India

Locarno, un festival para bostezar

Avishai Sivan, director de “Tikkun”
Avishai Sivan, director de “Tikkun”larazon

El certamen, en su ecuador, no remonta el vuelo ni con cintas «made in Bollywood»

Los Festivales de cine son el último refugio del cine. Hay ciudades que ya no tienen salas de cine. En areas comerciales hay montones de ellas vacías. El concepto de diversion cinematografica ha cambiado. Hoy tenemos el teléfono, el ordenador y multitude canales de televisión, incluso algunos que proyectan sólo películas. Dadas las vistas este año en Locarno, tengo que decir que el festival está siendo un fiasco.

Empecemos por “Tikkun”, una película israelita de Avishai Sivant, una cinta inútil rodada en falso blanco y negro -quitando el color a la

cámara digital- con lo que no tiene la estética del auténtico blanco y negro. Complicado que puedan interesarse por ella o alguna cadena de televisión o algún distribuidor. Ambientada en un contexto

ultraconservador judío, plantea lo siguiente: un joven estudioso

admirado con un padre empleado en un matadero kosher tiene un accidente y los servicio de urgencia lo declaran muerto. Su padre no se resigna y el cadáver deja de serlo y resucita. Nada es igual a partir de ese momento. El protagonista se convierte en ave nocturna, incluso visitando burdeles mientras su progenitor se atormenta por haberse opuesto a los designios divinos. Una película torpe con ciertos apuntes necrófilos que no conducen a nada.

“Entertainment”, de Rick Alverson, es una película en la que la

intención argumental es infinitamente mejor que el resultado

cinematográfico. Relata la historia de un cómico de ínfima categoría que recorre California actuando en locales inmundos y tratando de recuperar a su hija a la que abandonó tiempo atrás. Las abundantes pinceladas surrealistas acaban por provocar en el espectador el aburrimiento y el tedio a partes iguales.

Para solaz de los miles de espectadores de la Piazza Grande, que no para otra cosa, “Bombay Velvet”, dirigida por Amurang Kashyap. Son 149 agotadores minutos de una acción ambientada dos años antes de la independencia de India. Un montón de canciones, mucho colorido y un argumento que deja mucho que interesar. Para pasar página.