeres que, en algún momentos de sus vidas, fueron absorbidos por la fuerza de la «metanoia» y convirtieron su andar en un camino hacia la fe o hacia las artes. Hombres y mujeres entre los que figuran William Blake, Lord Byron, Charlotte Brontë, William Morris, Robert Louis Stevenson, Francisco de Asís, Savonarola y Lev Tolstói, personajes unidos por su vocación temperamental pero que Chesterton se encarga de dividir en dos: aquellos que tienen un temperamento artístico y aquellos que lo tienen religioso.

«Construir una pequeña flor es un trabajo de siglos», escribió en uno de sus conocidos poemas William Blake, notable poeta y cuya vida, que ocupa buena parte del libro, el autor se encarga de desmenuzar con el mismo procedimiento que utiliza en los otros textos. No solamente se ocupa de realizar un repaso por la vida y la obra del personaje, sino que, además, examina temas que están relacionados con la obra misma y con el género en el que escribe los textos. Así, el referido a Francisco de Asís, por ejemplo, además de esbozar en pocas líneas la vida del santo y el valor de su ascetismo, pone en tela de juicio la mirada angelical de quienes lo han biografiado, restándole toda importancia a la humanidad, y la humildad, de Francisco.