Literatura

Cine

Y la literatura se hizo cine

David Felipe Arranz explora en «Sueños de tinta y celuloide» los mecanismos que conectan ambas artes.

Juan Manuel Corral, David Felipe Arranz, Helena Cosano y Luis Miguel Rodríguez
Juan Manuel Corral, David Felipe Arranz, Helena Cosano y Luis Miguel Rodríguezlarazon

David Felipe Arranz explora en «Sueños de tinta y celuloide» los mecanismos que conectan ambas artes.

Los mecanismos que conectan cine y literatura fueron analizados en el transcurso de la presentación del ensayo Sueños de tinta y celuloide. De la palabra a la pantalla (Líneas Paralelas), del filólogo y periodista David Felipe Arranz. Una ocasión aprovechada además por varios expertos y escritores, que reivindicaron un papel más importante del cine en la educación en el marco del VII Festival del Cine y la Palabra CiBRA 2015 de Toledo.

En la sede de la librería toledana Hojablanca, los escritores Helena Cosano y Juan Manuel Corral y el filósofo Luis Miguel Rodríguez propusieron una revisión del sistema educativo que incluyese el séptimo arte como eficaz herramienta didáctica. Rodríguez abrió el encuentro señalando que el libro de David Felipe Arranz iba más allá del análisis cinematográfico: «Estamos en realidad ante un libro de filosofía y antropología, un ensayo que indaga, en la tradición griega, en la condición humana». En ese sentido, destacó la primera frase con la que se abre el volumen: «Como afirman los griegos, de pronto algo surge en medio de nuestra experiencia estética». Por su parte, la escritora y diplomática Helena Cosano destacó el hecho de que Sueños de tinta y celuloide es un ensayo en imágenes y una forma de «leer» las películas: «Para el autor no hay diferencia entre descodificar un libro, una obra de teatro o un largometraje: todo es ‘texto’ y él hace una lectura profunda de la que extrae muchas relaciones que enriquecen al lector».

En el transcurso de la presentación, Cosano también hizo hincapié en que el libro interpretaba conceptos como lo grotesco o lo gótico como herederos de la literatura de Shakespeare: «Este ensayo propone un modelo de ‘leer’ las películas, que no es otro que el de la mirada hacia las fuentes literarias originales, y las reflexiones sobre el terror destacan junto a las historias románticas de Jane Austen o Thackeray». Los intervinientes mencionaron a filósofos y teóricos como George Steiner, Stanley Cavell o Harold Bloom, apasionados por la ficción como manera de conocer al ser humano, y Arranz recordó que el primero que hizo notar ese poder de las historias imaginadas fue S.T. Coleridge en 1817, que definió en ese momento como suspensión de la incredulidad. «Alicia pasa al otro lado del espejo de la misma forma que el espectador traspasa la pantalla: es el pacto de la ficción», comentó. En referencia a su preferencia por la lectura de la obra literaria y el visionado de su adaptación, Arranz comentó: «Si alguien no quiere leer, es preferible que vea la película y acceda al espíritu original de la novela a que no disfrute de, por ejemplo, El Quijote: al menos la ‘leerá’ en la pantalla».

Por último, Juan Manuel Corral recordó las memorables adaptaciones de Shakespeare que realizó Kurosawa y apostó por el cine como un medio indispensable de acceso al mundo y de crear relaciones y comunidad: “en la década de los años 80, el cine estaba en boca de la gente: las referencias del cine eran una manera de entenderse: hoy eso ha cambiado bastante y habría que tratar de volver a ese planteamiento que daba una cohesión histórica que ya no existe; hoy solo se tiene en cuenta el presente”. El encuentro contó con la presencia del director del Festival Gabriel Castaño y la organizadora Nerea Tello, quienes mostraron su interés por que el cine se llevase a las aulas.