Teatro Real

El final de Enrico Caruso

La Razón
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Enrico Caruso es un nombre mítico. Fue el primer tenor moderno en lograr vender un millón de discos, uno de los primeros en participar en películas. Su fama es tal que se rodó un filme sobre él –«El gran Caruso»–, protagonizado por Mario Lanza, que promovió muchas aficiones líricas. El mismo José Carreras ha confesado que su decisión de cantar se debió a esta película. Lucio Dalla le dedicó una canción que escribió en la misma habitación del Hotel Vesubio de Nápoles, donde Caruso murió muy joven, a los 48 años, cuando estaba en el pináculo de su carrera. Falleció por una serie de errores médicos tras fallarle su inconfundible voz de tintes baritonales. Fumador empedernido de cigarrillos egipcios y poco amante del ejercicio, empezó con una tos persistente en 1920, diagnosticada como una neuralgia intercostal. Al poco, en pleno «Elixir d’amore» en el Met, sangró por la boca. Los médicos dijeron que vino causado por una vena en la base de la lengua. Siguió cantando «Forza del destino» a pesar de los dolores que sentía en el pecho. Se cuenta, y así figura en el «El gran Caruso», que utilizó inhalaciones de éter para que sus cuerdas vocales aguantaran el estrés. El 25 de diciembre le diagnosticaron pleuresía y neumonía, efectuándosele una toracostomía y extrayéndosele gran cantidad de pus. En febrero de 1921 se repitió la operación ante su extrema gravedad, pero pareció recuperarse y viajó a Nápoles. Poco duró la alegría, pues tras una breve mejora volvieron los dolores y la fiebre. Se culpó entonces al riñón y el 2 de agosto falleció. Difícil saber a ciencia cierta cuál fue el mal de Caruso, aunque muy posiblemente se tratase de un cáncer de pulmón con final por sepsis. El caso es que, durante sus últimas semanas en el Met, se especuló mucho sobre sus problemas vocales, ya que esto era el reflejo externo más evidente. ¿Pudieron las inhalaciones de éter agravar el problema? Hoy no se les ocurre a los cantantes utilizarlo, pero sí cortisona. Son muchos los que lo hacen, aunque puede ocasionar problemas serios si se usa con continuidad. Uno de sus efectos, además de hinchar el cuerpo, son las posibles hemorragias. Muchas sopranos la usan al llegar a la menopausia como una forma de intentar evitar la bajada de un par de tonos en el registro. Algunos artistas han empleado también la cortisona como ayuda ante un cambio en la técnica vocal. Cuando ésta complica las cosas, el cantante debe guardar reposo vocal durante tres o cuatro meses y rezar para que la recuperación total sea posible. Nódulos, tumores, medicamentos mal recetados... son muchas las causas que pueden causar una pérdida vocal. Un reputado otorrino extranjero le comentó hace tres años a un buen amigo que un famoso tenor tenía un par de años más de los que declaraba y que la carrera de otro, hoy casi tan famoso, no iba a ser larga... Esperemos que se equivocase.