Crítica de cine

«Litus»: Salud, compañero suicida

«Litus»: Salud, compañero suicida
«Litus»: Salud, compañero suicidalarazon

Director: Dani de la Orden. D. de la Orden y Marta Buchaca. Intérpretes: Marta Nieto, Álex García, Belén Cuesta, Quim Gutiérrez. España, 2019. Duración: 90 minutos. Comedia dramática

Ya lo advierte un personaje en la nueva película realizada por Daniel de la Orden: esta reunión que hacemos es como lo que pasaba en «Los amigos de Peter», ¿no? Bueno, aunque salvando un pequeño detalle, que el protagonista de la película de Kenneth Branagh estaba todavía vivo, responde otro. En cierta medida, sin embargo, también «Las invasiones bárbaras» (Denys Arcand, 2003), aunque más pesimista, profunda e irónica que ésta, alienta a «Litus», el nombre de un treinteañero que decide suicidarse para dolor y sorpresa de cuantos le rodeaban. Porque Litus era, parecía, un ganador, un tipo sospechamos que guapo, y también carismático, de los que salen victoriosos hasta cuando pierden. Tres meses después de su desaparición, el hermano del fallecido convoca a las personas que más quiso y le quisieron para entregarles la herencia que les dejó, una carta a cada uno de ellos. Pablo, el mayor confidente de Litus; Laia, la ex novia del difunto; Marcos, que padece una tremenda e histriónica depresión por aquello, esto y lo otro (una pareja que le acaba de confesar que le es infiel) y su propia ex, que le anuncia, por cierto, que va a casarse forman el grupo y lloran la ausencia de Litus de muy distintas maneras. Pasando de alcohol, y con una mesa atestada de patatas fritas y ganchitos: así, de una forma tan infantiloide (lo que no resulta baladí, porque en el fondo la generación que refleja De la Orden continúa muy perdida y costándole la vida madurar, adquirir responsabilidades, amar de una vez en serio) decide Pablo «celebrar» el aniversario mientras las misivas descubren asuntos y secretos del pasado que los confunde y dan la impresión de que Litus no era lo que parecía. Adaptación de una obra teatral creada por Marta Buchaca (de hecho, el filme transcurre casi íntegramente en un solo escenario), el realizador utiliza numerosos primeros planos para «sentarnos» también en ese salón lleno de acusaciones y mal rollo, para sentir como propia la pérdida, o la rabia, o la nostalgia por tiempos mejores aunque no todo fuera cierto entonces y ahora; para que entendamos, en fin, los motivos y razones de este puñado de hombres y mujeres que prefieren pensar que todavía tienen una salida. Lástima que ni los actores (cuyas interpretaciones resultan en cuanto calidad muy dispares) ni el propio De la Orden sepan bien si lo que están narrando es un drama o una tragicomedia, aunque, quién sabe, quizá esa sea la tragedia de nuestros tiempos «milennials».

Lo mejor

Un desquiciado, muy divertido Adrián Lastra que encarna a un joven totalmente inmaduro y perdido en el mundo

Lo peor

Pues, paradójicamente, que algunos actores parecen dudar si están dentro de una comedia o protagonizan un dramón