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AC/DC, ¿la gloria o la ruina?

Los australianos actuarán el martes en Sevilla con Axl Rose como vocalista tras la renuncia de Brian Johnson por motivos médicos

Angus Young, casi el único superviviente de los originales AC/DC
Angus Young, casi el único superviviente de los originales AC/DClarazon

Los australianos actuarán el martes en Sevilla con Axl Rose como vocalista tras la renuncia de Brian Johnson por motivos médicos

En este caso, convendría no agitar demasiado antes de usar porque cualquier movimiento en falso podría dar lugar a una explosión de inusitadas consecuencias. La Cartuja asistirá el martes a un hecho enormemente singular: un concierto de AC/DC con Axl Rose como vocalista principal. Casi nada al aparato. Sólo una banda como la australiana podría haber dado un paso tan arriesgado, pues no es nada frecuente el suceso. Su cantante durante más de tres décadas, Brian Johnson, no puede seguir girando por serios problemas auditivos y la elección de su sustituto recae en una superestrella. Bueno, más bien alguien que fue una superestrella. El elegido es Axl Rose, situado en las antípodas físicas, estéticas y sentimentales de su antecesor. La noticia saltó en marzo. Johnson emitía un emotivo comunicado en el que anunciaba que no podía seguir con AC/DC por motivos de salud a pesar de tener firmada una gira mundial: «Nuestros seguidores merecen que mi desempeño esté al más alto nivel, y si por alguna razón no puedo llegar a él decepcionaré a nuestros fans o avergonzaré a los otros miembros de AC/DC. Me gusta terminar todo lo que empiezo. En cualquier caso, los doctores me dejaron claro a mí y a mis compañeros que no tenían otra opción que dejar de actuar durante los próximos shows y posiblemente también los sucesivos. Fue el día más oscuro de mi carrera profesional», explicaba el vocalista.

La «maldición»

Comenzó a hablarse de «la maldición del cantante de AC/DC», una banda que eligió a Johnson como sustituto de Bon Scott, fallecido en 1980 tras una intoxicación etílica. Este episodio se añadió a otros dos igualmente lamentables, aunque por distintas razones: la marcha por demencia del guitarrista rítmico y compositor, Malcolm Young, y los problemas con la ley del batería Phil Rudd, acusado de instigar un homicidio y posesión y consumo de drogas.

Pero Angus Young, el magnífico guitarrista y figura carismática de la banda, decidió aplicar una de las grandes máximas del rock and roll: el show siempre debe continuar. Y más si se tiene por delante una hiperlucrativa gira por estadios ya firmada. Cuando todavía estaba fresco el «deceso» de Johnson, trascendió una reunión entre Young y Rose en Atlanta para sentar las bases del acuerdo. El antiguo cantante de Guns N’Roses, fanático de AC/DC desde su infancia, sería el sustituto de Johnson.

La noticia corrió como la pólvora, igual que las reacciones, amplificadas por ese altavoz de ruido bestial que son las redes sociales. También en el propio mundillo musical. Noel Gallagher, ex miembro de Oasis, declaró con cierta gracia: «Es como si Adele cantara con las Supremes». Y el siempre agudo Roger Daltrey, de The Who, opinó: «Axl Rose en AC/DC es como ver un karaoke».

Pero nada detuvo a Young. Tampoco a Rose. Los ensayos comenzaron y ya circulan grabaciones de cómo suena el grupo con el nuevo vocalista. Sin embargo, el desafío trasciende también de lo meramente musical. Durante su carrera, Johnson eligió el camino inverso y adquirió un enorme carisma precisamente por ir de antiestrella. Su pinta era la de un mecánico y en escena se daba mucha menos importancia de la que realmente tenía. Todo lo contrario es –o al menos era– el controvertido Axl Rose, quien se hizo tan famoso por su música como por sus extravagancias.

Caída y regreso

Poseedor de un insoportable carácter, vivió instalado en la cima entre 1987 y 1993. En esa época, no había una banda de rock duro más popular que Guns N’Roses. Vendían millones de discos y llenaban estadios bajo la dirección musical del guitarrista Slash y la figura visible de Axl Rose. Hedonistas, egocéntricos y por lo general poco inteligentes, los miembros del grupo decidieron vivir sin freno «el sueño del rock and roll» y adoptaron uno a uno cada cliché de las viejas superestrellas: lujos extravagantes, caprichos volcánicos, cocaína a paladas, peleas fuera de horas, televisores estrellados contra las piscinas de los hoteles, bañeras inundadas de vodka... En fin, todo y más. Al final llegó un momento en el que Slash y el cantante no se soportaron más y el castillo saltó por los aires. «Las complicaciones se convirtieron en una parte de la vida cotidiana de Guns N’Roses», reconocería el guitarrista Izzy Stradlin.

Axl Rose se entregó a un proyecto de grabación altamente paranoico que nunca acabó de cuajar del todo y poco a poco el mundo se llegó a olvidar de él. De vez en cuando alguna revista se encargaba de reavivar la llama de una nueva reunión del grupo y mientras el bello Axl comenzaba a abandonarse hasta convertirse en una especie de espejo cóncavo. Finalmente, en abril de este año, hubo una reunión de Guns N’Roses 23 años después, aunque todo parece quedar aparcado por la nueva aventura de Axl junto a AC/DC. La Cartuja podrá comprobar de primera mano si el combinado es refrescante o si todo apesta a rancio. Todo por el «módico» precio de 80 euros.

Sobrevivir al cantante

¿Qué hacer cuando te quedas sin vocalista? Al fin y al cabo, el cantante es siempre lo más visible de una banda. Queen lo intentó tras la muerte de Freddy Mercury, pero fueron intentos desastrosos. Igual con The Doors y la muerte de Jim Morrison o la Creedence Clearwater Revival tras la ruptura con John Fogerty. Fueron malos parches, aunque ya se sabe: hay que comer. O pagar el servicio de las mansiones. Veremos qué tal sale con Axl Rose (en la imagen, tras romperse un pie el mes pasado).