Rock

A la vejez, baladas

Aerosmith mostró todo su potencial a un público entregado
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Hay algo irresistible en las baladas de heavy. Una épica chicle que conquista y dan ganas de corear cada estribillo. ?Quién puede resistirse a “Cryin’” o “I Don’t Wanna Miss a Thing”? Arrastrados por esa emoción, 31.000 espectadores, según la organización, se dejaron mecer en la que estaba anunciada como la última gira de Aerosmith, una banda que, tras más de cuatro décadas de emociones fuertes, arrancó anoche su gira española en el Auditorio Miguel Rios de Rivas Vaciamadrid.

Steven Tyler, que gasta 69 baqueteados años, se presentó sobre el escenario junto a los suyos sin pensar en su edad. Se le vio en una forma excelente, a pesar de las malas costumbres que le han llevado en estos últimos 20 años a coger práctica con las puertas giratorias de las clinicas de desintoxicación. Vestido como un rockero pirata, con unos labios de carmín en el mentón y una abundante melena, se revolcó por el suelo y lanzó unos tremendos agudos para “Love in The Elevator” y “Livin On The Edge”. Junto a él, Joe Perry, el otro alma del grupo, se presentó curado de espanto ante el público español, ya que, como informaba esta semana Mundotoro, Perry ha pasado un día visitando una ganadería en compañía de dos novilleros en Colmenar Viejo. Más cornadas le han dado a él los vicios, claro.

“Qué pasa, tio?, preguntó Tyler. “Hola, Madride”, añadió con su acento bostoniano como saludo al respetable. El concierto comenzaba con un homenaje a los dispositivos musicales descatalogados en los que sus fans les han escuchado las ultimas cuatro decadas (del cassette al minidisc) que parecieron un homenaje y recapitulación de su historia. Como anunciando que su sonido rockero tiene el pedigrí de “Rag Doll”, que Tyler interpretó con un megáfono mientras Perry, que no es ningún novillero, hacía sonar su “slide guitar” con cara de golfo de antiguo. Acostumbrados a mil estadios, el espectáculo de Aerosmith de anoche fue rotundo, como buenos veteranos de la mansión Playboy entre otras cumbres. Ese crédito no se les puede negar, como también fue innegable los problemas de sonido que causó el impertinente viento en el auditorio al aire libre.

La primera mitad del concierto, consagrada al rock and roll, tuvo su cénit en “Stop Messin’ Around”, versión de Fleetwood Mac, en la que Joe Perry mostró sus credenciales y hasta jugaron la carta de mostrar una bandera de España por las pantallas. Tyler se lució con la armónica y Hamilton con el bajo en “Sweet Emotion” mientras la gente se apretujaba por la súbita bajada de la temperatura en la tundra de Rivas. Entregaron “Come Together”, de los Beatles, “Eat The Rich”, y por supuesto “Dude (Looks Like a Ladie)” y “Dream On”, quizá su mejor tema.

Visto lo de su vuelta a Madrid, pocos creían que este “Aero-vederci Tour” fuera a ser la última ocasión de verles girar. Los estadounidenses volvieron a desafiar los límites de la edad para el rock and roll, por si hacían falta más pruebas. Ahi estaban, como decíamos antes, los baladones: “Dont Wanna Miss A Thing” y, como anunciábamos, “Cryin’”. ¿Volverán? Se admiten apuestas.