Crítica de cine

Locarno premia a Alcaine en otro día de desastres y medianías

Hoy le darán un premio a José Luis Alcaine. ¡Bien!

José Luis Alcaine en una foto de archivo.
José Luis Alcaine en una foto de archivo.larazon

Hoy le darán un premio a José Luis Alcaine. ¡Bien!

Continúa un cierto mal tiempo, no exagerado, pero es entrañable lloviendo a cántaros ver en la Piazza Grande a 25 o 30 personas con impermeable y paraguas viendo la película y el resto del público en un polideportivo habilitado como cine.

Dos nuevas películas a concurso. Una «Qing Ting Zhi Yan» (El vuelo de la libélula), de un tal Xu Bing. Por lo visto, las cámaras de seguridad situadas en una ciudad pueden ver 300 veces a una persona y, por otro lado, parece ser que una libélula mueve los párpados cientos de veces en un segundo. Entonces la película empieza con una velocidad terrorífica cambiando las escenas. Afortunadamente esto dura poco pero el inútil del autor mantiene el punto de vista de las cámaras de seguridad, que siempre están arriba. Una historia confusa de un amor a primera vista entre una señora que quiere ser monja budista y un no-sé-qué que quiere ligarla. Película aburrida y el autor es muy considerado con sus obras en el MOMA de Nueva York o en la Biennale de Venecia, obras de chatarras abandonadas ocupando mucho espacio y, si tienen curiosidad, entren en Internet y las verán. Por otra parte, es su primera película. Hay que rogar que no haga la segunda.

La otra cinta ha sido «Gli Asteroidi» de Germano Maccioni. Es una película italiana muy liada con un lío de pantallas gigantes que espían el espacio. En la tierra, unos jóvenes desoficiados -puede recordar lejanamente a personajes de películas italianas de hace bastantes años-, aquí se dedican a robar candelabros de las iglesias. Uno se confiesa para distraer al cura mientras el otro roba. Filme desigual que hacia el final tiene una caída muy bien hecha en la violencia. Al menos ésta se deja ver.