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Carlos Rivera: «Cuando actúo, pienso en las veces que me dijeron que no lo lograría»

Carlos Rivera: «Cuando actúo, pienso en las veces que me dijeron que no lo lograría»
Carlos Rivera: «Cuando actúo, pienso en las veces que me dijeron que no lo lograría»larazon

Más de un millón de personas vieron al mexicano en «El Rey León» en Madrid, pero él ya tenía una carrera musical que llega a España con «En vivo».

Muchos sólo le reconocerán con el maquillaje y vestuario de Simba, el personaje protagonista de «El Rey León», el musical de más éxito en España y en cuya piel se metió más de dos años. Sin embargo, Carlos Rivera tiene una carrera musical previa en México, donde es una celebridad, y donde ha publicado tres discos de estudio. Ahora presenta «En vivo», un trabajo grabado en directo ante miles de seguidores, para tratar de conquistar al público español. «De alguna manera me quería quedar aquí», asegura.

–En el disco usted canta muy bien, pero cantan más fuerte sus fans sin micrófono.

–(Risas). Bueno, es que quería que se viviera lo que fue ese día. Mi mejor colaboración no son los invitados, que son maravillosos, sino el público. Ellos son el mejor dueto.

–Si le dan un premio, lo tendrá que compartir.

–Ellos son la única razón de lo que hago.

–¿Cómo se acostumbra uno a recibir esa pasión?

–Es adictivo. Cuando era chico y dejaba la mochila soñaba con que alguien me quisiera escuchar. Cada vez quieres más y más.

–Seguro que eso está descrito como trastorno psiquiátrico. ¿Qué se siente?

–Recordaba lo que me costó llegar a ese lugar. Cantar en el Teatro Metropolitan es muy importante en México. El futuro pinta bien, pero yo pensaba en los momentos... Es algo que suelo hacer casi todas las noches, pienso en todas esas personas que me decían que nunca lo iba a lograr.

–¿Se encontró muchos agoreros?

–Yo nací en la provincia más pequeña de México y allí las oportunidades escasean para una profesión común, imagínate para una artística. Allí no hay vínculos con nada, es imposible conocer a alguien que te ayude. Mis papás son trabajadores que ni cantan ni tocan instrumentos. Pero yo soñaba con una carrera y no me imaginaba el camino tan largo que iba a costar. Tuve la suerte de entrar en la «Academia» en la televisión mexicana. Y así comenzó, pero para cualquier persona que viene de mi pueblito todas las posibilidades las tienes en contra.

–¿Cómo es la vida donde nació?

–Es un lugar muy normal. Yo estudiaba el bachillerato sin ganas y cantaba donde fuera. Eso era lo único que me emocionaba y nunca esperaba que me pagasen, sino que llegara una boda, una comunión o un cumpleaños, porque se volvían oportunidades para cantar que nunca rechazaba.

–¿Por qué quería ser cantante?

–Es que no lo sé. No te puedo ni siquiera mencionar muchos artistas. Veía la televisión, un concurso que era «Todos a cantar» de donde surgió Thalía y le pedí a mi mamá que me apuntase y ella me dijo que si estaba loco. Mi madre jamás fue la típica que te pone a cantar a tus tías o a tus abuelos o a quien sea. Nunca. Jamás. ¡Y yo quería que lo hiciera!

–¿Ni su madre le apoyaba?

–Como te digo, era tan imposible que ni mi familia me tomaba en serio. Hasta que me inscribí en el programa porque no les tenía que pedir permiso.

–Ellos dirían que estudiase.

–Claro, y se enojaban mucho por decirles lo que quería hacer. Hasta que un día le dije a mi madre: «Mira, esto no tiene remedio. Aunque te prometo traer el certificado de bachillerato». Y también le dije que iba a estudiar, pero canto.

–Insistencia y talento.

–Sí, talento hay mucho en el mundo, y sobresalir es difícil. Hay que poner disciplina. Eso marcó la diferencia en mi caso, no le encuentro otra explicación. «El rey León» fue también un poco de oportunidad, por una llamada que surgió por azar. Tuve que ir corriendo a Madrid y logré quedarme con el papel.

–¿Echa de menos a Simba?

–Son de esas cosas que esperas tanto que no importa cuánto tiempo lo hagas, todo te parece poco. Pero ahí viene otra de los regalos. Cuando pensaba que el ciclo de «El Rey León» había llegado al fin, lo estrenarán en México y me han llamado para hacer la función.

–Se va a encasillar.

–Mi corazón me lo exigía. ¿Quién lo iba a hacer? Tenía que ser yo.

–Su estilo musical, dejando al león de lado, es latino internacional.

–Trato de que lo sea: que sea internacional y algo español, mexicano, latino... me gusta que haya un poco de todo porque en todas partes aprendí algo.

–¿Por qué no todas sus canciones hablan de amor, pero a veces lo parece?

–Yo no me considero un cantante romántico. Eso te limita. Me gusta que el lenguaje haya amor pero no tiene por qué tratar de enamorados.

–Sabe que entre cantarle al amor y ser un cursi hay una línea delgada.

–Exacto, el romanticismo puede caer en lo cursi, pero el amor, no, porque el amor es amplio y universal.

–¿Y cómo se consigue emocionar y no parecer un llorica?

–(Risas) Eso también es una línea muy delgada, te lo aseguro. Me he tenido que aguantar mucho, y en alguna ocasión me vienen a la mente todo el camino y las puertas cerradas en la cara... Muchas veces pensé que nunca lo lograría... y si eres honesto, en esa situación, a veces se te cae la lágrima.

–Estará preparado para los tiempos más bajos.

–He pasado por todo. Volver a empezar, si es una carrera con bases sólidas, no me asustaría. Me he quitado el estigma, yo soy un cantante, no un producto de la tele. Soy un autor y un creador de historias. He conocido todos los niveles de una carrera que es una montaña rusa.