Crítica

Deslumbrante Lugansky

Crítica de clásica. Obras de Messiaen, Prokofiev y Berlioz. Piano: N. Lugansky. Director: D. Afkham. Temporada Orquesta y Coros Nacionales. Auditorio Nacional, Madrid. 23-IX-2016.

La Razón
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En este concierto inaugural ha brillado el pianista Nicolai Lugansky (Moscú, 1972), cuyo talento empezamos a descubrir tras los maravillosos fuegos de artificio de su descomunal mecanismo. Muestra ahora sentido de las proporciones, sonido muelle, buen «legato», técnica espléndida y tranquila actitud ante el teclado. Podríamos pedirle a veces, eso sí, un mayor calor, una expresión más cordial. Nos ha brindado en esta oportunidad una deslumbrante interpretación del «Concierto nº 2» de Sergei Prokofiev, partitura endiablada que pone a prueba desde el espirituoso comienzo en pianísimo el temple de cualquier instrumentista. Todo fue tocado por el pianista moscovita con precisión y seguridad, con una cadencia para quitar el hipo. Regaló la «Barcarola» (Junio) de «Las estaciones» de Chaikovski. La Nacional evidenció enseguida su mejor cara. Quizá no hubo en «Les Offrandes oubliées» el grado de matización tímbrica ideal, pero hemos de aplaudir la manera en la que Afkham logró que la música manara mansamente y que llegáramos a un final mágico, en «La Eucaristía». Versión rotunda e intensa de la «Sinfonía Fantástica» de Berlioz, no por completo equilibrada, pero bien pigmentada. Tras un inicio algo desdibujado, las líneas se fueron asentando. El director dio en todo instante protagonismo a los bajos del conjunto, particularmente en el «Akelarre» final, donde echamos de menos una mayor clarificación de los planos. El balanceo rítmico del «Vals» quedó bien subrayado. En la «Escena campestre» pudimos degustar algunas valiosas frases de los chelos y una magnífica prestación del clarinete. Robusta y decidida, la «Marcha al suplicio», donde Afkham desplegó sus fuerzas a toda presión.